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Donald Trump en Mundo Ejecutivo: Para ganar la competencia tienes que equivocarte

Por: Mundo Ejecutivo 10 Oct 2024
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Artículo escrito por Victoria García, coach empresarial con amplia experiencia en expansión y escalamiento acelerado en empresas

Algo que he notado en Estados Unidos es el nivel de competencia. Es una competencia feroz, impulsada por un entorno con gran oferta, donde la innovación y la mejora continua son la norma. Las personas, y por ende las organizaciones y empresas, están en un ciclo constante de superación y búsqueda de excelencia, algo que los clientes ya esperan y que permite que solo los más audaces prosperen. Esta cultura de alta exigencia es alimentada por un mercado pujante que busca destacar por encima de los demás. Una de las explicaciones para esta mentalidad y hambre por el éxito es la ausencia de miedo a las equivocaciones.

En Latinoamérica, hemos crecido con una cultura donde los errores deben evitarse a toda costa. Cometer errores significa una carga emocional y social, ya que puede acarrear reclamos, sentimientos abrumadores e incluso pérdida de participación en el proyecto en el que se está. La aversión al error trae muchas consecuencias que afectan tanto a las personas como a las empresas.

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Evitar cometer errores no solo nos mantiene en un espacio que consideramos seguro, sino que también tiene consecuencias negativas en la búsqueda de nuestro progreso. Las personas y las organizaciones se vuelven menos innovadoras, más inclinadas a seguir órdenes en lugar de asumir riesgos, y menos responsables de sus actos y decisiones. Este comportamiento conservador puede parecer seguro a primera vista, pero reduce la competitividad de las personas y las empresas, afectando finalmente a la economía y a los mercados. Cuando el miedo al error domina, se estanca el crecimiento, cayendo en la trampa de la mediocridad al mantenerse en lo conocido y cómodo, evitando riesgos y, al mismo tiempo, los resultados deseados.

Jim Collins, en su libro “Good to Great”, nos comenta que las empresas que se estancan en su comodidad pierden su capacidad para crecer y competir. La empresa limita su exposición a los riesgos y, por ende, su capacidad de aprender de los errores, alimentando la mediocridad que, a su vez, desalienta la experimentación y el aprendizaje, impidiendo la innovación y el progreso.

Quizás reconozcas algunos o todos los nombres de la siguiente lista:

Estos jugadores de béisbol están entre los 19 mejores bateadores de home runs de todos los tiempos. Pero lo que quizás no sabes es que también están en el top 1% de los líderes en strikes. En cada swing fallido y en cada ponche, no solo tomaban esto como una lección aprendida, sino como un escalón que los acercaba a su meta. Debemos notar que en el béisbol el éxito no se mide por evitar los strikes, sino por las carreras anotadas. De manera similar, en los negocios y en la vida, no se mide por los errores que cometemos, sino por llegar a la meta que queremos. Al entender que los errores son una parte natural del proceso, podemos liberarnos del miedo a fallar y centrarnos en lo que realmente importa: intentar, aprender y avanzar.

Así como en el béisbol, los jugadores se enfocan en las carreras anotadas y no en los errores cometidos, nosotros podemos enfocarnos en maximizar nuestras oportunidades de éxito al estar dispuestos a intentar y fallar muchas veces. Al tomar esta decisión, las acciones se vuelven más audaces, buscando innovación, que, a través de riesgos calculados, permite crecimiento y avance.

Todo está en tu mentalidad

Carol Dweck, una reconocida psicóloga, realizó varios experimentos para entender cómo la mentalidad y percepción de los errores afectan nuestras acciones y logros en la vida. Dweck descubrió que los individuos que tienden a evitar desafíos por miedo a fallar y a no ser vistos como inteligentes, ven afectada su capacidad para resolver problemas. En cambio, aquellos que valoran el crecimiento que proviene de intentar, aunque haya errores, logran un mayor éxito. Ella denominó a la mentalidad de los primeros como mentalidad fija y a la de los segundos como mentalidad de crecimiento.

La mentalidad fija es aquella en la que se cree que nuestras habilidades y talentos son innatos e inmutables. Estas personas temen fracasar y que otros piensen que no son lo suficientemente buenos. Por su parte, tener la mentalidad de crecimiento significa creer que nuestras habilidades y talentos se pueden desarrollar con esfuerzo, aprendizaje y persistencia. Consideran que los errores son parte del aprendizaje y los acercan al éxito.

Las empresas deben crecer; de lo contrario, caerán en un ciclo de mediocridad. El crecimiento requiere una búsqueda voraz de mejora, innovación y solución, tanto internamente como para los clientes. La única manera de innovar correctamente es liberarse del miedo al error y cambiar nuestra relación con él, desarrollando una mentalidad de crecimiento.

En Estados Unidos, donde los consumidores esperan excelencia e innovación constante, la única manera de dominar el mercado es estar dispuesto a transformarse a uno mismo y a la organización. Al igual que los beisbolistas con su mentalidad de crecimiento, se requiere estar dispuesto a cometer más errores que los demás con tal de aprender y acercarse al éxito deseado. Recordemos la frase del poeta Virgilio: “La fortuna favorece a los audaces.” Si quieres tener la fortuna de tu lado, debes dejar de enfocarte en los strikes y mantener tu mirada fija en las carreras anotadas.

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