En la actualidad, la transformación digital se ha convertido en un imperativo para las empresas que desean mantenerse competitivas en un entorno empresarial dinámico y en constante evolución.
La adopción de herramientas para la transformación organizacional no solo permite a las empresas optimizar sus procesos y mejorar la eficiencia operativa, sino que también fomenta una cultura de innovación y adaptación.
“La cultura organizacional es lo más sólido que tiene una empresa, es su corazón. Y ese corazón, evidentemente, cuanto más sólido es, más permite a los empleados o los colaboradores, a los equipos directivos, saber cuál es el propósito de una empresa. Y el propósito es lo que los mueve como seres humanos. Sin embargo, esa cultura, que normalmente se ha desarrollado después de varias generaciones, sobre todo en empresas tradicionales, es también lo más difícil de modificar”, comentó para Mundo Ejecutivo María de Gonzalo, CEO de SmartPulse Consulting.
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Adaptación y transformación digital
En el contexto de la transformación digital actual, es crucial que las empresas adapten su cultura para poder evolucionar; de lo contrario, corren el riesgo de no sobrevivir.
Un dato revelador es que el 40% de las empresas que formaban parte de la lista Fortune 500 en el año 2000 ya no existen, no porque hayan perdido su propósito o mercado, sino porque no lograron transformarse adecuadamente.
Por ello, la capacidad de adaptación y cambio radica en gran medida en la cultura organizacional y en la mentalidad de sus colaboradores.
Para la CEO, las empresas son conscientes de que la cultura que funcionaba hace 10 o 15 años ya no es efectiva. Aunque reconocen la necesidad de transformarse, muchas no saben cómo llevar a cabo este cambio, ya que la cultura es el núcleo de la organización. Al igual que un ser humano no puede vivir sin su corazón, una empresa necesita un “trasplante” cultural para seguir adelante.
“El cambio cultural no es una cosa que hago una vez y ya queda hecha. Es algo que tiene que ser constante, cada vez con más agilidad, con más rapidez, porque el crecimiento exponencial al que estamos sometidos los seres humanos hoy en día, producto de la digitalización, no deja lugar a quedarse ni un momento atrás, ni un momento estancados”, señaló María de Gonzalo.
Desde sus inicios, SmartPulse Consulting ha tenido como objetivo principal apoyar a las empresas en áreas específicas, valiéndose de la amplia experiencia de sus socios, quienes poseen un alto nivel de seniority.
“Nosotros lo que buscamos es ser mucho más que consultoría, es ser agentes de transformación que involucremos profundamente a toda la organización para ayudarles a pasar de la teoría a la acción”, puntualizó la entrevistada.
La clave: transformación digital estratégica
“Una transformación digital sin una transformación cultural es una absorción de tecnología que no se va a aprovechar de forma óptima”, dijo la entrevistada. Por ello, debe ir de la mano de tres elementos esenciales:
- Liderazgo comprometido: los líderes de la organización son los primeros que tienen que saber que depende de ellos el cambio exitoso, porque ellos son los que ponen los valores de la compañía y las formas de trabajo.
- Visión estratégica clara: la tecnología debe ser vista como una herramienta, no como un fin en sí mismo. Las organizaciones necesitan un propósito claro que guíe su transformación.
- Un equipo preparado: es fundamental que los colaboradores estén capacitados y dispuestos a adaptarse a las nuevas necesidades. Esto incluye romper el miedo y la inercia de “siempre se ha hecho así”. La flexibilidad y la adaptabilidad son claves en todas las instancias.
Índice de Madurez Digital
En SmartPulse el enfoque en el diagnóstico para identificar los “dolores” de una empresa se basa en generar resultados medibles que impacten directamente en la cuenta de resultados.
Para ello, desarrollaron un Índice de Madurez Digital (Digital Maturity Index, DMI), único en el mercado, que mide las capacidades de los colaboradores en tres áreas clave: estrategia, trabajo colaborativo y uso de herramientas de digitalización.
Los servicios de SmartPulse, enfocado en el sector financiero, tiene tres diferenciadores clave: la especialización en competencias digitales, medios de pago y loyalty; en segundo lugar la metodología que se basa en la ejecución práctica, además de un clúster de profesores especialistas, altamente capacitados para entregar el conocimiento en formatos síncronos, asíncronos y presenciales; y la flexibilidad y adaptación con los clientes, pues todos sus proyectos son únicos y tailor made.