En menos de 10 días han sido derribados un globo chino y tres “ovnis” en Estados Unidos y Canadá. Según el gobierno chino, su globo era para estudiar el clima y se desvió accidentalmente de su ruta, por lo que protestaron por su derribo.
De los otros tres artefactos, apegándose estrictamente a la definición de OVNI, no quiere decir que sean extraterrestres, sino que se desconoce su procedencia, no se sabe exactamente de qué se trata (globo, dron) y nadie se adjudica su propiedad, aunque extraoficialmente, ha trascendido que todo indica que los tres “ovnis” y el globo chino están relacionados.
El que los ovnis no sean extraterrestres no deja de ser preocupante. Es una incógnita con qué equipo contaban los aparatos voladores, pero el simple hecho de que invadieran el espacio aéreo de Estados Unidos y Canadá resulta una amenaza para la seguridad nacional de ambos países y de la región, en la cual se encuentra México, aunque nuestro país no forma parte del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD), organismo binacional de Estados Unidos y Canadá para proveer seguridad al espacio aéreo de ambos países. Sin embargo, dadas las circunstancias internacionales, no se descarta que esto cambie pronto.
Casualmente, la semana pasada, la Cámara de Diputados aprobó la Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano, quedando pendiente su aprobación en el Senado.
Dicha ley, busca cubrir el vacío jurídico que hay respecto a la protección del espacio aéreo mexicano como parte del territorio nacional. Porque si bien hay varias leyes que regulan las actividades aeronáuticas, y la Fuerza Aérea Mexicana lo ha hecho, no hay una legislación que aborde la protección del espacio aéreo contra amenazas o riesgos a la seguridad nacional y, por ende, no se cuentan con las instancias de vigilancia y protección adecuadas para ello.
De acuerdo a la exposición de motivos de la citada ley, de diciembre de 2018 a noviembre de 2021, se registraron 720 alertamientos aéreos provocados por aeronaves que no se ajustaron a la reglamentación al ingresar a territorio nacional, solo 88 de ellas fueron puestas a disposición de las autoridades competentes.
Ya para qué hablar de globos chinos u ovnis que hasta hace unos días sonarían a ciencia ficción, pero que ahora, ante la realidad, urge que se implemente esa ley porque, si se detecta uno de estos objetos en nuestro cielo, ¿nos pedirá permiso NORAD?, ¿lo vamos a derribar nosotros?
Y… ¿quién miente en materia migratoria?
AMLO y su extraña debilidad por La Habana
Hay una extraña relación, hasta cierto punto difícil de entender, entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y Cuba, un vínculo que más que fascinación por momentos llega a asemejarse a una especie de sometimiento.
A raíz del embargo decretado en 1962 por Estados Unidos en contra de la isla, las autoridades de La Habana aprendieron, en nombre de una revolución que las nuevas generaciones no alcanzan a entender, a sobrevivir en el alambre, en un híbrido entre la asistencia humanitaria, los préstamos a plazos infinitos y la compra de insumos a precios extremadamente más bajos que su costo real a países amigos.
Primero fue la Unión Soviética, luego, tras su dramático colapso, financiada por el petróleo “generosamente” enviado de forma institucional por el gobierno de Hugo Chávez, uno de tantos excesos que llevaron al grueso de la población de Venezuela a la miseria.
Hoy la Cuarta Transformación parece haber entrado al relevo, convirtiéndose en un patrocinador del régimen cubano, tal vez por esa razón su “presidente” Miguel Díaz-Canel ha visitado cuatro veces México en un periodo relativamente corto, y López Obrador ha privilegiado estos encuentros sobre otros líderes que tienen una mayor relevancia para nuestro país.
Un país más dividido en el nombre de la Constitución
A diferencia de lo que ocurre con Estados Unidos, para Cuba nunca hay críticas, pese a que ha sido gobernada por una dictadura de Estado durante más de medio siglo.
Así, López Obrador, fiel a sus orígenes priístas, ha ido recuperando una relación que se enfrió con la llegada de Vicente Fox al poder en el año 2000 y que se extendió un sexenio más con Felipe Calderón.
Y por qué no, como muestra de ello, decidió condecorar a Díaz-Canel con la orden del Águila Azteca, la más alta distinción que México otorga a un jefe de Estado extranjero en reconocimiento por servicios prominentes a nuestra nación o a la humanidad, en su momento Fidel Castro también se hizo acreedor a ese honor. No se la otorgó ni a Biden ni a Trudeau nuestros socios comerciales más importantes.
La decisión no deja de sorprender, y encuentra su justificación en el envío de médicos cubanos a nuestro país, en una acción que muy poco tiene que ver con la colaboración humanitaria, ya que por esos servicios La Habana cobra “jugosos” dividendos, los cuales los especialistas apenas alcanzan a vislumbrar, no en vano se han denunciado estas acciones como de “esclavitud” de Estado.
En el centro de la polémica también se encuentra la compra de 4 millones de vacunas “Abdalá”, un fármaco para disminuir los efectos del Covid, que fue aprobado apresuradamente por la Cofepris en noviembre, pero que no cuenta con el aval de la Organización Mundial de la Salud, por lo que ha despertado muy bajo interés entre la población de nuestro país.
Pero Díaz-Canel partió de México con algo más que una medalla, la promesa de que México encabezará una cruzada para persuadir al gobierno de Estados Unidos para poner fin al embargo. Se le olvidó mencionar que la solución está al alcance de la mano, una vez que la democracia regrese a las calles de La Habana.
Síguenos en Google Noticias para mantenerte enterado