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Comisión Nacional de Energía, la fusión de organismos autónomos

por El Consejero

La próxima fusión de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) en México marca un hito significativo en la regulación del sector energético del país. Este movimiento no solo busca optimizar la operación de ambos organismos, sino que también plantea importantes implicaciones sobre la forma en que se gestionan y regulan los recursos energéticos en un contexto de transición energética global.

Una de las principales ventajas de esta unificación es la posibilidad de crear un marco regulatorio más cohesivo y eficiente. Al concentrar las responsabilidades de supervisión en una sola entidad, se espera que se reduzcan las duplicidades, mejoren los tiempos de respuesta y se incremente la transparencia en la toma de decisiones. Esto es particularmente relevante en un sector caracterizado por su complejidad y la interdependencia entre diversas formas de energía, incluyendo hidrocarburos, energías renovables y electricidad.

Sin embargo, este cambio también presenta retos significativos. La coordinación entre las distintas áreas de especialización que ahora compartirán la nueva comisión requerirá un proceso de integración cuidadoso para evitar que la fusión dé lugar a una pérdida de enfoque en las particularidades de cada sector.

La CNH ha sido clave en la regulación de la extracción de hidrocarburos, mientras que la CRE ha tenido un papel crucial en el desarrollo de políticas para energías renovables. La correcta gestión de estas responsabilidades será fundamental para garantizar que se mantenga un equilibrio entre la promoción de inversiones en energías limpias y la regulación de la industria de hidrocarburos.

Otro aspecto a considerar es el impacto que esta fusión puede tener en la confianza de los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros. La estabilidad y claridad en las regulaciones son elementos clave para fomentar la inversión en el sector energético. Si la percepción es que este cambio se traduce en un aumento del control gubernamental o en una dirección política desfavorable para el desarrollo de energías renovables, podríamos ver una desaceleración en la llegada de capitales necesarios para fortalecer la transición hacia un sistema energético más sustentable.

La creación de la CNE, como único ente regulador, puede influir positiva o negativamente  en las metas de sostenibilidad de México. En un momento en que el mundo está cada vez más enfocado en mitigar el cambio climático, resulta crucial que esta nueva entidad impulse políticas que no solo regulen, sino también promuevan la innovación y la inversión en tecnologías limpias. La alineación de la política energética con los compromisos internacionales es vital para que México no se quede rezagado en la carrera hacia la sostenibilidad.

¿Y todavía seguimos pensando que gobierna López Obrador?

La diplomacia del Bully

Nada, que las declaraciones de la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en el sentido que la aplicación de sanciones arancelarias a partir del próximo sábado seguían sobre el escritorio del presidente, cayeron como un balde de agua fría en las entrañas de la Cuarta Transformación que esperaba un giro luego de que Donald Trump destacara días antes la cooperación histórica entre ambos países e incluso especificara que la relación con México iba bien.

La misma estrategia, la misma diplomacia de la zanahoria y el garrote, el mismo bully de costumbre. El extorsionador que se muestra compasivo con su víctima para después, en un supremo acto de crueldad, someterlo a torturas más refinadas. Donald Trump siembra el miedo, ese es su artilugio predilecto, para después jugar con los nervios de su presa y en eso los medios de comunicación y las redes sociales ocupan un papel estelar, ya que son los encargados de diseminar los mensajes, de plantar las dudas, de mermar la confianza de gobernantes y confrontarlos con sus ciudadanos.

Si algo ha caracterizado a Donald Trump, desde su primera campaña presidencial en 2015, es que ha sabido encontrar el modo de secuestrar la agenda mediática a partir de confrontar a los grandes emporios informativos entre los que destacan The New York Times; The Washington Post; CNN y MSNBC por mencionar solo algunos, a quienes señaló, cuando así sirvió a sus intereses, como fuentes de desinformación y generadores de fake news.

En los últimos días Trump se dio a la tarea de emitir decenas de ordenes ejecutivas, muchas de ellas sin sustento legal. No tuvo empacho en firmar muchas de ellas durante su primera conferencia de prensa; mientras atendía a los medios el magnate iba sembrando lo temas en la agenda mediática sabedor de que más tarde habría de cosechar los frutos entre grupos de periodistas ávidos de información.

