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La terna para ministra de Suprema Corte

por El Consejero
Suprema Corte

Después de la reforma judicial de 1994, en la que Ernesto Zedillo redujo de 26 a 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y él mismo ratificó o designó a los once, ahora Andrés Manuel López Obrador será junto con Felipe Calderón de los dos presidentes que más ministros han nombrado, con un total de cinco. Les siguen Vicente Fox con cuatro, y Enrique Peña Nieto con tres. 

No lo ha dicho, pero muy probablemente Felipe Calderón se arrepintió de haber propuesto a Arturo Zaldívar como ministro quien, ya terminado el sexenio del panista, ha presumido su independencia con la anécdota de que el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, le pidió cambiar el sentido del proyecto de sentencia sobre el incendio de la Guardería ABC, a lo que se negó. 

Al parecer tampoco los presidentes escarmientan en cabeza ajena. López Obrador ha reiterado que eligió mal en dos ocasiones, al resultarle “conservadores” Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara Carrancá, es decir, no han votado o no han presentado proyectos al gusto del presidente. Para su fortuna, Arturo Zaldívar se guardó su independencia, le compensó y actuó como el más lopezobradorista en la Suprema Corte.

El presidente lo último que quiere es que le recomienden excelentes juristas y de criterio propio, lo que desea es que no le pateen el pesebre. De ahí que se mencionen los nombres de las consejeras de la Judicatura Federal, Eva Verónica de Gyvés Zárate y Celia Maya García, ambas ya nominadas con anterioridad para el cargo de ministra por el propio AMLO. También está la consejera Jurídica de la Presidencia, María Estela Ríos González.

Por lo menos desde hace más de 15 años, diferentes actores y grupos han presionado para que sea designada ministra Ana Laura Magaloni Kerpel. En 2019, cuando a AMLO todavía le fallaba el tino, la académica -de quien se dice como si fuera razón suficiente, es cercana a Claudia Sheinbaum-, estuvo en la terna donde resultó elegida Ríos Farjat, la cual era la favorita del presidente. Luego pasó lo que pasó con Ríos Farjat y González Alcántara, y el tabasqueño ya no corrió riesgos y no la volvió a incluir en la terna donde resultó Loretta Ortiz. Y todo indica que Magaloni no estará en la terna para relevar a Zaldívar. López Obrador no quiere equivocarse tres veces.

Ya no hay tiempo, el cambio climático nos alcanzó

Más allá de los estragos causados por el huracán “Otis” que dejan una zona devastada emparejada a una crisis humanitaria que tardará años resolverse, subyace un problema de proporciones catastróficas para la supervivencia no sólo de la especie humana sino de la vida misma en el planeta.

Los efectos del calentamiento global son cada vez más visibles. Otis es un muy buen ejemplo de cómo estos cambios están ocurriendo ante nuestros ojos sin que los gobiernos estén invirtiendo más recursos para evitar un desenlace que podría resultar fatal. El hecho de que Otis elevara su nivel en apenas doce horas, de ser una tormenta tropical a transformarse en un huracán de categoría 5, habla de que las condiciones ambientales se modificaron drásticamente y que cada vez será más difícil prever el impacto que los fenómenos naturales tendrán en las sociedades.

Las señales se están presentando en todos los ámbitos, basta revisar las páginas de cualquier diario o echar un vistazo a internet, para darse cuenta de que el daño ambiental esta creciendo de manera exponencial. Apenas el jueves la organización científica Climate Central (CC), reveló que entre noviembre de 2022 y octubre de 2023 se registraron las temperaturas más altas de los últimos 125 mil años en el planeta. Para hacernos una idea, nunca antes desde que el hombre empezó a organizarse en comunidades se había sentido tanto calor, señala el estudio. En este último año el 99% de la población, casi 8 mil millones de personas, estuvimos expuestas a temperaturas superiores a lo normal.

Las señales del impacto del cambio climático ya empiezan a reflejar sus fatales consecuencias entre los seres humanos. El miércoles pasado una investigación publicada por Environment International reveló que estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalan que una de cada tres muertes por cáncer de piel no melanomatoso son provocadas por la exposición al sol, lo que podría empezar a convertirse en un problema de salud pública, entre los trabajadores que realizan sus actividades al aire libre, particularmente en el sector agrícola.

Pero el problema no sólo estaría impactando en el sector laboral. Cientos de miles de personas que se están desplazando de sus lugares de origen por los propios efectos del cambio climático como son la deforestación, la sequía y la devastación provocada por otro tipo de meteoros como los propios huracanes, sin dejar de lado los factores económicos y políticos, se están exponiendo durante sus largos trayectos a los rayos de sol, lo que los convierte en potenciales víctimas del cáncer de piel.

No son las mejores noticias, sin embargo, tal vez nos ayuden a reflexionar sobre el cambio de actitud que debemos tener si queremos que nuestros hijos y nietos, ya ni siquiera más allá, tengan un futuro. Se trata de un trabajo sí en lo personal, pero también de presión a las autoridades para que hagan algo más que firmar acuerdos vacuos que no llevan a nada, pero sobre todo que los hagan responsables de las consecuencias de su inacción, que no volvamos a escuchar un: “cuando yo estaba escribiendo esto, pensé en decirlo más fuerte, o sea, viene cañón, o sea, algo así, pero dije: no, con eso basta”.

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