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Sembrando discordia

by El Consejero

La relación entre México, Canadá y los Estados Unidos ha sido históricamente compleja, marcada por la cooperación y la interdependencia económica. Sin embargo, en los últimos años, especialmente durante la presidencia de Donald Trump, hemos sido testigos de un aumento en las tensiones y divisiones que amenazan la colaboración y la unidad que han caracterizado a Norteamérica. Las declaraciones y amenazas públicas de Trump han jugado un papel crucial en esta dinámica.

Desde el inicio de su campaña presidencial, Trump adoptó un tono beligerante hacia México, acusándolo de ser responsable de la criminalidad y el tráfico de drogas en Estados Unidos. Su retórica, que a menudo incluía comentarios despectivos hacia los mexicanos, no solo dañó las relaciones diplomáticas, sino que también alimentó un ambiente de xenofobia y desconfianza. La promesa de construir un muro en la frontera, además, simbolizó una política de exclusión que ha resonado negativamente tanto en México como en las comunidades de migrantes en Estados Unidos. Esta postura contribuyó a la percepción de México como un enemigo en lugar de un socio.

En cuanto a Canadá, la relación también sufrió tensiones bajo el liderazgo de Trump. Su crítica constante al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que finalmente se renegoció como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), había sembrado incertidumbre en la comunidad empresarial y en los mercados. Las amenazas arancelarias contra productos canadienses evidenciaron una falta de respeto hacia un aliado y socio comercial vital. Tal comportamiento no sólo deterioró la confianza entre las naciones, sino que también planteó serios desafíos a la economía regional.

La retórica divisiva de Trump ha tenido implicaciones que van más allá de la política. Ha cultivado un sentimiento de nacionalismo que, si bien puede haber resonado con una parte de la población estadounidense, ha alienado a dos de sus vecinos más cercanos. El espectro de la división se ha manifestado en la forma en que los países abordan el comercio, la seguridad y la cooperación en temas globales como el cambio climático. La polarización creada durante su mandato dejó cicatrices que requieren esfuerzos significativos para sanar.

Es un hecho que cualquier líder influye en la narrativa y en el clima social y político que lo rodea. La era de Trump no ha terminado, y ha demostrado que las palabras pueden tener un impacto profundo, no sólo en la opinión pública, sino en las relaciones internacionales. A medida que avanzamos hacia el futuro, es fundamental que los líderes políticos, tanto en Estados Unidos como en México y Canadá, busquen la reconciliación y el entendimiento mutuo para reparar las divisiones causadas por un enfoque que priorizó la confrontación sobre la colaboración.

La confrontación entre los presidentes y los pueblos de México y Canadá, solamente dejará heridas que se encontrarán en los anales de la historia más allá de una realidad histórica. Es vergonzoso que ambos, Claudia Sheinbaum y Justin Trudeau, ambos expertos políticos, han caído en su juego y confirmado que el estilo provocador de Trump da resultados maliciosos, más allá de efectivos.

Invertir en bienes raíces: ¿corazón o números?

En un país donde la estabilidad económica puede parecer un sueño esquivo, los bienes raíces se alzan como un faro de certeza para los inversionistas. Sin embargo, más allá del glamour de una propiedad en Paseo de la Reforma o el prestigio de un metro cuadrado bien cotizado, el reciente webinar de University Tower dejó algo muy claro: invertir en bienes raíces no es solo cuestión de corazón, sino de números fríos y bien calculados.

Moris Dieck, Enrique Téllez y Emilio García ofrecieron una masterclass en matemáticas financieras aplicadas al sector inmobiliario. Hablaron de los cinco indicadores que todo inversionista —desde el más novato hasta el más experimentado— debe dominar. Entre ellos, destacan conceptos como el CAP rate (rendimiento de la propiedad), el ROI (retorno de inversión) y la emblemática Regla del 72, que traduce años en duplicar capital como si se tratara de magia financiera.

Lo interesante fue el enfoque híbrido que ofrecieron sobre los bienes raíces: no son sólo un activo tangible que da seguridad, sino una combinación estratégica de renta fija y renta variable. Mientras la renta fija genera ingresos predecibles, como los contratos de arrendamiento, la renta variable ofrece el potencial de plusvalía a largo plazo, dependiendo de factores como ubicación y dinámica de mercado.

Y aquí surge una verdad incómoda: México, con todo y su volatilidad económica, ha sido testigo de la consistencia del sector inmobiliario en los últimos 20 años, particularmente en la Ciudad de México. Sin embargo, no todo es brillo. ¿Qué pasa con quienes invierten sin un análisis financiero sólido? Aquí es donde los indicadores como el CAP rate y la TIR se convierten en aliados indispensables para evitar decisiones impulsivas. Porque en un mercado donde las cifras sí hablan, invertir sin estrategia es jugar a la ruleta rusa con el capital.

