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Ley Federal del Emprendedor: Armando Zúñiga Salinas, presidente de Coparmex CDMX, revela los detalles sobre el proyecto

by Armando Tovar

Los emprendedores en México llevan años navegando en la incertidumbre. Tras la desaparición del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), el ecosistema tuvo que encontrar formas para mantenerse competitivo.

 Sin embargo, la pandemia y la falta de apoyos agravaron la situación de millones de pequeñas y medianas empresas (pymes) ocasionando que algunas incluso desaparecieran y otras se enfrentaran a múltiples desafíos para subsistir, a pesar de que el 42 por ciento del PIB nacional es impulsado por estos negocios.

Frente a esta situación, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), capítulo Ciudad de México, ha puesto sobre la mesa la creación de la primera Ley Federal del Emprendedor, con el objetivo de impulsar y facilitar la generación de negocios en el país, además de abrir oportunidades para los jóvenes empresarios. 

Armando Zúñiga Salinas, presidente de Coparmex CDMX, ha trabajado de cerca en la esquematización de dicho proyecto legal y asegura que la Ley surgió como una inquietud para motivar a la trascendencia de los proyectos académicos que tienen el potencial de convertirse en empresas.

“Es un proyecto que salió de nuestra comisión de empresarios jóvenes que ha trabajado con las universidades. Actualmente tenemos 10 capítulos universitarios donde se está impulsando el hacer emprendedores a los jóvenes, por medio de los proyectos que hacen en sus universidades”, asegura en entrevista. 

Para llevar al siguiente nivel esas ideas y rebasar las estadísticas en las que “de 100 proyectos que se emprenden, solamente son exitosos 1 o 2”, el dirigente de Coparmex CDMX enfatiza en brindar “capacitación en varias disciplinas como contabilidad, administración y comercialización”, para que “por lo menos siga adelante el 25 por ciento de ellos”.

Capacitación empresarial y estímulos fiscales, prioridad de la Ley

Aunque las pymes generan siete de cada 10 empleos en México se enfrentan a múltiples desafíos, como la falta de financiamiento o capacitación, situación que les impide profesionalizarse y extender su periodo de vida y permanencia en el mercado. 

De acuerdo con cifras del Inegi, aproximadamente 65 por ciento de esta clase de unidades empresariales muere antes de cumplir cinco años.

Pero las carencias en la impartición de los conocimientos fundamentales representan solo la mitad del planteamiento del problema. También es fundamental la búsqueda de incentivos económicos que soporten la materialización de sus ideas. 

El líder de Coparmex en la capital mexicana considera que otro punto importante es la parte fiscal. “Ya vimos que en Perú los proyectos que se emprenden, al principio, tienen el incentivo fiscal de una condonación de impuestos para poder sobrevivir”, agrega. 

En este contexto surge la Ley Federal del Emprendedor, la cual tiene como eje de acción el apoyo al emprendimiento para la creación de empleos, sobre todo para aquellos talentos que buscan su inserción al mundo laboral. 

De igual forma se buscará el aumento en la manutención de las empresas, mediante la capacitación empresarial, la facilitación de estímulos fiscales y el acceso a los créditos para el crecimiento.

Por consiguiente, la propuesta tiene como objetivo principal a las pymes, que representan el 99.8 por ciento de los 4.9 millones de establecimientos del sector privado y paraestatal registrados en los Censos Económicos de 2019.

La urgencia en la implementación de una legislación para los emprendedores emergentes se acentúa frente a las cifras del Inegi sobre la evolución de los establecimientos. En 2021 la tasa de defunción de estos negocios fue de 32.61 por ciento, en contraste con la de nacimiento que se ubicó en 24.44 por ciento

La Ley Federal del Emprendedor no pretende sustituir al Inadem

Los estragos de la pandemia de COVID-19 representaron una de las causas principales en el deceso de los negocios en crecimiento. Pero también intervino la falta de mecanismos de protección para los más vulnerables de la actividad industrial. 

En este sentido, resuena la ausencia del Inadem, organismo creado en 2013 por decreto presidencial y que desapareció en abril del 2019 por decisión de la actual administración federal.

