En un país vulnerable a huracanes, terremotos e inundaciones, el rol de las aseguradoras se vuelve fundamental para mitigar los impactos de los desastres naturales. Las instituciones, además de actuar como un respaldo financiero, también juegan un papel en la reconstrucción de comunidades. Las aseguradoras en México se preparan para estos eventos, enfrentando diversos desafíos mientras la tecnología transforma su respuesta ante catástrofes.
Al 3t2024, el sector asegurador y afianzador tuvo un crecimiento anual de 11.6%. este avance se debió a los productos de vida, gastos médicos y autos: cnsf
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Cuando ocurre un desastre natural, las aseguradoras activan protocolos diseñados para responder a las demandas de los asegurados. Según Carlos Jiménez Palacios, director de Daños y Automóviles de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), “las condiciones de un desastre suelen ser muy distintas a las de un siniestro ordinario. El sector tiene que activar su plan de atención de catástrofes para afrontar situaciones difíciles, como carreteras dañadas y falta de energía”.
La rapidez con la que las aseguradoras ajustan los daños es clave para el proceso de indemnización, permitiendo a los afectados recuperar lo perdido en el menor tiempo posible, señaló.
Esta respuesta se articula en colaboración con otras instituciones y el gobierno, asegurando que la ayuda llegue rápidamente a las zonas más afectadas. Mónica Estrada Neiszer, secretaria del Consejo Directivo Nacional de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (AMASFAC), resaltó que “las compañías de seguros siempre responden de forma activa a los contratos realizados con los clientes, haciendo incluso excepciones como la eliminación de deducibles para favorecer a los afectados”.
IMPACTO FINANCIERO Y PREPARACIÓN DEL SECTOR
Los desastres naturales tienen un fuerte impacto en las finanzas del sector asegurador. El huracán Otis, por ejemplo, generó pérdidas aseguradas de alrededor de 11 mil 200 millones de pesos en indemnizaciones y anticipos hasta el primer trimestre de 2024. A pesar de que sólo el 7% de las viviendas en México están aseguradas, las compañías están preparadas para enfrentar estos eventos gracias a su robusta regulación. “El sector asegurador mexicano cuenta con tres veces el capital que la regulación requiere para garantizar su solvencia”, destacó Jiménez.
Las aseguradoras, más allá de gestionar los costos de manera eficiente, también cuentan con contratos de reaseguro que les permiten transferir riesgos a otros mercados y acceder a experiencia internacional, lo que aseguró que puedan hacer frente a situaciones de gran magnitud. Estos mecanismos permiten que las empresas mantengan su solvencia y sigan operando incluso en escenarios complejos, como cuando se producen huracanes simultáneos. La tecnología ha transformado la manera en que las aseguradoras enfrentan los desastres. Jiménez refirió que “la Inteligencia Artificial ha permitido acortar los tiempos de atención y calcular estimaciones de pérdidas más rápido”. Los drones, equipados con cámaras, acceden a áreas inaccesibles, lo que facilitó la evaluación de daños en zonas afectadas.
Estrada también resaltó que “las compañías utilizan información de su experiencia para determinar tarifas y calcular riesgos estadísticamente”, lo que contribuyó a establecer primas más ajustadas a la realidad de los riesgos que enfrentan los asegurados.
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DESAFÍOS EN LA EDUCACIÓN Y PREVENCIÓN
Uno de los mayores retos que enfrentan las aseguradoras en México es la baja cultura del seguro en la población. Un gran porcentaje de los hogares y automóviles no está protegido contra desastres, lo que pone en riesgo su patrimonio. Para Estrada, “es fundamental que la población identifique que pagando una prima recibirá lo necesario para resarcir el daño”. La AMIS y la AMASFAC han trabajado en campañas de concientización para educar al público sobre la importancia de asegurar sus bienes y protegerse contra los eventos catastróficos.
El sector asegurador también colabora con el gobierno y otras industrias para promover políticas públicas que reduzcan los riesgos, como normas de construcción que hagan las ciudades más resilientes ante futuros desastres.
El cambio climático ha aumentado la frecuencia y severidad de los desastres naturales, lo que planteó nuevos retos para el sector asegurador. En los próximos años, se espera que las aseguradoras asuman un papel más importante como proveedores de información para gestionar mejor los riesgos. “Las aseguradoras seguirán siendo pagadores eficientes de coberturas, pero también serán clave para fomentar la cultura de la prevención y la gestión del riesgo”, aseguró Jiménez.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) apuntó que en los últimos 50 años los desastres naturales se han quintuplicado, sobre todo aquellos relacionados con el agua, y han causado pérdidas cercanas a los 202 millones de dólares, además de que hay también muerte alrededor de esto. “Estar preparados y ser capaces de actuar en el momento oportuno y en el lugar adecuado puede salvar muchas vidas y proteger los medios de subsistencia de las comunidades de todo el mundo, ahora y en el futuro”, afirmó la OMM.
La colaboración entre el sector privado, el gobierno y las comunidades será crucial para construir una cultura de corresponsabilidad que permita enfrentar los desastres naturales de manera más resiliente. Como concluyó Estrada, “estamos más afectados por desastres en cualquier lugar y no debemos subestimarlos; el impacto ambiental nos cobra cada vez más caro”.
Con un enfoque en la tecnología, la educación y la colaboración, el sector asegurador mexicano se prepara para seguir desempeñando un papel clave en la gestión de riesgos y en la protección del patrimonio de los ciudadanos.
Siguiendo el informe Panorama Analítico del Sector de Seguros y Fianzas. La siniestralidad en el sector vuelve a acelerarse que elaboró la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF), los principales retos del sector son: “Evitar que surjan problemas de solvencia en las instituciones; evolucionar el rol de los agentes de vendedor a asesor de riesgos; contener el impacto de la inflación en los costos hospitalarios y de las refacciones de los autos para liberar presión sobre las alzas de las primas; fortalecimiento de los criterios ASG; participantes en la cadena de valor InsurTech, sin incursionar en el perímetro regulatorio y la ciberseguridad”.
Diego Alejandro Tello