Queda la duda de cuáles serán los planteamientos que harán Marcelo Ebrard Casaubón y Omar García Harfuch en las reuniones que sostendrán esta semana con funcionarios de primer nivel en Washington, D. C.
El amago de Trump lo conocemos todos: imponer 25 por ciento de aranceles a México a partir del mes de marzo, lo que desconocemos es cuáles serán las propuestas que harán los secretarios de Economía, así como de Seguridad y Protección Ciudadana.
Lo que llama poderosamente la atención es que es la primera vez en muchos años en que los rubros económicos y de seguridad coinciden con una misma negociación.
El pretexto de la seguridad nacional que puso el mandatario estadounidense para llevar agua a su molino económico, ha provocado que en México se activen todos los mecanismos disponibles, menos violentar la soberanía nacional y subordinarse al vecino del norte, para evitar a toda costa los aranceles que busca imponer el presidente – empresario.
Y aquí la pregunta que salta a la vista es, que si de no concretarse acuerdos que dejen satisfecho a Donald Trump, se aventaría la puntada de ordenar una operación de comandos militares de élite como en el Medio Oriente para acabar con el narco o hasta la ocurrencia de dejar al magnate Elon Musk meter las narices en las negociaciones, por aquello de que le gusta ser arroz de todos los moles. Esperemos que la experiencia de Ebrard y Harfuch lleve a buen puerto las negociaciones en la capital de los Estados Unidos.
Pemex: entre lo importante y lo urgente
En una de las conferencias mañaneras de la semana pasada, el director general de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, presentó el Plan de Trabajo de Pemex 2025-2030, con ejes y acciones estratégicas muy claras y loables, en similar sentido a lo que se presentó en septiembre pasado, animándose ahora a ponerse como metas la autosuficiencia en gasolina, diésel y turbosina, sin gasolinazos y a un precio del combustible no mayor a 24 pesos por litro.
Apenas llegó la sesión de preguntas y respuestas, lo importante quedó relegado por los temas urgentes: las negociaciones con los gasolineros para topar el precio de la gasolina, el exceso de agua salada en el crudo que se exporta, si ahora sí ya va a producir la refinería de Dos Bocas, los trabajadores quejándose por comida en mal estado y, no podía faltar, el adeudo acumulado con los proveedores. Sólo porque fue justo al día siguiente, de lo contrario, también se hubiera abordado en la conferencia el robo a la plataforma en la Sonda de Campeche por parte de modernos piratas.
Y es que cuesta trabajo visualizar un futuro prometedor y exitoso para Pemex, cuando los problemas que enfrenta son tantos y parecen mayores que las capacidades para resolverlos. Como si reducir su operación a lo mínimo posible, parando servicios, con baja producción, cancelando y aplazando licitaciones, fuera a ser la antesala para un relanzamiento desde cero.
El próximo mes se cumplen 87 años de la Expropiación Petrolera. Si para festejar se logra pagarles a los proveedores como se comprometió la presidenta Claudia Sheinbaum, les llega comida decente a los trabajadores y se exportan barriles sin rebajar, lo de menos será el discurso.
Ucrania: un tablero de ajedrez para las viejas potencias
Ucrania es el epicentro desde donde Estados Unidos y Rusia pretenden revivir aquellas viejas glorias que tras la Segunda Guerra Mundial dividieron al mundo en dos bandos, esa gran mesa en la que las grandes potencias se repartían los mejores bocados.
Ahora resulta que la suerte del invadido será resuelta por el invasor, quien se erige como juez y parte en un conflicto provocado que, si bien es bélico, no deja de ser una ocupación no muy distinta a la perpetrada por la Alemania nazi en contra de países como Polonia, Checoslovaquia o Yugoslavia.
Estados Unidos y Rusia se reunieron el martes para discutir el futuro de Ucrania, paradójicamente no hubo representación ni de Kiev ni de los países europeos quienes han hecho un frente común en defensa de los atacados. Aún así las conversaciones no fueron fáciles, el gobierno de Moscú reclama las prebendas del ganador, aunque luego de prácticamente tres años de combates se encuentra muy lejos de haber alcanzado sus objetivos iniciales, entre otras cosas pretende que Ucrania ceda más territorio; la renuncia de su presidente Volodymyr Zelenski; y la desmilitarización del país. De su ingreso a la OTAN ni pensarlo.
Fueron cinco horas de conversaciones entre el canciller ruso, Sergei Lavrov, y su par estadounidense, Marco Rubio, quien con un fingido optimismo se mostró complacido por lo que calificó como un primer paso para poner fin a las hostilidades y, como muestra, ambas delegaciones acordaron designar “equipos de alto nivel” para encontrar una solución duradera, sostenible y aceptable para todas las partes, algo que en las actuales condiciones se antoja poco más que imposible.
No habrá paz mientras se excluya a su país de las negociaciones, clamó desde Ankara Zelenski, algo que le genera ansiedad y preocupación, y es que sabe que con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca sus líneas de combate morirán de inanición frente a la falta de apoyo de los pertrechos norteamericanos.
En Bruselas el general Keith Kellogg, enviado de Trump para Ucrania, salió a dar la cara frente a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en una reunión que arrojó muy poco para la prensa que apenas logró rescatar alguna imagen, el silencio fue roto por Von der Leyen quien a través de sus redes sociales reclamó la participación de Europa en un conflicto que se está desarrollando frente a la puerta de su casa.
Es muy pronto para sacar conclusiones, sin embargo, el ganador de este primer round, y en mucho se lo debe a Donald Trump, es sin duda alguna el presidente Vladimir Putin. Ese viejo sátrapa que en los últimos años había quedado arrinconado en el rincón de la ignominia y que hoy, por lo menos en la foto, logró que su país recuperara un poquito de las glorias idas.