Desarrollan píldora para tratar la obesidad
La píldora está diseñada para llegar al estómago y vibrar durante 30 minutos, y liberar hormonas que indican la saciedad.
Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha desarrollado una píldora contra la obesidad, que al ingerirse estimula la liberación de las hormonas que crean la sensación de saciedad, lo que ayuda a comer menos.
Cuando comemos, el estómago envía señales al cerebro que dan una sensación de saciedad, que es un indicador de que debemos dejar de comer. El estómago también envía estos mensajes aunque esté lleno de agua, por eso se suele recomendar a las personas que están a dieta tomen vaso con agua antes de comer.
Aprovechando este mecanismo natural, los ingenieros del MIT han ideado una píldora que vibra en el estómago, y activa los mismos receptores de estiramiento que perciben cuando el estómago está distendido, creando una sensación ilusoria de saciedad.
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Principales hallazgos
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Cuando se administró esta píldora en animales 20 minutos antes de comer, el equipo descubrió que no sólo estimulaba la liberación de hormonas de la saciedad, sino que también reducía la ingesta de alimentos en aproximadamente un 40 por ciento.
Si las pruebas y ensayos posteriores demuestran que esta tecnología es segura en humanos, la píldora sería una forma mínimamente invasiva para tratar la obesidad, destacan los autores.
En este sentido, Shriya Srinivasan, profesor de bioingeniería en la Universidad de Harvard y autor principal del estudio publicado en Science Advances, explica “Para alguien que quiere perder peso o controlar su apetito, podría tomarse esta píldora antes de cada comida. Una opción que podría minimizar los efectos secundarios que vemos con los otros tratamientos farmacológicos”.
En un estudio con animales, los investigadores demostraron que cuando la píldora vibra, activa los mecanorreceptores, que envían señales al cerebro mediante la estimulación del nervio vago. Además los investigadores descubrieron que cuando el dispositivo vibraba, los patrones de liberación hormonal eran los mismos que los observados tras una comida, incluso aunque los animales no hubiesen comido.
Menor consumo de alimentos
También observaron que cuando la píldora se activaba durante unos 20 minutos antes de ofrecer comida a los animales, éstos consumen 40% menos alimento que cuando la píldora no estaba activada y de igual forma observaron que estos engordaron más lentamente durante los períodos en que fueron tratados con la píldora vibratoria.
Por su parte, Giovanni Traverso, profesor de ingeniería mecánica en el MIT y coautor del trabajo, destacó que “El cambio de comportamiento es profundo, y eso utilizando el sistema endógeno en lugar de cualquier terapéutica exógena. Tenemos la posibilidad de superar algunos de los retos y costos asociados a la administración de fármacos biológicos modulando el sistema nervioso entérico”.
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La versión actual de la píldora está diseñada para vibrar durante unos 30 minutos después de llegar al estómago, pero los investigadores planean adaptarla para que permanezca en el estómago más tiempo, incluso para que se encienda y apague de forma inalámbrica, según la necesidad.
Cabe mencionar que en los estudios con animales, las píldoras pasaron por el tubo digestivo cuatro o cinco días. Asimismo, estos no presentaron signos de obstrucción, perforación u otros efectos negativos.
Tratamiento contra la obesidad
Los investigadores creen que este tipo de píldoras podrían ser una alternativa a los métodos actuales de tratamiento de la obesidad, que no siempre funcionan y que son bastante invasivas y caras. De hecho, podrían fabricarse a un precio accesible para las personas que actualmente no acceden a opciones de tratamiento por ser más caras.
Los investigadores planean ahora explorar nuevas formas de ampliar la fabricación de la pildora, lo que podría permitir ensayos clínicos en humanos.
Tales estudios serían importantes para garantizar la seguridad de los dispositivos, así como para determinar el mejor momento para ingerir la cápsula y la frecuencia con que habría que administrarse.