Si alguna similitud pudiera existir entre el expresidente, Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump es ese protagonismo en los medios, el apropiarse gracias a su posición de la agenda cotidiana y conducirla hacia sus fortalezas denostando en el camino a sus opositores. La última novedad es que Trump, dará cabida en las ruedas de prensa a “influencers” y blogueros, algo que no nos es ajeno con los resultados que ya todos conocemos.

INAI: “¿Cómo nos vamos a arreglar?”

De los organismos autónomos a desaparecer, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) fue probablemente de los más defendidos públicamente, no sólo por sus comisionados, sino por varios sectores, esgrimiéndose la pérdida de transparencia, el combate a la corrupción y la opacidad de la 4T.

Paradójica y desafortunadamente para el INAI, se han ido acumulando ejemplos de la corrupción prevaleciente en el instituto, el más reciente, la denuncia por parte de la Federación Mexicana de Futbol dado a conocer por El Universal. Resulta que a cambio de reducirle sanciones económicas y cerrar procedimientos contra la Femexfut, ésta debía contratar a un despacho jurídico recomendado por funcionarios del INAI y, de remate, regalarle tres boletos para la inauguración del Mundial 2026 a cada comisionado relacionado con el tema, en este caso quien fuera comisionado presidente, Francisco Javier Acuña, y la todavía comisionada Josefina Román. Una vil extorsión por la vía del “¿cómo nos vamos a arreglar?”.

El tema se remonta a 2022, cuando la Federación implemento el uso de la aplicación Fan ID para el control del ingreso a los estadios, determinándose violaciones graves a los datos personales por parte del INAI.

Lo peor es que no se trata de casos aislados. Está el muy conocido del uso de una tarjeta de crédito corporativa del INAI para pagar un table dance por parte del entonces comisionado Oscar Guerra Ford en 2014 quien, ya terminado su periodo, se reincorporó en 2022 como secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Transparencia, por votación unánime de los comisionados. Pero también están solicitudes de porcentajes de sueldo a empleados a cambio de mantener sus plazas; irregularidades en contratos; gastos indebidos y sin justificar de viajes, alimentos y artículos personales por parte de los comisionados; nepotismo, aviadores, todos casos identificadas por la Auditoría Superior de la Federación, y hasta denuncias de acoso sexual.

Lamentable que uno de los principales órganos de transparencia y combate a la corrupción, pase a la historia con los vicios y hasta delitos que buscaba combatir, dando la razón a quienes pugnaron por desaparecerlo.

Salud mental en el trabajo: ¿avance o estancamiento?

Hablar de salud mental en el trabajo ya no es una opción, sino una necesidad. Durante años, el bienestar emocional de los trabajadores ha sido relegado a un segundo plano en muchas empresas, con la falsa creencia de que abordar estos temas es un lujo o una distracción de la productividad. Sin embargo, los datos demuestran lo contrario: ignorar la salud mental en los espacios laborales tiene consecuencias tangibles, desde la disminución del desempeño hasta la rotación de personal y el deterioro del ambiente organizacional.

De los encuestados por OCC, la bolsa de trabajo en línea, un 38% considera que la falta de apertura para hablar de salud mental impacta directamente en la productividad, mientras que un 31% advierte que esto genera un ambiente laboral tenso. Más preocupante aún es que casi la mitad de los trabajadores (47%) asegura que en sus empresas no se promueve un espacio abierto para hablar del tema o lo hacen sólo de manera ocasional.

Este panorama revela una contradicción alarmante. En un contexto donde las empresas buscan estrategias para retener talento y mejorar la experiencia de los colaboradores, muchas siguen sin integrar de manera efectiva el bienestar mental dentro de sus políticas organizacionales. ¿Por qué? En algunos casos, por desconocimiento; en otros, por temor a abrir una conversación que aún se percibe como tabú.

Las cifras a nivel global refuerzan esta urgencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 se estimó que el 15% de los adultos en edad de trabajar tenía un trastorno mental. Además, se calcula que cada año se pierden 12,000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que representa un costo de casi un billón de dólares para la economía mundial. En México, la situación no es menos preocupante. Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que el estrés laboral afecta a cerca del 40% de los trabajadores en países como México, Argentina, Chile y Colombia.

La salud mental no es un tema personal que cada empleado debe manejar en solitario. Es una pieza clave en la construcción de organizaciones saludables, resilientes y productivas. Las empresas que entiendan esto y den pasos concretos hacia una cultura laboral más abierta y empática no solo estarán haciendo lo correcto, sino que también cosecharán beneficios en términos de compromiso, retención y eficiencia.

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