Moody’s cambia la perspectiva de México de estable a negativa; Hacienda asegura que la calificación crediticia no implica una baja
Moody’s cambia la perspectiva de la deuda mexicana a negativa, pero ratifica su calificación en Baa2. La estabilidad económica se mantiene.
Este jueves 14 de noviembre de 2024, la agencia crediticia Moody’s anunció que mantiene la calificación de la deuda soberana de México a largo plazo en moneda extranjera en Baa2, aunque ajustó su perspectiva de estable a negativa. Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, esta decisión no implica una rebaja inmediata, sino un enfoque precautorio basado en posibles riesgos percibidos.
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Moody’s: motivos del ajuste en la perspectiva
Moody’s explicó que la modificación responde a rigideces en el gasto público, desafíos en la consolidación fiscal y la posibilidad de un cambio institucional que afecte el clima de negocios. Sin embargo, es importante destacar que la agencia no disponía de la información completa sobre el presupuesto de 2025 ni de las políticas fiscales propuestas por la Secretaría de Hacienda, las cuales se presentarán al Congreso de la Unión.
A pesar del cambio en la perspectiva, Moody’s reafirmó la calificación Baa2 debido a la fortaleza de las políticas fiscales y monetarias implementadas por el Gobierno de México, que han mantenido la estabilidad macroeconómica. Además, entre los factores destacados por la agencia se encuentran:
- Diversificación económica.
- Crecimiento sostenido.
- Tipo de cambio flexible.
- Sistema bancario resiliente.
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Estos elementos fortalecen la capacidad del país para absorber choques externos y preservar la estabilidad económica.
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Impacto positivo del nearshoring
Moody’s reconoció también el impacto favorable de las nuevas inversiones derivadas del nearshoring, impulsado por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Además, estas inversiones no solo refuerzan la posición estratégica de México en el comercio global, sino que también ofrecen un importante potencial de crecimiento económico.
La deuda soberana de México mantiene un atractivo sólido en los mercados internacionales, gracias a su perfil resiliente frente a la volatilidad financiera. Por otro lado, el país cuenta con amortiguadores fiscales que mitigan los posibles riesgos globales, reforzando el compromiso de la Secretaría de Hacienda con una gestión prudente de las finanzas públicas.