Salud mental en riesgo
Solo el 20% de las personas con algún padecimiento de salud mental recibe atención profesional
La salud mental se ha convertido en uno de los principales riesgos de trabajo dentro de las organizaciones; y es que hoy en día muchos de los colaboradores tienen cargas excesivas de tareas o responsabilidades, que han impactado en su bienestar, ocasionando altos niveles de estrés, ansiedad e incluso depresión.
Muchas de las veces, los colaboradores no expresan su cansancio o que se sienten abrumados por el exceso de actividades, por miedo a quedarse sin trabajo; por lo que continúan desgastándose hasta caer en lo que se conoce como burnout, un estado de fatiga crónica que se manifiesta con ansiedad, irritabilidad y un bajo desempeño laboral que impacta en la productividad.
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Afectaciones en el entorno laboral
Este síndrome se ha extendido entre los colaboradores mexicanos, a tal grado que hoy en día es la principal causa del 54% de las renuncias, de acuerdo con el estudio “Adaptabilidad laboral postpandemia en México”, elaborado por OCC Mundial.
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El mismo reporte evidenció que en las grandes empresas las renuncias aumentaron 41%, y aunque entre las principales razones está la búsqueda de mejores compensaciones, la acumulación de estrés y cansancio ocupa el mismo escaño como causa de este fenómeno.
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Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que el año pasado, el 27% de los colaboradores mexicanos laboraban más de 48 horas a la semana, mientras que el 52% trabaja entre 35 y 48 horas semanales, lo que convierte a México en uno de los países donde más se trabaja.
Asimismo, en el país, solo el 20% de las personas con algún padecimiento de salud mental recibe atención profesional, y en muchos casos el diagnóstico puede demorar años, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF).
Por ello, resulta necesario que las organizaciones implementen prácticas enfocadas a fomentar y fortalecer los hábitos saludables entre los trabajadores, a fin de prevenir o evitar complicaciones en su salud.
En este sentido, Carmen Amezcua, médica con especialidad en Psiquiatría Integrativa, señala que, en México, la salud mental se ha convertido en una crisis que requiere una nueva forma de pensar y de ser atendida.
“Necesitamos mirar la salud mental como un problema multifactorial que se origina por condiciones biológicas, pero también por el contexto económico, social y familiar; y no solo como un problema que ocurre ‘en la cabeza’ de ciertos individuos, y también es necesario afrontarlo desde un punto de vista integral”.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ningún grupo social es ajeno a esta situación, que se manifiesta ya sea por la ansiedad que produce el temor al futuro o por el estrés postraumático y la depresión que las personas experimentan luego de vivir una situación difícil.
Por otra parte, datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que hay más de 590 mil personas con algún padecimiento o afectación mental, de los cuales, el 46% son mujeres y 54% hombres.
Incremento de trastornos de salud mental
Según el Plan Sectorial de Salud y Adicciones, en los últimos años en México se ha registrado un incremento del 25% en los trastornos de ansiedad y depresión, con lo que los servicios de salud se han visto afectados.
De acuerdo con la especialista, los trastornos mentales como el depresivo mayor, y los síntomas subclínicos de la depresión, a menudo se superponen con afecciones de salud física graves y crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, aumentando así, la carga de dichas afecciones.
“Los síntomas y trastornos de salud mental comórbidos, con afecciones crónicas de salud física, pueden provocar una exacerbación de las barreras para cambios de estilo de vida efectivos y sostenibles que pueden ser fundamentales para obtener buenos resultados”.
Agrega que, para hacer frente a esta situación, se aplica la Psiquiatría Integrativa, un abordaje novedoso de la psiquiatría tradicional, que incluyen la nutrición, la actividad física, el sueño, la reducción del riesgo del consumo de sustancias, el bienestar psicológico y espiritual, la gestión del estrés, y las relaciones interpersonales saludables para tratar la raíz de la problemática y no solamente una patología o enfermedad en sí misma.
Hábitos de cuidado
Si bien, hay aspectos externos que son difíciles de modificar o que se encuentran fuera del alcance de las personas, Amezcua menciona que, dentro del estilo de vida hay factores que ayudan a disminuir el riesgo de padecer o exacerbar una enfermedad mental, tales como mejorar la higiene del sueño, que implica establecer horarios para dormir, mantener la habitación bien ventilada, evitar la conexión digital y disminuir el ruido y la luz.
De igual manera, el manejo adecuado del estrés, mediante la práctica de actividades que ayuden a la relajación, y ejercicios de respiración, son fundamentales para mejorar la salud física y mental.
“Lo mismo sucede con la alimentación, hay que recordar que ‘somos lo que comemos’ por lo que es fundamental priorizar el consumo de alimentos de origen natural, como frutas y vegetales, en cantidades que vayan acorde con la edad y el estilo de vida”, agregó la especialista.
Finalmente, la salud mental va más allá de presentar de forma contundente o no algún trastorno mental, se trata de un proceso complejo que cada persona experimenta de forma diferente de acuerdo con su contexto social, el medio ambiente donde se desarrolla y su propia biología, por ello, el enfoque integrativo usa evidencia científica para mejorar la salud y bienestar del individuo.
“Hay muchas personas que hoy ven afectada su salud mental y están buscando alternativas que alivien sus síntomas. Algunas de ellas incluso, están dispuestas a hacer cambios en sus hábitos para evitar entrar en un sistema que hoy no tiene la capacidad de brindarles el tiempo y la atención que requieren”, concluyó Amezcua.