Armando Zúñiga asegura que la Ley no busca ser un sustituto del instituto pues se optará por un “borrón y cuenta nueva” en materia de protección empresarial. Lo que sí es que se tratará del establecimiento de un marco que cobije las necesidades de los emprendedores, de acuerdo con las exigencias regionales de la industria mexicana, con un enfoque de innovación y desarrollo tecnológico.

Todo esto se nutrirá de un monitoreo internacional sobre las oportunidades mercantiles del extranjero. A través de ello, se motivará a las pymes para incursionar en la exportación de sus productos.

Adicionalmente, se promoverá la creación del Consejo Nacional para el Emprendimiento y la Innovación, “de donde se pueda derivar la capacitación y el apoyo”.

Además, en palabras del también líder de ASUME y Grupo IPS, se buscarán oportunidades para que puedan participar las universidades, tanto públicas como privadas. Que se incluya en los planes de estudio la parte del emprendimiento. “Hasta ahora vemos que la educación está enfocada a formar a los estudiantes como empleados de una empresa; les hace falta fortalecer el espíritu de emprender”, añade.

Para reforzar el potencial de la Ley y catalizar su ingreso a evaluaciones, la Coparmex CDMX ha establecido alianzas estratégicas con centros empresariales a nivel nacional. Entre las organizaciones que se han sumado se encuentran la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE).

A pesar de lo polémico que llegó a ser el Inadem por su manejo, lo cierto que es que convirtió en un aliado para miles de emprendedores mexicanos.

Desde su creación, la asignación de recursos fue limitada, lo que agravó su existencia con el paso de los años. 

En 2013, el monto asignado ascendió a 7 mil 291 millones de pesos, cifra que se incrementó un año después a 10 mil 088 millones. Sin embargo, a partir de 2015 la transferencia de recursos se fue en picada; para ese año se destinaron 9 mil 188 mdp, con base en datos de la Secretaría de Hacienda.

De 86 mil 898 mipymes atendidas en 2015, la meta de atención estimada para el ejercicio 2016 se redujo a 70 mil. 

Para 2016 el presupuesto del Inadem fue de 8 mil 112 millones, en tanto que en 2017 el desplome fue a los 4 mil 116 millones, y en 2018 la cifra ascendió a 4 mil 137 millones. 

En 2019, el último año de su operación, se le destinaron apenas mil millones de pesos, con lo que se dejaron de respaldar cientos proyectos de emprendimiento. 

Un anteproyecto con visión de futuro

Zúñiga Salinas añade con entusiasmo que existe “una coincidencia de parte de la cúpula empresarial y de todas las facciones parlamentarias”, misma que ha hecho posible la organización de un primer evento en la Cámara de Diputados, donde hubo alrededor de 100 emprendedores, provenientes de lugares como la ONU y de todos los organismos.

En la actualidad, la Ley Federal del Emprendedor se encuentra en la etapa del anteproyecto, en un consenso con los regentes empresariales. A pesar de su posición primitiva, el presidente de Coparmex CDMX asegura que cuenta con el respaldo de Juanita Guerra Mena, diputada involucrada en la Comisión de Economía. Por lo tanto, se prevé que se efectúe el envío del designio a la Cámara de Diputados durante el periodo de sesiones en curso, perteneciente a la LXV Legislatura

El presidente de Coparmex CDMX remarca que están siendo cautelosos para que los requerimientos iniciales de la nueva Ley no generen sorpresas con las disposiciones presupuestales del gobierno federal, frente a las afectaciones de la inflación y una posible recesión económica en 2023.

Los efectos de la iniciativa, en caso de proceder, ofrecerían resultados en un mediano y largo plazo. Armando Zúñiga se muestra optimista hacia el futuro y espera que esta Ley ofrezca un nuevo marco legal que respalde a los negocios existentes y a los emprendedores que se están formando en las universidades.

“Esperamos que de tres a cinco años empiecen a generarse las empresas. Incluso regionalmente que se comience a detonar lo que se necesita, ya sea agroindustria, tecnología automotriz o innovación. En fin, ir aterrizando en los sectores que tienen grandes posibilidades de crecimiento, aprovechando el T-MEC y las oportunidades que hay en otros países”.

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