El crecimiento del comercio mundial sufrirá un desaceleración en 2023, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El OMC prevé que para el segundo semestre del 2022, el rendimiento del comercio mundial perderá impulso. Esta cantidad se traduce en volúmenes de la mercantilización global de mercancías con un crecimiento del 3.5 por ciento, durante el año en curso. Lo anterior, representa un ligero aumento respecto al 3.0 por ciento previsto en abril.
La tendencia tomará un curso a la baja para el 2023, año en el que se pronóstica un aumento del 1.0 por ciento. La cifra preliminar contrasta con las predicciones previas, mismas que determinaban una alza comercial global del 3.4 por ciento.
Por otro lado, el PIB mundial a tipos de cambio del mercado aumentará en un 2.8 por ciento en 2022 y un 2.3 por ciento en 2023.
Durante el segundo trimestre, la exportaciones e importaciones manifestaron caídas, sobre todo en la Comunidad de Estados Independientes (CEI), donde registraron una disminución intertrimestral del 10.4 y el 21.7 por ciento, respectivamente.
Según información de la OMC, en agosto los precios de la energía tuvieron un aumento interanual del 78 por ciento, mientras que en los alimentos incrementaron un 11 por ciento.
En contraste, la economía del Medio Oriente podría registrar el mayor crecimiento del volumen de comercio en 2022. Las cifras apuntan a un 14.6 por ciento, en términos de exportaciones, y el 11.1 por ciento sobre las importaciones.
¿A qué se debe el pronóstico de desaceleración del comercio mundial para el 2023?
La Organización explica su estadística a partir de “la difícil coyuntura que atraviesa la economía mundial“. En su análisis considera al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos y la lucha contra el COVID-19 que persiste en China, a la cual se adhieren perturbaciones en la producción y la débil demanda externa que sufre el país asiático.
Finalmente, se perfila una inseguridad alimentaria mundial y sobreendeudamiento de los países en desarrollo. Dicha situación se presentaría como una consecuencia al aumento del valor de las importaciones de combustible, alimentos y abonos.