Texas, nearshoring y transporte transfronterizo
Gracias al TLCAN y después T-MEC, México es el principal socio comercial de Estados Unidos, seguido por Canadá y, en esta intensa relación comercial, Texas […]
Gracias al TLCAN y después T-MEC, México es el principal socio comercial de Estados Unidos, seguido por Canadá y, en esta intensa relación comercial, Texas es fundamental. De los 3,145 kilómetros de la frontera norte, 64% corresponden a Texas. Lo que es más, el 70% del comercio binacional, pasa por la frontera con el estado de la estrella solitaria. Derivado de los tratados de libre comercio, las estadísticas son exponenciales: la población en la región fronteriza de Texas creció 89.1% y el empleo aumentó 138% de 1990 a 2022; entre 1996 y 2023, el número de camiones de carga en dirección al norte se duplicó hasta los 5.1 millones y el de carros de ferrocarril se incrementó en 795 mil 581, un 216%. Sí, sólo la frontera con Texas.
Estas estadísticas y más, fue lo que compartió Juan Carlos Espinosa Rescala, investigador del Instituto de Transporte de Texas A&M (Transportation Institute Texas A&M en inglés), experto en transporte transfronterizo, quien abordó el tema ante sus colegas del Colegio de Ingenieros Civiles de México, que preside Mauricio Jessurun.
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Hay dos temas de investigación del Instituto que son de particular interés para México: las necesidades de transporte transfronterizo derivado del nearshoring, y las alternativas de transporte público transfronterizo, dado el congestionamiento de vehículos en los puentes internacionales, de los cuales los seis puertos fronterizos principales de Texas-México representan el 99.5% del comercio total y, sólo el Laredo-Nuevo Laredo procesa cerca del 50% del comercio entre México y Texas.
Respecto al nearshoring, tan relevante para México, Espinosa Rescala que también lo es para la infraestructura de Texas, por lo que se da seguimiento a la inversión extranjera directa, a la disponibilidad de naves industriales, al empleo generado, la demanda y destinos del transporte, proyectando lo que Texas tenga que hacer de su lado.
No menos importante, un problema derivado del intenso comercio entre Texas y México, es el congestionamiento de vehículos en los puentes internacionales, donde ya no es viable la ampliación de carriles, por lo que se estudian alternativas para impulsar el transporte público, con un modelo similar al de los aeropuertos, con inspecciones en las terminales de origen y destino, con conexiones al transporte público local, uso extensivo de tecnología para la seguridad y usuarios prerregistrados.
Cabe señalar que el Instituto de Transporte de Texas está dedicado prácticamente de lleno al estudio del transporte transfronterizo en todos sus aspectos: infraestructura, planeación, normatividad, seguridad, comercio, migración, accidentes, entre muchos otros; no sólo para el estado de Texas, sino para otros estados fronterizos de Estados Unidos y México, incluidos condados y municipios. Un intercambio académico y profesional al que se ha sumado el Colegio de Ingenieros Civiles de México.
Otras líneas de trabajo del Texas A&M Transportation Institute expuestos por el especialista, consisten en contar con un Centro de Información de Conocimiento Fronterizo Texas México, el cual se busca sea una plataforma digital para que esté disponible toda la información que se genera para la planeación de la frontera. Asimismo, el Instituto lleva a cabo mediciones de tiempo de espera en la frontera, la cual se puede consultar tanto en tiempo real como información histórica; diferencias reglamentarias de sobrepeso y sobredimensión; capacitación en seguridad para vehículos comerciales transfronterizos, entre otros.
Un nuevo comienzo
Inicia una nueva etapa en la vida pública de México. En cosa de unas horas Claudia Sheinbaum, una vez finalizado el periodo de Andrés Manuel López Obrador, habrá de participar en el acto protocolario en el que habrá de ser formalmente investida como la primera presidenta en la historia de México.
Si la llegada de Vicente Fox al poder en el año 2000 abrió un paréntesis de esperanza, esperanza que al final devino en decepción, Sheinbaum se presenta con más dudas que certezas, la primera de ellas es si tendrá la capacidad o la voluntad de reconstituir a una sociedad dividida tras seis años de confrontación; su primer conferencia matutina nos mostrará el rasero con el que habrá de conducirse ante los medios de comunicación que ahí se den cita, pero también empezará a trazar el perfil que habrá de marcar su carácter ya como mandataria.
La fatalidad que significa la tragedia de Acapulco le ofrecerá la primera oportunidad de mostrarse como una estadista; de presentarse ante la gente que le tuvo fe en las unas y marcar distancia de su predecesor quien, bajo el argumento de que “él no iba a tomarse la foto”, siempre encontró un pretexto pueril para evitar dar la cara a sus gobernados caídos en desgracia, sin dudar incluso a echar mano de ridículos montajes.
Para bien o para mal, Claudia no es Andrés Manuel quien, hay que reconocerlo, supo encontrar una base electoral entre los desposeídos, aquellos que ignoraron sistemáticamente los gobiernos priistas y panistas, ese pueblo “sabio” que le creyó a pies juntillas todas y cada una de sus mentiras sin detenerse a cuestionarlo. Claudia tendrá que decidir si brilla con luz propia o prefiere mantenerse a la sombra de ese tronco viejo.
El apoyo va a tener un costo. Sheinbaum recibe un país que prácticamente queda acotado por donde se le mire, un Congreso dominado por una mayoría en la que diputados y senadores le debe su cargo al macuspano, igual ocurre con la flamante jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, y el resto de los gobernadores morenistas electos. En materia legislativa también le quedará a Claudia muy poco que proponer, si acaso dar seguimiento a la avalancha de iniciativas que le dejó en herencia su predecesor.
Difícil será para Sheinbaum superar la popularidad de López, porque tan cierto es que ella obtuvo más votos durante la elección, como lo es también que ella recibió un apoyo como en su momento no lo vio el tabasqueño, con una campaña de Estado en la que no se escatimaron gastos repartiendo dinero a manos llenas a través de los programas clientelares.
Un nuevo comienzo, esperemos que sea para bien de todas y todos, México lo merece.