La oportunidad del cobalto
El 85% del cobalto extraído en el mundo es utilizado en la fabricación de baterías y el 34% del empleado a nivel mundial en 2021 fue para la industria automotriz eléctrica, la cual ya es su principal consumidora.
El 85% del cobalto extraído en el mundo es utilizado en la fabricación de baterías y el 34% del empleado a nivel mundial en 2021 fue para la industria automotriz eléctrica, la cual ya es su principal consumidora, de acuerdo al Cobalt Institute, una asociación con sede en Reino Unido. La República Democrática del Congo es el principal país productor y cubre más del 50% de la demanda mundial de cobalto.
En México sólo hay minas con producción de cobalto en Colima y Sinaloa, pero con prospectos en Baja California Sur (el estado con el mayor número de concesiones mineras para ese elemento), Sonora, Coahuila y San Luis Potosí. La cercanía con Estados Unidos y en especial con California, el estado más poblado de la Unión Americana con la mayor cantidad de vehículos eléctricos, abre oportunidades que vale la pena explorar con el cobalto u otros metales como el níquel tanto como la alta expectativa que se tiene del litio.
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Trafigura, firma suiza líder del mercado de comercialización de materias primas a nivel mundial, y EVelution Energy, compañía estadounidense de procesamiento de materiales para baterías, firmaron un memorándum de entendimiento para apoyar el desarrollo de una planta de procesamiento de sulfato de cobalto para baterías, la cual entrará en operaciones a fines de 2023.
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Se trata de la primera planta de procesamiento de cobalto para baterías, neutra en carbono y alimentada totalmente por energía solar en Estados Unidos. Se ubicará en Yuma, Arizona, la ciudad más soleada del país y cercana a California.
Según el memorando de entendimiento, Trafigura suministrará de materias primas a EVelution y le ayudará con la comercialización de su producción de sulfato de cobalto y sulfato de níquel, apoyando el desarrollo de una cadena de suministro de baterías para vehículos eléctricos y la electrificación de la flota automotriz de Estados Unidos.
Con una capacidad esperada de 7 mil toneladas de cobalto anuales, la planta de Yuma podrá satisfacer 40% de la demanda de cobalto doméstica de Estados Unidos para la producción de vehículos eléctricos.
Como parte de la amplia gama de oportunidades del nearshoring, plantas con estándares similares de energías limpias podrían establecerse en México dirigidas al mercado de vehículos eléctricos estadounidenses, operando con producción local de cobalto u otros metales, o incluso importándolos.
La reforma electoral y la amenaza oscurantista
Por si no hubiéramos perdido la capacidad de asombro, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dio a conocer este domingo una recomendación por demás inquietante. En su texto, la CNDH, que por su naturaleza tendría que ser un órgano autónomo del Ejecutivo, sin ningún reparo se lanza a defender la iniciativa en materia electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que se encuentra a discusión en el Congreso.
En lo que más que una recomendación parece un panfleto, el máximo organismo en la defensa de los derechos humanos llama a los legisladores y las legisladoras a poner fin a las prebendas de los funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE); a modificar los procedimientos para la elección de consejeros; y diseñar los mecanismos para facilitar las consultas populares. Con su publicación, la titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, violó la Carta Magna, ya que constitucionalmente la Comisión está impedida de intervenir en temas electorales.
Pero nada en la 4T es producto del azar: la “manzana envenenada” sembrada desde la CNDH no es más que otra de las bolas ensalivadas, lanzadas desde el montículo de Palacio Nacional, que van en línea con los objetivos del presidente para saldar una deuda que considera el órgano electoral tiene con él; una herida que no ha dejado de sangrar desde 2006 y que no dejará cicatrizar hasta ver que del INE no quede ni el nombre.
En su conferencia matutina lo hizo más que patente al utilizar como pretexto el proceso electoral del domingo en Brasil, en donde Inacio Lula da Silva se alzó con la victoria por un escaso margen.
Está claro, el presidente quiere un órgano electoral a modo al que incluso ya bautizó como Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), quiere el control de las credenciales de elector, el manejo de los consejeros, el regreso a esos tiempos en donde el PRI era dueño y señor de las votaciones, claro, ahora bajo la tutela de la 4T.
Nunca antes los avances democráticos en nuestro país estuvieron tan amenazados con un peligro aún mayor que la militarización del país, que como sea, tiene fecha de caducidad.
Las modificaciones a la ley electoral podrían conducirnos a un nuevo periodo oscurantista en donde el Maximato volviera a prevalecer sobre la voluntad popular, algo no muy diferente a lo que ocurre en algunos gobiernos autoritarios, siempre invocando a un hipotético pueblo que ni se ve ni se toca, pero que sirve a los intereses del mandatario en turno para eternizarse en el poder más allá de que siga detentando el cargo.
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Que no se nos olvide, la iniciativa que se encuentra hoy en el Congreso es sobre la reforma electoral de López Obrador, no la reforma del pueblo de carne y hueso, como quisiera hacer parecer el mandatario para su validación. Sin embargo, no deja de causar alarma cuando el presidente habla de democracia porque en sus palabras se refleja una velada amenaza: si prevalece el INE y los resultados electorales en el 2024 no son favorables a sus intereses podría desconocer la elección y ahí si nos habríamos metido en un garlito.