Las empresas desempeñan un papel fundamental en la economía del país, ya que generan empleo, impulsan la innovación y aportan dinamismo al mercado.
No obstante, los tres primeros años de operaciones son cruciales para determinar su éxito o fracaso, lo que se convierte en una verdadera prueba de fuego.
Algunos retos a los que se enfrentan los emprendimientos en su etapa inicial son la gestión financiera, los ajustes a su modelo de negocio, la estrategia de ventas, así como la estructura y funciones de los colaboradores.
De acuerdo con la última edición de la Radiografía del Emprendimiento en México que elabora la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), la principal fuente de financiamiento del 90% de las empresas son los recursos propios de los fundadores o socios. Además, 4 de cada 10 empresas no realizan una planificación financiera.
Capital semilla: Catalizador para las startups
En este contexto, Jorge Sánchez, socio director en Apolo 25, consultora especializada en relaciones públicas y diseño para PyMEs y startups, señala que, en ocasiones, algunas empresas en etapa temprana, lanzan muchos productos intentando posicionarse en el mercado y alcanzar más ventas, cuando lo ideal es enfocarse en tener un modelo de negocio alineado a un solo producto, a través de un solo canal, dirigido a un tipo específico de cliente.
El especialista argumenta que, en estos casos, la metodología Scaling Up puede ser de gran ayuda para las empresas, ya que les proporciona un enfoque estructurado y probado para lograr un crecimiento sostenible y exitoso.
De acuerdo con Sánchez, algunas formas en que Scaling Up puede ayudar a las empresas son:
● Enfoque estratégico
Proporciona herramientas para analizar el mercado, define objetivos y establece indicadores clave de rendimiento para medir el progreso.
● Optimización en la ejecución
Ayuda para establecer metas y objetivos claros, así como identificar y sortear obstáculos que puedan surgir en el camino.
● Administración del crecimiento
Contribuye a administrar el crecimiento de forma efectiva como la estructuración de equipos, la alineación de todos los colaboradores con la visión y valores de la empresa, así como el desarrollo de talento.
● Gestión del flujo de efectivo
Ofrece elementos para mejorar la rentabilidad del negocio y garantizar que tenga suficiente capital para respaldar su crecimiento.
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Modelo de negocio alineado a las necesidades del cliente
Por otra parte, Daniela Blank, integrante del Consejo Directivo de la ASEM y CEO y Socia Fundadora de GROW, agencia de cultura organizacional; considera que, para sortear las adversidades, toda empresa debe alinear el modelo de negocio a las necesidades de los clientes.
La integrante de la ASEM sugiere a las emprendedoras analizar a detalle el problema que buscan resolver, bajo la premisa de que éste cambia constantemente a medida que transcurre el tiempo.
“Hay que entender y definir qué producto vas a posicionar; considero que uno debe enamorarse del problema que queremos resolver, es decir, encontrar una fórmula donde demos respuesta a lo que el cliente busca y la forma en que van evolucionando sus necesidades”.
Blank agrega que, para adaptarse y hacer frente a los desafíos que se presentan durante los tres primeros años de vida, las empresas también deben tomar en consideración otros aspectos clave como los siguientes:
● Flexibilidad, que implica tener la apertura suficiente para adaptar el producto o servicio acorde a las necesidades del mercado.
● Métricas, llevar un registro de avance y metas alcanzadas a fin de crecer de forma ordenada.
● Mercadotecnia, enfocada a las necesidades específicas del modelo de negocio.
● Equilibrio, que conlleva a mantener un equilibrio armónico entre las inversiones, los gastos y los márgenes de ganancia.
Estructura del equipo de trabajo
Otro de los desafíos que enfrentan las organizaciones durante los primeros tres años de operaciones, es la estructura y funciones de los colaboradores, debido a que en equipos pequeños cada colaborador asume múltiples roles y responsabilidades para cubrir las necesidades del negocio.
Sin embargo, a medida que el proyecto crece, es imprescindible definir las funciones y la especialización de los puestos, es decir, quién debe ser responsable de un proceso y qué debe tener.
“El modelo Scaling Up deja claro que un líder debe aprender a delegar, tomando decisiones a partir de valores para que, cuando la empresa crezca, no sufra en las funciones clave”, concluye Jorge Sánchez.