¿México ya está preparado para tener una presidenta?
Lorena Jiménez Salcedo | Presidenta de la Comisión Nacional de Bienestar Social Coparmex
Ante este cuestionamiento, yo considero que sí y no sólo ahora, sino desde hace años, pues mujeres talentosas, inteligentes y capaces ha habido siempre. Sin embargo, el sistema patriarcal no había puesto las condiciones para que esto fuera posible.
Después de sus respectivas designaciones partidistas, es muy probable que Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum se vean las caras en las boletas electorales del próximo año; sin duda, un hecho histórico que significaría que una mujer llegue a la presidencia de una de las naciones más complejas del mundo: México. Este hecho tendría que darle una nueva cara a la gran responsabilidad que conlleva gobernar para todos y todas las mexicanas y no sólo para un grupo con ideologías afines.
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Tener una mujer presidenta implica un gran reto: reducir considerablemente las brechas de género que siguen existiendo en todos los ámbitos, y la política no es la excepción, a pesar de que en este campo se han dado pasos agigantados hacia la paridad. Recordemos que hoy tenemos cuotas legislativas que hacen al Congreso mexicano el más paritario del mundo.
Entender el pasado
No obstante, aún son muchas las deudas históricas que existen con las mujeres, por lo que será necesario resarcir los daños que nos han hecho durante siglos y atender urgentemente todos los temas que nos afectan en materia de seguridad, salud, bienestar, educación, etc. Esto definitivamente no es trabajo de un solo sexenio, pues el monstruo de la corrupción, impunidad y violencia no se va en 6 años; por ello que es vital que, bajo una óptica feminista, se sienten las bases y se construya en favor de las mujeres mexicanas y en general de todos los sectores de la población.
Hay que aclarar que no por el hecho de ser mujer se le tendría que dar un cheque en blanco a la posible futura presidenta, ya que también las mujeres podemos oprimir y ejercer violencia machista; esto no la eximiría de atender los grandes retos de nuestra nación en materia energética, paz social, educación, seguridad, desarrollo económico, bienestar social, inversión, infraestructura, etcétera. Llegue quien llegue, tendrá que hacer frente a todos estos retos si de verdad queremos tener una nación próspera que brinde oportunidades a todos sus habitantes sin excepción.
Bajo ese panorama, será importante que quien llegue demuestre desde el primer minuto talante, altura de miras y agallas para llevar las riendas de este país, empezando por unir y no polarizar, por construir en vez de destruir, por dialogar en vez de imponer, trabajar por la paz en vez de consentir la violencia.
Las mujeres mexicanas hemos demostrado nuestra valía y capacidad en todos los ámbitos de nuestra sociedad y la presidencia de México no debería ser una excepción. Para ello, el sistema político debe garantizar la igualdad de oportunidades y la autonomía necesaria para que trabajen en libertad y no estén supeditadas a intereses de uno o más hombres, como si se tratara de un maximato.
No podemos negar que, a pesar de los avances en materia de igualdad, aún persisten estereotipos y prejuicios que pueden obstaculizar el camino para que México tenga un liderazgo femenino, pues se corre el riesgo de que haya una crítica desmedida, centrada más en su género que en sus capacidades y experiencia.
Ahí es donde debemos tener cuidado para proteger a las candidatas de cualquier forma de violencia política y así garantizarles un entorno seguro donde puedan exponer claramente sus propuestas para construir un país próspero en donde todas y todos los mexicanos tengamos las mismas oportunidades.
El momento de tener una presidenta mujer ha llegado, rompamos barreras y viejos paradigmas para abrir las puertas a una nación más justa e inclusiva. Y usted, ¿ya está listo para tener una mujer presidente? Y, más allá, ¿está listo para apoyarla de verdad con una agenda que reduzca brechas históricas entre mujeres y hombres?