Inicia la semana con el mundo tratando a digerir lo que le deparará una vez que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos. A lo largo de su campaña el magnate dijo en incontables ocasiones que él podría resolver los conflictos de Ucrania y Medio Oriente sin grandes complicaciones en cuestión de horas, pero no adelantó ninguna fórmula para alcanzar ese objetivo.
En poco más de 60 días dará inició un ajedrez estratégico con un Trump aislacionista por antonomasia que buscará sacar a Estados Unidos de la ecuación ucraniana a toda costa. De acuerdo a algunos analistas, durante el camino habrá de distanciarse de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y, en su afán de acelerar el proceso “pacificador”, llevar a las autoridades de Kiev a unas negociaciones desventajosas favoreciendo la posición rusa, algo que no necesariamente beneficiaría a los intereses estadounidenses quienes han visto como se desgasta su archienemigo sin necesidad de sacrificar vidas norteamericanas. Paralelamente, permitir el despliegue de Moscú más allá de sus fronteras abonaría al rurgimiento de una Gran Rusia en contraste con su America First.
Pero si el caso de Ucrania es complicado, el de Oriente Medio es exponencialmente mayor, con el primer miniustro de Israel Benjamín Netanyahu enloquecido con una furia genocida no solo contra la población palestina de la Franja de Gaza, sean militantes de Hamas o no; con operativos en territorio libanés contra el grupo extremista Hezbollah y con un enfrentamiento de pronóstico reservado contra Irán y Yemén. Durante su campaña, Trump instó a Israel a terminar el trabajo; todavía los especialistas intentan decifrar lo que quiso decir, ¿significa una carta abierta para los afanes exterminadores de Natanyahu? De eso ya nos iremos enterando en las proximas semanas, una vez que vayan quedando atrás las fantasiosas promesas de campaña para dar paso a los planes de gobierno ya con los pies en la tierra.
Más allá de su encono hacia Cuba, Nicaragua y Venezuela, que seguramente irá en aumento con el endurecimiento de las sanciones actuales, América Latina no parece estar en el foco del empresario, aunque el incremento de aranceles siempre será una amenaza latente sobre todo para los países que exportan materias primas hacia la Unión Americana.
México se cuece aparte. Pese a la fingida serenidad que muestra la presidenta Claudia Sheinbaum, lo cierto es que no se sabe bien a bien hacia a donde se dirige la relación ¿Se puede hablar de un vínculo cordial con Trump cuando pesa la amenaza de imponer sanciones arancelarias de hasta 25% si nuestro país no cede a sus imposiciones en materia migratoria y de narcotráfico?
Sus amenazas de cerrar la frontera a la migración indocumentada van muy en serio. Ya dijo que su gobierno contratará 10 mil nuevos agentes para patrullar las zonas limítrofes y tomará parte del presupuesto de las fuerzas armadas para reforzar la seguridad fronteriza. Paralelamente va a solicitar al Congreso, ahora republicano, fondos para terminar de construirr el “Muro” divisorio.
Una de las preguntas clave es si Trump se atreverá a utilizar su fuerza militar para eliminar los cárteles del narcotráfico de nuestro país, como ofreció en su campaña, o sumarlos a la lista de los grupos terroristas.
Pese a la gran interdependencia comercial que existe entre los dos países y pese a que fue el magnate quien firmó el T-MEC, difícilmente se mantendrá en las mismas condiciones una vez que se revise en 2026. Las reformas constitucionales que involucran tanto al sector energético como al de justicia plantean serias dudas entre los empresarios estadounidenses que presionarán a sus autoridades en busca de protección.
Un panorama desolador. Habrá que esperar todavía dos meses y cruzar los dedos para que los dados caigan a nuestro favor.
Despenalizar el aborto
En Estados Unidos, el aborto es uno de los temas principales de la agenda política nacional, todo político tiene un posicionamiento al respecto, a favor o en contra. En el caso de México, como la mayoría de los países, es un tema cuya polarización es manifiesta en grupos pro y antiabortistas, sin llegar a movilizar a grandes masas y que, en el caso de la clase política, puede navegar en la indefinición sobre el aborto y sortearlo sin problema, como ha sido el caso de todos los presidentes, incluidos los panistas.
El debate legal se ha dejado a los congresos locales avanzando en la despenalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación y, fundamental, en la atención médica para quien lo requiera en los servicios de salud públicos. En la actualidad, el aborto hasta las 12 semanas de gestación es legal en 16 entidades: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, CDMX, Coahuila, Colima, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa (hasta las 13 semanas), Veracruz y San Luis Potosí, el cual apenas la semana pasada. Asimismo, próximamente Chiapas, por orden de la Suprema Corte, la cual invalidó el artículo del código penal.
El entonces Distrito Federal fue la primera entidad en despenalizar el aborto hasta las 12 semanas en 2007. En estos días, estuvo a punto de ser la primera en despenalizarlo totalmente. Sin embargo, luego de tener un dictamen para eliminar el delito del código penal ya aprobado en comisiones y listo para discutirse este jueves en el pleno, la bancada de Morena en el Congreso de la Ciudad de México decidió bajarlo de la orden del día sin fecha para ser discutida su aprobación, supuestamente para buscar consenso dentro del propio Morena y con el Partido Verde.
Cabe señalar que la iniciativa se basa en las recomendaciones de la la Organización Mundial de la Salud (OMS), respecto a eliminar leyes que impiden el acceso a un aborto seguro, para evitar la criminalización de las mujeres y no poner en peligro su vida, y que el aborto se realice bajo control médico en cualquier etapa.
Cabe señalar que la legislación actual ya contempla excepciones en casos específicos, como cuando el embarazo es resultado de una violación, cuando la salud de la madre está en riesgo o cuando se detectan alteraciones genéticas graves en el feto. Estas condiciones seguirán siendo evaluadas por profesionales médicos. La idea es que las mujeres no sean procesadas penalmente por abortar, independientemente del tiempo de gestación, con la condición de que el procedimiento se realice precisamente bajo condiciones médicas adecuadas.
Siempre pensando que las mujeres que abortan lo hacen por gusto y a la menor provocación, quienes se oponen a la propuesta argumentan que se darán interrupciones en cualquier etapa del embarazo, incluso hasta los nueve meses de gestación, lo cual es una interpretación amarillista de la iniciativa. Nuevamente, lo de menos es la atención médica, sino creer que mantener como delito el aborto va a impedirlo, o más bien lo mantendrá oculto, y así tener tranquilas sus consciencias (de los antiabortistas, claro).
Esta es la cuarta vez que hay una iniciativa así en el congreso capitalino y es la primera vez que está en posibilidad de avanzar al pleno. Así como en 2007, ojalá las y los diputados locales puedan discutir e incluso mejorar la iniciativa, pero que no se quede en el archivo esperando mejores tiempos y circunstancias que nunca las habrá para un tema tan delicado como éste. Lo que se logre nuevamente en la CDMX será punta de lanza para lo que se avance en los estados.
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