Para correr un maratón (42.195 kms) a temperaturas de entre 30 y 50 grados bajo cero se necesitan máscara, googles, tres capas de ropa, la cual hay que cambiarse dos veces para evitar que el sudor se congele. El equipo es lo de menos. Se requieren años de preparación física, mental, concentración, enfoque, motivación, una buena hidratación y alimentación.
Ese maratón existe, se corre en el Polo Norte y su próxima edición se llevará a cabo los días 13 y 14 de abril. Figura en el Libro de Récord Guinness como el maratón más al Norte de la Tierra y el único sobre hielo. Se corre en un circuito de 4.2 kilómetros cubierto de nieve dura y hielo del Océano Ártico, sólo participan de 30 a 50 corredores por año y en esta ocasión, por vez primera, uno de ellos es mexicano.
El empresario y atleta de alto rendimiento, Erik Seiersen, es el quinto mexicano en correr más de 15 maratones en todos los continentes -Europa, Asia, África, Oceanía, América norte y sur, así como la Antártida-, entre ellos los 6 World Marathon Majors (Londres, Chicago, Boston, Berlín, Nueva York y Tokio), así como la ultramaratón de 90 km de Comrades de Sudáfrica en 2017. Ahora busca convertirse en el primer mexicano en sumar a sus logros la Maratón del Polo Norte, para lo que además cuenta con el patrocinio de Xiaomi, Ejido Verde, Gatorade Latinoamérica, Grupo Mariposa y Alianza.
Seiersen es miembro independiente del Consejo Directivo de CBC/Grupo Mariposa, la embotelladora más grande en Latinoamérica, ha ocupado altos cargos directivos en empresas como Diageo, Allied-Domecq, Cadbury, Brink’s México, Vitalmex, entre otras, y ha sido galardonado como Mejor CEO de la Industria por 5 años consecutivos (2014-2018). También imparte conferencias sobre cambio transformacional, “TodoSePuedeLograr”, en el que cuenta vivencias y retos relacionados con el deporte y los negocios.
“La pandemia me dejó ver que nuestra salud y porvenir depende de las acciones y compromisos que tengamos cada uno de forma individual y colectiva”, dijo Seiersen. “Por ello, lo más importante es transmitirle a la gente que todo se puede lograr si uno se lo propone: con preparación, disciplina, metas claras, concentración, determinación, fuerza mental, liderazgo y pasión. Si logramos juntar estos elementos podemos lograr un cambio transformacional en todos los aspectos de nuestra vida”, agregó.
En un mes tendremos la mirada puesta al Polo Norte.
El INAI, la politiquería y las “chicanadas”
El reino de la opacidad se cierne sobre la administración publica federal. La decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de vetar a los dos comisionados del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que previamente habían sido electos en el Senado, es un portazo en la cara para millones de mexicanos que tenemos el derecho constitucional de exigir a nuestras autoridades que rindan las debidas cuentas sobre las responsabilidades que les fueron encomendadas.
Con su determinación el presidente dejará a partir del primer día de abril un órgano sin brazos y sin piernas, el cual por ley no podrá sesionar, aunque sí seguir informando y recibiendo quejas y peticiones, mismas que se irán apilando en alguna oficina a la espera de que los comisionados puedan analizarlas y darles el curso que la Ley mandata.
Los argumentos para justificar la negativa presidencial resultan poco más que pueriles. En su conferencia matutina, el presidente descalificó la decisión senatorial arguyendo que la designación de los comisionados, Ana Yadira Alarcón Márquez y Rafael Luna Alviso, habían sido producto de una “repartición” entre Morena y el PAN. Si bien pudiera no estar muy lejos de la realidad, llama la atención que no mostrara el mismo celo en el caso de dos de los aspirantes a consejeros en el Instituto Nacional Electoral (INE), quienes claramente están vinculados a Morena pero en los que no encuentra ningún conflicto de interés. El asunto de Luna Alviso resulta una bofetada para su mentor y líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, quien así se verá impedido de colocar a uno de sus alfiles en un puesto clave.
Más allá de toda especulación, desde su llegada al poder, López Obrador no ha ocultado su animadversión por los organismos autónomos. Al presidente no le gustan los auditores externos, que nada ni nadie acote un poder que él considera absoluto; que el país se mueva bajo sus definiciones, no importa que no se correspondan con la realidad. “Justicia”, “transparencia”, “democracia”, “corrupción”, son conceptos que forman parte de este nuevo glosario con significados que se ajustan de acuerdo a quienes se les aplican.
No nos engañemos, en medio de todo el ruido político, resultaría un verdadero milagro que de aquí a finales de mes la cámara alta encontrara dos nuevos candidatos que contaran con la bendición presidencial. Lo más probable es que la Cuarta Transformación meta a la congeladora al INAI, de ser posible hasta el final del sexenio. Todavía queda mucha basura para meter debajo de una alfombra que ya no da para más, no importa que para ello se tenga que valer de las “chicanadas” que suele condenar el presidente.
El INAI por su parte ya adelantó que dará la batalla, por lo que presentará una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Quién sabe, hace apenas unos meses otro organismo autónomo, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), consiguió que la Corte obligara al ejecutivo a enviar los nombres de sus candidatos para completar el pleno.