Micromachismo: Tips para identificarlo en tu empresa y erradicarlo
El michomachismo es una forma de violencia que se da en la vida cotidiana y que se ha normalizado, sin importar si se realiza de manera consciente o no.
Como mujeres estamos expuestas a experimentar situaciones de micromachismo en distintos ámbitos, incluidos los lugares de trabajo. Y es que no importa lo que hagas, ni en qué campo te desenvuelvas, este tipo de comportamientos están presentes en todos lados.
¿Qué es el micromachismo?
Probablemente has escuchado este término en más de una ocasión, pero es muy seguro que no reconozcas cómo se manifiesta está práctica. Pues bien, este concepto fue propuesto en 1990 por el psicoterapeuta español Luis Bonino, quien lo define como “aquellos comportamientos donde los hombres buscan reforzar su dominio sobre las mujeres”.
En este sentido, en la vida diaria podemos encontrarnos con mensajes de micromachismo como “el rosa es para las niñas”, “las mujeres no deben jugar futbol”, “los hombres y las mujeres no pueden ser amigos”, “las mujeres no deben cargar cosas pesadas”, entre muchos otros.
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Estos micromachismos no solo se dan en el núcleo familiar, también ocurren en los lugares de trabajo, donde no es extraño encontrarse con situaciones como las que se describen a continuación, en las que se minimiza o excluye la participación de las mujeres.
– Labores en función del género
Contrario a lo que se piensa, en la actualidad hay espacios de trabajo en los que las tareas se establecen en función del género, por ejemplo, algunas empresas mantienen la idea de que los cargos de finanzas, leyes u otros son exclusivos para los hombres, en tanto que las labores de asistentes son para mujeres.
– Menores salarios
Esta es otra de las situaciones a las que se enfrentan principalmente las mujeres, quienes por su condición de género son excluidas de los cargos de liderazgo o perciben un salario inferior que sus pares masculinos, sin importar que tengan la misma jerarquía y que realicen las mismas actividades.
– Tareas menos cualificadas
De igual manera, en algunos sectores, las mujeres son relegadas a desarrollar ciertas actividades, por considerar que tienen capacidades inferiores o que están menos preparadas en comparación a sus compañeros varones.
– Trato discriminatorio
Esto ocurre regularmente entre compañeros de trabajo que suelen utilizar frases discriminatorias para referirse a determinadas situaciones, por ejemplo, pueden llegar a expresar cosas como “te quejas como niña”, “pareces mujer, no aguantas nada”, entre otros; sin considerar que las mujeres somos incluso más valientes para afrontar situaciones de estrés o de crisis.
El problema de normalizar
Ahora bien, estos actos y comentarios son tan comunes que no los percibimos como algo malicioso, incluso se pueden llegar a considerar “normales” y lo más triste es que muchas veces son utilizados por las propias mujeres.
Por otra parte, estos comportamientos están profundamente arraigados en la cultura que resulta casi imposible de erradicar.
Sin embargo, en un contexto empresarial donde se promueven políticas de género e igualdad debemos ser conscientes y luchar contra estos comportamientos, solucionando las disparidades que se presentan tanto en los salarios como en las actividades laborales y permitiendo el acceso de las mujeres a puestos de trabajo mejor remunerados, mediante estrategias que impulsen su desarrollo profesional, empoderándolas en puestos de liderazgo y eliminando todas las formas de discriminación.
Sin duda falta mucho por avanzar, pero una forma de erradicar la desigualdad y la violencia laboral a la que millones de mujeres están expuestas todos los días, es evitando que este tipo de situaciones prevalezcan al interior de tu organización.
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