La prudencia indica que tendríamos que empezar a preocuparnos por lo que habrá de ocurrir el próximo año, una vez que el nuevo presidente o presidenta hayan tomado posesión de su cargo, independientemente del color de su bandera.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) dio a conocer que la próxima administración tendrá un escaso margen de maniobra, toda vez que su predecesora dejará prácticamente el presupuesto etiquetado para cumplir con los compromisos contraídos con su electorado en materia de programas sociales pero también en lo referente a sus obras faraónicas que requerirán de más tiempo para concluirse.
Lo cierto es que hoy por hoy nadie sabe de donde saldrá el dinero. Durante el sexenio foxista se hablaba de que la cobija era pequeña y que no alcanzaba para todo; el obradorismo cambio a una narrativa en donde la abundancia era absoluta, en la cual todos los problemas económicos del país se resolverían con los ahorros producto de la lucha contra la corrupción y los bienes recuperados por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Al final, todo se trató de un espejismo o una mentira fraguada con el
propósito de proyectar a una Cuarta Transformación que nunca existió.
La salud financiera del sector público, la eficiencia recaudatoria y la no contratación de deuda resultaron también un engaño que se prolongó durante los últimos casi seis años, un embuste en el que prefirió creer la mayoría del pueblo sabio, para no tener que pensar de donde provenían las “becas” que estaba recibiendo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador está nervioso, sólo él sabe lo que se encuentra oculto en el tinglado, perder la elección podría abrir una caja similar a la de pandora, una caja que pondría al descubierto que más de uno mintió, robó y traicionó, y no precisamente a su líder, sino a la patria en su conjunto.
No hay forma que el presupuesto alcance, según el CEESP, si bien se contempla que los ingresos dentro del sector público se habrán elevado en términos reales 9.6% a lo largo del sexenio, también es cierto que se han reportado mayores gastos poniendo en un serio desbalance el presupuesto de 2024.
Durante este año se destinaron prácticamente 4 billones 385 mil millones de pesos a la política social, casi la mitad del presupuesto total del gobierno federal. Es una realidad que el próximo año habrá de elevarse esta cifra aunque aún se desconoce en que porcentaje. Para enfrentar tales cargas no quedan más que dos caminos, mayor endeudamiento o reforma fiscal, y nadie quiere hablar de impuestos en temporadas
electorales.
Como todo en este sexenio lo político privó sobre la planeación, se ofrecieron una serie de apoyos económicos para reducir las desigualdades, sin embargo por decreto se privilegió la universalidad de estos dándoles un giro electoral a un costo extremadamente alto para la nación con una distribución de recursos que estuvo dominada por la opacidad, y en esto ya no habrá marcha a tras porque ya fue plasmado en la constitución. Ya nos gastamos lo que no teníamos y a las futuras generaciones les habrá de tocar pagar, porque en esta vida, en esta vida nada es gratis.
Delgado y el “Rey del huachicol”
Ya soltando el resto para el último debate presidencial, Xóchitl Gálvez acusó a Mario Delgado de estar siendo investigado por agencias estadounidenses debido a su relación con Sergio Carmona en 2019, por tráfico de gasolina de Estados Unidos a México sin pagar impuestos.
La historia tiene un par de años, de cuando fue asesinado Sergio Carmona Angulo en noviembre de 2021 en San Pedro Garza García, Nuevo León. El abogado y empresario era señalado de tener el control de las aduanas del noreste del país para traficar gasolina de Estados Unidos a México, y que habría patrocinado a políticos del PAN en Tamaulipas y luego de Morena, entre ellos a su presidente nacional.
Según notas y columnas periodísticas publicadas posteriores al asesinato, apenas unas semanas antes, el PRD denunció ante la FGR los nexos entre Carmona y políticos de Morena. Las versiones no confirmadas, dicen que Sergio Carmona ya había tenido contactos con FBI y la DEA, con miras a hacerse testigo protegido y que, con su asesinato, su hermano Julio César habría sido quien se integró al programa. No se sabe más del tema.
Entre que exista o no la investigación, el presidente López Obrador ya dijo que será Delgado quien lo aclare, y éste ha dicho que pedirá información a Estados Unidos al respecto. Difícilmente habrá un pronunciamiento oficial sobre la existencia de la indagatoria. Lo cierto es que, a estas alturas del proceso, si Estados Unidos quisiera influir en la elección de nuestro país con filtrar alguna acusación contra Mario Delgado u otras que se dicen, ya lo hubiera hecho.
Lo más probable es que, a lo mucho, haya un pronunciamiento nada comprometedor del embajador Ken Salazar o de algún vocero del Departamento de Estado, para dejar que el proceso siga su curso. Esto no tiene por qué dejar tranquilos a Mario Delgado o a Claudia Sheinbaum. Por el contrario, queda la expectativa de que la carta se juegue después de la elección, de ganar Morena, y de cuál sea el futuro de Delgado en el nuevo gobierno.
Síguenos en Google Noticias para mantenerte enterado