En las últimas décadas, la población en general ha tomado mayor conciencia sobre los problemas que implican la crisis ambiental y el cambio climático para las futuras generaciones.
Asimismo, las empresas han adoptado prácticas y estándares de calidad en su propósito por ser más amables con el medio ambiente.
Sin embargo, con frecuencia sobreestiman su impacto con miras a tener buena publicidad en términos verdes, o crearse una imagen de empresa comprometida con el clima y caen en lo que se conoce como greenwashing.
¿Qué es el greenwashing?
El greenwashing consiste en transmitir una imagen ecológica y sustentable de una marca o una empresa; no obstante, sus acciones van en contra del cuidado y conservación del medio ambiente; es decir, se trata de un tipo de comunicación engañosa.
Tamara Chayo, CEO y Co-Founder de MEDU Protection, menciona que el greenwashing es una práctica de marketing que debe desaparecer por completo.
“De nada sirve decir que una compañía es amigable con el medio ambiente si realmente no tiene acciones de impacto de forma permanente. Es verdad que no hay ninguna empresa 100% sustentable, pero se debe ser honesto y transparente a la hora de comunicar logros y acciones”.
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De acuerdo con datos del monitoreo constante de la Comisión Europea a sitios web y el uso de greenwashing, alrededor de 50% de las afirmaciones sobre algún tipo de producto, servicio o protocolo verde en internet carece de sustento científico.
De igual manera, el reporte Corporate Climate Responsibility Monitor del New Climate Institute muestra que los resultados de cero emisiones de las 25 compañías más grandes del planeta están altamente sobreestimados.
Consejos para evitar caer en el greenwashing
En este contexto, las empresas que buscan mitigar los efectos del cambio climático y ser sustentables deben tomar en consideración distintos puntos para evitar caer en el greenwashing.
1. Transparencia y veracidad
Lo más importante es que todos los esfuerzos verdes y la medición de impacto positivo en el medio ambiente sean transparentados.
Es decir, una empresa debe comunicar tanto a público como a inversionistas, incluso a sus mismos colaboradores y a su industria, estos protocolos. Sin embargo, toda esa información debe ser verdadera e inteligible.
2. Estándares y certificaciones oficiales
Es fundamental reconocer que el camino verde ya no se tiene que trazar desde cero para una empresa. Después de décadas de criterios ESG implementados en todas las industrias, ya existen estándares básicos y certificaciones oficiales que avalan la sustentabilidad de procesos, productos y servicios.
Para no caer en greenwashing se puede acudir a instituciones internacionales para certificarse.
3. Auditorías y revisiones externas
De manera similar al punto anterior, cualquier empresa comprometida con el medio ambiente y que sea transparente con su información, debe recurrir a auditorías y revisiones externas para que haya frenos y contrapesos a las decisiones que se toman.
Particularmente, que garanticen que se cumpla lo que se dice y rindan cuentas frente a inversionistas y público en general.
4. Integridad en los productos y servicios
Para que una empresa no caiga en prácticas poco amigables con el medio ambiente, como el greenwashing, es imprescindible que la huella verde se vea reflejada en sus productos o servicios, ya sea que se fabriquen con energías limpias, que sean productos zero waste para generar menos desechos o que tengan la finalidad de mitigar una problemática ambiental.