En un país donde muchos todavía ven los bienes raíces como un “resguardo emocional”, este tipo de ejercicios analíticos nos invitan a replantear la narrativa. Porque al final, invertir en un inmueble no debería ser sólo una decisión de corazón, sino una apuesta informada que combine visión estratégica, disciplina financiera y un profundo entendimiento de los números. El mercado inmobiliario mexicano tiene oportunidades únicas, pero la clave está en reconocer que, como todo en la vida, el éxito se construye ladrillo por ladrillo, pero con calculadora en mano.

Yoon Suk Yeol y la crisis constitucional en Corea del Sur

En una acción propia de un desquiciado, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, hizo una aparición televisiva en cadena nacional para anunciar la puesta en marcha de la “ley marcial de emergencia”, una norma que aplica únicamente en el supuesto de una agresión militar, o en caso de fuertes disturbios que pusieran en riesgo la estabilidad del país.

Su justificación habría causado la risa de más de uno de sus conciudadanos si no se hubiera desplegado un operativo militar propio de los años 80s, el periodo más oscuro de los gobernantes autoritarios coreanos. En fin, a Yoon Suk se le hizo fácil culpar a la oposición, que hoy domina el Congreso, de estar alineada con los intereses norcoreanos, nada más lejos de la realidad.

El palacio legislativo fue completamente rodeado por los militares quienes inicialmente impidieron el paso a los diputados que terminaron por coordinarse para votar en contra de la ley marcial, hablamos de 190 de de los 300 que componen la Cámara.

En medio de las protestas de la gente, las fuerzas armadas quedaron atrapadas entre dos fuegos. Aunque el presidente la la Asamblea Nacional, Woo Won-Shik, ya notificó el resultado de la votación al mandatario, este no da señales de echarse para atrás en una clara violación a la constitución de la nación asiática.

Lejos de tratarse de una amenaza inminente del gobierno de Pyongyang, quedó al descubierto la estrategia mal planeada de Yoon para deshacerse de un Congreso dominado por la oposición que, entre otras cosas, se ha negado a aprobar su presupuesto y ha clamado por el despido de fiscales afines a un mandatario que, en el choque de fuerzas, no sólo quedó desacreditado sino que se encuentra en medio del aislamiento luego que su propio partido (que desconocía sus intenciones) lo abandonara a su suerte.

Para la anécdota: Yoon Suk Yeoy, mostró sus primeros signos de locura hará cosa de mes y medio cuando trascendió que luego de ocho años habría vuelto a retomar su afición al golf buscando congraciarse con Donald Trump en el momento de un futuro encuentro, aún sin programar.

Así las cosas esperemos que en las próximas horas se disipe este fallido intento de golpe de Estado institucional y que regrese la calma al país.

Los retos laborales de la discapacidad

Ayer se conmemoró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, con el objetivo de promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad y el desarrollo. De acuerdo a cifras del INEGI, cerca de 6.2 millones de personas en México tienen algún tipo de discapacidad, lo que representa el 4.9 % de la población total del país.

En el plano laboral se han registrado avances, en algunos casos con políticas inclusivas y hasta de cuotas, lo cual incluye obviamente contar con instalaciones adecuadas, considerando que la dificultad más reportada entre las personas con discapacidad es caminar o subir/bajar escaleras, afectando al 40.3 %.

En el Termómetro Laboral de esta semana elaborado por OCC, la bolsa de trabajo en línea, 6 de cada 10 encuestados coincidieron en que las políticas laborales han avanzado para promover un entorno inclusivo para las personas con discapacidad, pero todavía hay limitaciones; 22 % dijo que no ha percibido avances; 11 % mencionó que las políticas laborales han evolucionado mucho y 4 % desconoce el tema.

Y sobre cuál consideran que es el mayor desafío que enfrentan las personas con discapacidad en el entorno laboral, casi la mitad (48 %) señaló la falta de inclusión hacia los profesionales con discapacidad en los procesos de selección; 23 % mencionó la falta de accesibilidad laboral para las personas con discapacidad; 22% los estigmas sociales y un 7% destacó que la falta de desarrollo y formación representa un obstáculo significativo.

A lo anterior cabría decir que un reto no excluye a los otros, pues precisamente la falta de oportunidades laborales y de desarrollo para personas con discapacidad pueden deberse a falta de accesibilidad y prejuicios, por lo que cabría valorar incentivos e incluso opciones legales de inclusión, para abrir espacios para quienes están en esta condición, con todas las variantes que implica.

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