En defensa de la democracia

Será este domingo cuando miles de mexicanos se concentren en la plancha del Zócalo para manifestarse en defensa de la democracia, un sistema político que se percibe amenazado a tres meses y medio de que se realicen las elecciones generales.

Hay que decir que no se trata de un movimiento a favor de ninguna fuerza política, incluso los organizadores han solicitado a los participantes vestir de blanco o de rosa evitando los colores de algún partido o consignas a candidatos para evitar así distorsionar el propósito de la movilización.

Para los organizadores es indispensable que el presidente López Obrador mantenga las manos fuera del proceso electoral y la misma exigencia corre para los gobernadores y funcionarios provenientes de Morena, quienes desde sus respectivas posiciones han estado haciendo campaña a favor de los candidatos del oficialismo. De la misma manera se cuestiona que se estén usando los programas sociales de manera clientelar y exigen al Instituto Nacional Electoral (INE) que en los spots promocionales de los partidos políticos se aclare que estos son un derecho constitucional y no un beneficio otorgado por el jefe del Ejecutivo.

Los temores están más que justificados. Claramente el presidente ha utilizado su conferencia matutina para incidir en el proceso electoral, primero abriendo ese espacio para que se destaparan los aspirantes de su partido a sucederlo; fijando la plataforma electoral de Claudia Sheinbaum; y más aún haciendo un llamado al voto por diputados y senadores de Morena para así alcanzar las dos terceras partes necesarias para torcer la Constitución a favor de sus iniciativas una de las cuales, por cierto, pretende modificar la ley electoral desapareciendo las bancas plurinominales para de esta manera beneficiar al oficialismo dejando sin representación a las fuerzas minoritarias.

Hay que decirlo, en muchos sectores se anticipa lo que podría llegar a ser una elección de Estado, lo que haría retroceder a nuestro país a esa época oscura en donde un solo partido imponía su voluntad, un gobierno estatista con una ausencia total de los valores democráticos. Algo que terminaría por socavar el esfuerzo de varias generaciones de mexicanos que lucharon por construir un futuro diferente y que hoy nos permite elegir libremente, independientemente de la camiseta que llevemos puesta, a quien queremos que nos gobierne.

La democracia es mucho más que obtener el mayor número de votos, son muchos los ejemplos de países en donde los ciudadanos acudieron masivamente a las urnas, con elecciones legitimas pero que al final eligieron a la persona equivocada, no sólo por su ineficiencia para resolver las problemas de la población que representan, sino para socavar, muchas veces de manera violenta pero otras modificando las leyes, el sistema que finalmente los llevó al poder.

Es importante tomar una posición cualesquiera que sea nuestra filiación política. Para el que quiera ir, la cita es en el Zócalo el domingo 18 de febrero a las 10 de la mañana.

¿No hay crisis de agua?

Para el presidente López Obrador su gobierno no enfrenta ningún tipo de crisis. Si él considera que no la hay en materia de seguridad, menos en cuanto a abasto de agua. En lugar de llamar al racionamiento del líquido ante la noticia de que las presas que componen el Sistema Cutzamala tienen un nivel de almacenamiento del 38.7% -dato de la propia Conagua-, y la constante escasez de agua en la Ciudad de México y el Estado de México, el presidente López Obrador anunció que se están perforando pozos en la zona del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y se buscará traer agua del estado de Hidalgo, específicamente del Valle del Mezquital.

Sorprenden las declaraciones, pues antes de construirse el aeropuerto la región ya adolecía de estrés hídrico, dado su crecimiento poblacional e industrial. Con datos de la Conagua de hace seis años, los cuatro acuíferos de Hidalgo están sobreexplotados, entre ellos el de Cuautitlán-Pachuca -que también abastece al AIFA-, y el de Huichapan-Tecozautla, este último en el Valle del Mezquital. En el caso del acuífero Cuautitlán-Pachuca, es el más afectado, por cubrir Pachuca y Tizayuca, los municipios más urbanizados e industrializados de Hidalgo, además de parte de los municipios mexiquienses del norte de la Zona Metropolitana de Ciudad de México. 

En el caso del Valle del Mezquital, hay conflictos por el agua desde hace por lo menos 60 años. Si la agricultura y la industria han prosperado en la región no ha sido porque abunde el líquido, sino por el sistema de riego que se construyó para llevar las aguas negras de la Ciudad de México, el cual cuenta con la cuarta planta tratadora de aguas más grande del mundo, la de Atotonilco de Tula, la cual también ha registrado bajas en sus volúmenes de agua tratada.

En el mejor de los casos, si es que se están perforando los pozos o existe otro acuífero en el Valle del Mezquital como presume el presidente, no se tiene la infraestructura para traer el agua ni de Zumpango o Tecámac, y menos de Hidalgo, a menos que se tenga que ir a acarrearla con cubetas. Pero lo importante para el presidente es que todo va bien, no hay crisis, ni desafíos ni amenazas, aunque la realidad y las instituciones de su propio gobierno tengan otros datos.