En el sector financiero mexicano, Nu Financiera ha emergido como una de las Sofipos de mayor crecimiento. Sin embargo, detrás de su expansión se esconde una estructura frágil, con problemas de solvencia, morosidad elevada y una falta de supervisión rigurosa por parte de la CNBV.
A pesar de que su activo total pasó de 23,580 mdp en diciembre de 2022 a 94,605 mdp en noviembre de 2024, con un crecimiento del 150% anual, su cartera de crédito solo creció en 6,039 mdp (22% anual), lo que refleja problemas en su modelo de colocación. Más alarmante aún, su índice de morosidad (IMORA) se sitúa en 20.9%, es decir, por cada peso prestado, casi 21 centavos no se recuperan.
El impacto de esta mala calidad de activos ha sido contundente. Desde su transformación en Sofipo, Nu ha registrado créditos incobrables por 7,419 mdp, lo que la ha obligado a constituir estimaciones preventivas por 7,702 mdp. Este deterioro, junto con altos costos de captación y publicidad, ha resultado en pérdidas netas de $1,148 mdp en 2023 y $1,848 mdp hasta noviembre de 2024, con un ROE negativo de 20.5% y un ROA negativo de 2.6%.
Un modelo en deterioro y un regulador pasivo
El modelo de negocio de Nu no es autosustentable y ha provocado una pérdida acelerada de capital. En solo dos años, ha reducido su capital en $5,175 mdp, lo que equivale a más de una tercera parte de su patrimonio. Su índice de capitalización se desplomó de 872.6% en 2022 a 245.1% en 2024, lo que deja en evidencia su incapacidad para sostenerse sin inyecciones de capital externas.
A pesar de estas señales de alerta, la CNBV, bajo la supervisión de Ana Laura Hernández Flores, no ha tomado medidas contundentes. Durante las inspecciones, no se ha permitido acceso directo a la documentación clave de captación y crédito, lo que genera un preocupante velo de opacidad sobre su situación real.
Además, Nu ha aprovechado una brecha regulatoria con su esquema de captación de “cajitas”, que le permite evitar los controles de transacciones por encima de 30,000 UDIS, lo que podría representar un riesgo en materia de lavado de dinero.
¿De Sofipo a Banco? Un riesgo sistémico
A pesar de estas deficiencias, Nu Financiera busca convertirse en banco, lo que expondría a un mayor número de ahorradores a su modelo financiero aún inmaduro. Para ello, debería cumplir con requisitos más estrictos, como:
- Una inyección de capital de al menos $5,000 mdp para fortalecer su solvencia.
- Mejoras en su modelo de originación de crédito para reducir su alta morosidad.
- Un sistema de control interno y gobernanza corporativa más robusto.
- Mayor transparencia financiera y supervisión más rigurosa.
Sin embargo, hasta ahora, la CNBV no ha exigido estos ajustes de manera estricta, dejando abierta la posibilidad de que una entidad con problemas estructurales obtenga una licencia bancaria sin haber corregido sus debilidades.
El caso de Nu Financiera es una advertencia de los riesgos que genera un crecimiento acelerado sin fundamentos sólidos. Su alto nivel de morosidad, la pérdida constante de capital y la falta de un modelo de negocio autosustentable representan un peligro para los ahorradores y la estabilidad del sistema financiero.
La CNBV y Ana Laura Hernández Flores tienen la responsabilidad de actuar con firmeza antes de que este problema se convierta en una crisis. Si Nu obtiene una licencia bancaria sin las correcciones necesarias, el impacto podría ser significativo no solo para sus clientes, sino para todo el ecosistema financiero.
La pregunta es: ¿el regulador corregirá el rumbo o esperará a que el problema sea inminente
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