En los últimos meses ha surgido una tendencia entre los colaboradores de limitarse a hacer solo aquellas funciones por las que les pagan, y poco a poco la idea de la renuncia silenciosa se está afianzando como una solución para lograr equilibrar la vida personal y profesional.
Pero esto no es algo nuevo, durante décadas, las madres trabajadoras han ejercido esta práctica a fin de poder combinar la maternidad con sus actividades laborales.
Por otro lado, la desigualdad que enfrentan en cuanto a las oportunidades para acceder a cargos de trabajo con una mayor retribución económica, de alguna manera ha determinado su postura de mantenerse al margen y limitarse a desempeñar solo las tareas que forman parte de sus actividades.
De igual forma, muchas de ellas han tenido que ceder ante la presión social que les exige ser buenas madres, con una idea de autosacrificio por su familia y sus hijos, porque es bien sabido que en ocasiones, las madres trabajadoras son mal vistas por quienes consideran que descuidan a sus hijos al buscar su desarrollo profesional.
Tiempo para ellas y su familia
En este contexto, las madres trabajadoras recurren a la renuncia silenciosa como una alternativa para establecer sus valores y mantener el equilibrio en sus vidas.
Pero hay que tener en cuenta que esto no significa huir del trabajo, se trata de vivir una vida significativa fuera del mismo, renunciando a hacer más de su parte como horas extra no pagadas, trabajar desde casa después del horario de oficina, responder correos electrónicos los fines de semana y recibir llamadas del trabajo, por mencionar algunos ejemplos.
Desafortunadamente, cuando las colaboradoras dejan de estar disponibles para trabajar las 24 horas del día los 7 días de la semana; trabajar horas extras o sacrificar los fines de semana y el tiempo que pasan con amigos y familiares; suelen ser consideradas como empleadas irresponsables con falta de compromiso hacia la empresa, y empiezan a ser excluidas o descartadas para ciertas tareas o para un ascenso.
52% de los colaboradores espera un ascenso al menos una vez al año
Crecimiento profesional y bienestar emocional, físico y mental
No obstante, la realidad suele ser otra; las madres trabajadoras desean un crecimiento dentro de la organización y ser tomadas en cuenta para liderar e innovar.
Pero también es cierto que están cansadas y por eso optan por valorar su tiempo y su salud, luchando por compensaciones justas sin sacrificar su capacidad de mantener a su familia; con salarios justos, participar en la gestión de sus respectivas empresas y mejores beneficios que promuevan el bienestar y la salud mental.
Reconfigurar el espacio laboral
En esencia, la renuncia silenciosa es la respuesta al agotamiento y a buscar el equilibrio entre el trabajo y la vida.
La gente no está lista para sacrificar su vida o salud mental por su trabajo, y esto es algo que se ha dado con mayor fuerza a raíz de la pandemia, que sin duda reconfiguró muchos aspectos de la vida.
Se puede decir que el precio de ser una madre de familia es muy alto y desafortunadamente, los ejecutivos y líderes comparan renunciar silenciosamente con renunciar definitivamente al trabajo y en consecuencia las madres trabajadoras se vuelven invisibles para los mismos.
Finalmente, es importante que las organizaciones realicen un cambio en su cultura organizacional y reestructuren la forma en que ven a las madres trabajadoras, a fin de humanizar los espacios en los que se desenvuelven y de este modo avanzar en la igualdad de género.
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