El ambiente de trabajo ideal sería contar con un buen jefe que motive al equipo, sea empático, no haga reuniones innecesarias de 3 horas e incluso tenga el plan de trabajo diario bien estructurado. Sin embargo, últimamente se ha debatido mucho sobre los jefes tóxicos. Más allá de que el jefe de una oficina tenga mal carácter o sea muy estricto, los jefes tóxicos abusan de su poder, son clasistas, roban ideas, sabotean el trabajo de los subordinados, son autoritarios y no aceptan las sugerencias y opiniones de su equipo de trabajo; son controladores, mentirosos e incompetentes.
Alina Arroyo García, psicóloga con especialidad en Tecnologías Aplicadas a la Educación explica lo que es un jefe tóxico: “es aquel que no sabe ser líder, que nada más manda, no sabe involucrarse con las necesidades de su empresa o para la que labora y obviamente ni de sus colaboradores, es un jefe que está pensando en su propio beneficio”.
Un jefe tóxico no sabe cómo lidiar con los conflictos y las malas noticias, responderán con ira y ataques verbales, “olvidan que están trabajando con personas, piensan que trabajan con máquinas que están programadas para ejercer diferentes actividades en el horario que tengan”, detalla la especialista.
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Cuando un jefe no respeta los horarios de trabajo o de comida, controla el tiempo que sus empleados tardan en el baño, satura con información y tareas, no aporta ideas y solo se dedica a exigir, genera estrés y ansiedad en su equipo. Por eso, es fundamental establecer límites claros.
“Tuve una jefa que nos vigilaba constantemente, incluso cronometraba cuánto tiempo tardábamos en el baño. Era muy desconfiada y quería saber todo lo que estábamos haciendo en cada momento”, cuenta Ana Luisa Soria, instructora de calidad, para Mundo Ejecutivo. A lo largo de su carrera, Ana Luisa se ha enfrentado a varios jefes tóxicos. “Tuve otra jefa que era abusiva: infundía miedo, amenazaba y nos utilizaba para asuntos personales, como cuidar a sus hijos. También era muy desconfiada y nos mandaba vigilar. No sabía nada del área y nos dirigía sin metas ni objetivos claros”, relata.
Si quieres tener una buena relación con tu jefe, necesitas mejorar la comunicación y que haya más retroalimentación sobre los temas laborales. El objetivo no es ser amigo de tu jefe ni agradarle, sino poder expresar lo que piensas y sientes acerca de su actitud.
“Un jefe tóxico no nace, se hace”
Cuando surge una queja, a nivel Recursos Humanos, se aplica la encuesta 360 grados, que consiste en recopilar información aportada por diferentes personas que forman parte del entorno laboral del individuo a evaluar. “Un jefe tóxico no nace, se hace. Gracias a las regulaciones como la NOM 035 y NOM 036, en México, y todo lo que se está haciendo a nivel legal, hace que el colaborador se sienta bien y tranquilo en su lugar de trabajo”, detalla la especialista.
“Cuando un jefe tóxico da resultados, a pesar de tener un clima laboral horrible o una forma de trabajo que no va con la empresa, pero da resultados, regularmente los superiores no hacen caso”, comenta Alina Arroyo.