Malas noticias para la economía mundial
Si bien se prevé que la inflación global toque techo hacia finales de año, se calcula que en 8.8%, el FMI vislumbra una contracción de la economía.
Posiblemente los pronósticos de una posible recesión en 2023 no lleguen a concretarse, pero esto no significa que una buena parte de la humanidad la vaya a pasar muy mal el próximo año.
Los datos revelados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) son poco más que lapidarios; dentro de sus proyecciones, en el mejor de los mundos, el crecimiento mundial se habrá de desplomar hasta 2.7%, pero si las cosas van mal en peor, y en este renglón la probabilidad es de 25%, el crecimiento podría caer por debajo de 2%.
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Las circunstancias siguen siendo prácticamente las mismas desde febrero, cuando Rusia invadió a Ucrania, desatando el alza en el costo de los energéticos, elevando el precio de los fertilizantes y agudizando los efectos de la ruptura de suministros derivados de la pandemia de covid-19.
Si bien se prevé que la inflación global toque techo hacia finales de año, se calcula que en 8.8%, el FMI vislumbra una contracción de la economía en los países emergentes y un estancamiento en los grandes protagonistas.
En lo individual, Estados Unidos ha controlado su proceso inflacionario elevando las tasas de interés sin embargo está medida, que ha fortalecido al dólar, está poniendo en riesgo a la economía mundial llevando al límite a las naciones más pobres, quienes cargan con el peso de una deuda en moneda estadounidense. Ya la Organización de las Naciones Unidas advirtió de este peligro que podría inducir una recesión generalizada con profundos impactos entre los más necesitados.
Un mal signo es que la economía de China también se muestra débil con una previsión a la baja de 3.2%, malas noticias porque habla de que aún no se han superado los efectos de la pandemia y que la cadena de suministros seguirá interrumpida en muchos puntos teniendo un efecto pernicioso en la actividad mundial.
En México tampoco se anticipan buenos tiempos, el FMI prevé un tibio crecimiento de 2.1% mientras que un reporte publicado por BBVA señala que durante el tercer trimestre del año la inflación alcanzó 8.7% y se espera que sea hasta el primer trimestre del ‘23 que está empiece a mostrar signos más claros de desaceleración.
Es difícil de prever el alcance que tendrá el conflicto bélico derivado de la invasión de Rusia a Ucrania, pero por lo pronto está haciendo estragos en una economía mundial que milagrosamente no ha caído aún en recesión, pero que ya se encuentra en un proceso que irreversible terminará por arrastrarnos a todos.
La guerra contra el invierno
A escasas semanas de que inicie el invierno los países europeos que se sumaron al boicot contra Rusia, y que dependen de sus combustibles, habrán de sentir las represalias provenientes de Moscú. Como un adelanto desde el V Foro Internacional “Semana Rusa de la Energía” el presidente Vladimir Putin les recordó que su prosperidad de las últimas décadas se ha debido en gran medida a la cooperación con su gobierno y que su rechazo habrá de alcanzarlos de una manera negativa.
Un invierno extremadamente frío o prolongado derivaría en el racionamiento en el gas y en subsecuentes apagones, además de elevar los costos en los energéticos arrastrando a México, en un efecto dominó, hacia una espiral negativa en donde la imposibilidad de la hacienda pública para seguir financiando el precio de los combustibles podría llevar el costo de la gasolina a un nivel superior a los $ 30.00 por litro.
Con un escenario de fracasos ocurridos en el frente de batalla frente Ucrania, la apuesta de Putin es ahorcar a una Europa que cruza los dedos para que este no se aun invierno particularmente crudo como los ocurridos en 2011 o 2018. Se conoce que sus reservas se encuentran 90% de su capacidad y después de un verano en donde se presentaron temperaturas récord el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio vaticina un invierno cálido con riesgos de olas en gélidas en noviembre y diciembre, pero cualquier cosa podría pasar.
Serán días aciagos con un fuerte estrés para los ciudadanos de la región europea, no sólo en lo económico sino en lo sicológico. El gobierno finlandés pidió a sus habitantes comprar tabletas de yoduro de potasio que previene la absorción de yodo radioactivo a través de la tiroides. Las pastillas se agotaron en unas cuantas horas.