Llueve mucho, ¿ya no nos preocupamos por el agua?
Llegó la temporada de lluvias y huracanes y pareciera que con ello se fueron las preocupaciones sobre la sequía y escasez de agua, particularmente en […]
Llegó la temporada de lluvias y huracanes y pareciera que con ello se fueron las preocupaciones sobre la sequía y escasez de agua, particularmente en el Valle de México. El famoso “Día Cero” anunciado por la Conagua pasó desapercibido -fue el pasado 26 de junio-, ¿lo cual entonces quiere decir que el agua sigue siendo suficiente?
Nada más lejano a ello. Las abundantes lluvias en varias regiones del país no han caído de manera uniforme y, en el caso específico de las cuencas del Valle de México y del Cutzamala, las lluvias no han sido regulares. Al pasado 12 de agosto, el sistema Cutzamala sólo almacenaba un 36.8% de su capacidad útil, comparado con el almacenamiento histórico del 64.8% a esa fecha.
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Fernando González Villarreal, coordinador técnico de la Red del Agua de la UNAM, y Felipe Arreguín Cortés, ambos miembros del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), elaboraron un estudio en el que señalan que la sobreexplotación de los acuíferos que abastecen a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México ha alcanzado niveles críticos, provocando no sólo escasez de agua, sino hundimientos en el suelo que ponen en riesgo la estabilidad de infraestructura esencial de todo tipo.
Además de la baja captación del líquido del sistema Cutzamala, el documento identifica algunas causas de la crisis hídrica en la región: la ubicación geográfica, el cambio climático, la falta de inversión y mantenimiento en infraestructura hídrica; el crecimiento urbano e industrial que ha sustituido a tierras agrícolas; así como el tratamiento inadecuado e insuficiente del agua contaminada.
Los especialistas de la también conocida como la Casa de la Ingeniería Civil, concluyen en su informe sobre la necesidad de crear un Sistema de Gestión Integral del Agua para la Cuenca del Valle de México, que incluya políticas, programas y acciones diseñadas para enfrentar los retos técnicos, administrativos, financieros, ambientales y sociales que afectan al sistema hídrico regional.
Asimismo, los expertos resaltaron la necesidad de fortalecer las estructuras institucionales, los recursos financieros y el marco jurídico para asegurar una planificación y coordinación efectivas en la región, asegurando que sólo mediante un esfuerzo conjunto y coordinado se podrá garantizar la seguridad hídrica a largo plazo en el Valle de México y en todo el país.
AMLO: Ahora contra las OSCs
Tras una campaña de seis años de denostación y a escasas semanas de dejar la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador anunció que ya está escribiendo el acta de defunción de muchas de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs) que se verán imposibilitadas de seguir subsistiendo de limitarse las fuentes de financiamiento de las que hoy se nutren.
En la forma, el mandatario aduce que estas agrupaciones, que han sido fundamentales en la defensa de los derechos civiles, humanos, búsqueda de desaparecidos entre muchas otras, se benefician con recursos del Estado para llevar campañas en contra de los intereses de la mayoría de los mexicanos, pero en el fondo vuelve subyacer el rencor presidencial por todos aquella disidencia crítica de su gobierno que se ha negado a someterse incondicionalmente a cada uno de sus caprichos.
En su ira, el presidente no alcanza a vislumbrar el impacto que la medida tendrá en perjuicio justamente de quienes dice defender, los grupos más vulnerables y que por décadas han sido los olvidados del Estado como son las mujeres, los niños, los indígenas, los discapacitados. Las organizaciones no gubernamentales se sostienen a partir de donativos deducibles de impuestos, si esta condición llegara a desaparecer por instrucciones del ejecutivo, porque en la próxima legislatura sus deseos serán órdenes, entonces atestiguaríamos una extinción en masa de estos defensores que actúan, o deberían, en completa autonomía del Estado.
Datos oficiales señalan que en nuestro país existen más de 48 mil organizaciones de la sociedad civil; solo una quinta parte de ellas son donatarias autorizadas. De acuerdo al Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) el valor del trabajo de estas agrupaciones equivale al 1.48% del producto interno bruto al tiempo de señalar que por cada peso que deja de recibir el erario las organizaciones lo multiplican 7 veces y media y lo invierten socialmente.
La narrativa es muy clara desde inicios del sexenio, al presidente no le gusta que lo fiscalicen, de ahí su desprecio también por los organismos autónomos. Actúa de manera despótica invocando una autoridad moral que él mismo se otorgó; no son los pobres el fin de sus políticas sino el medio para conseguir sus objetivos que giran en torno a perpetuar a la llamada Cuarta Transformación a cualquier costo, aplastando en el camino, de ser posible, a sus llamados adversarios.
En su conferencia matutina del miércoles, López Obrador volvió a apuntar sus baterías hacia Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), señalándola por haber recibido a lo largo del sexenio 96 millones de pesos por parte del gobierno de Estados Unidos lo que no es un delito. Lo que sí viola la ley es hacer pública la información reservada de los contribuyentes. Más tarde, MCCI revelaría que en lo que va del sexenio ha sido agraviada desde el pulpito presidencial 265 veces.
Todavía habrá que esperar para ver cómo viene una iniciativa que, como la platicó, representaría un nuevo golpe para todos aquellos organismos que pugnan por su independencia del poder totalitario.