Descongestionar AICM y detonar otros aeropuertos
Debido a la saturación que padece, existe un anteproyecto de decreto para cesar sus operaciones de carga en la capital del país, el cual se encuentra en análisis en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer).
El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), a cargo del almirante Carlos Velázquez, es la terminal aérea que mayor movimiento de carga no sólo en México, sino en toda Latinoamérica.
Debido a la saturación que padece, existe un anteproyecto de decreto para cesar sus operaciones de carga en la capital del país, el cual se encuentra en análisis en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer). Para ello, se contemplaría un plazo de 90 días a los concesionarios para reubicar sus instalaciones en la red aeroportuaria disponible.
Hay varias opciones, el decreto no es limitativo a una de ellas. Una, no la única, es el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), a cargo del general Isidro Pastor, para lo que se espera contar con la infraestructura, fiscal, aduanera y logística en breve plazo, sumado a que hay inversiones de capital privado trabajando en ello alrededor del AIFA. Además del AICM, otros aeropuertos que manejan grandes volúmenes de carga, son los de Guadalajara, Monterrey y Cancún.
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Otras alternativas, algunas cercanas a la capital del país, como aquellos aeropuertos que manejan carga relacionada con nichos de mercado específicos: el de Toluca, por ejemplo, es gateway de Fedex, mientras el de San Luis Potosí hace lo propio con Estafeta y Saltillo con DHL; los de Puebla y León atienden a la industria automotriz; el de Querétaro hace lo propio con las industrias asentadas en el estado como la aeroespacial.
La decisión parece atinada. De esta forma, el decreto no sólo descongestionaría el AICM sino aprovecharía las instalaciones de otras terminales aéreas, no sólo del AIFA, e incluso detonaría el desarrollo de otras que actualmente se encuentran subutilizadas.
Cooperación en un mundo fragmentado
Tras un periodo de más de dos años de encierro, China regresa a la arena económica sedienta de recuperar el terreno perdido tras su política de “cero contagios” que la llevó a apartarse de la comunidad internacional durante el tiempo que duró la pandemia de covid-19, y qué mejor que la reunión de líderes que se dan cita en el Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, Suiza, para dar a conocer tan esperado anuncio.
Tras un magro crecimiento de 3%, considerado entre lo más bajos en los últimos 50 años, el vice primer ministro, Liu He, salió a dar la cara a nombre del gobierno de Pekín, para dar a conocer una estrategia que gira en torno de tres ejes: abrirse más al mundo sin abandonar su propósito de expandir la demanda interna; reestablecer las cadenas de suministro que tienen al mundo al borde de la recesión; y buscar nuevas formas de atraer inversión extranjera para impulsar al sector privado.
En este último punto China busca atraer a las industrias europeas de energías limpias, uno de los temas sustantivos este año durante la conferencia, y para ello se vale de subvenciones, algo que tiene molesta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien acusa a la nación asiática de ser la responsable de políticas que terminan por distorsionar el mercado.
Lo cierto es que China no es el único país que está practicando medidas que se parecen mucho al proteccionismo, Estados Unidos está haciendo lo propio al otorgar facilidades a la industria de automóviles eléctricos o energías renovables y que se incluyen en el la llamada Inflation Reduction Act (IRA).
China es un factor clave dentro de la ecuación que definirá el futuro de las economías mundiales amenazadas, cuando no por una creciente inflación, por una recesión que amenaza con hacer su aparición en cualquier momento. Su sola presencia alienta la esperanza de que estas “otras pandemias” puedan solventarse de manera más rápida y efectiva dado el dinamismo que Pekín imprime en todas las áreas del comercio internacional generando círculos virtuosos.
Luego de una prolongada etapa de recogimiento, el Foro de Davos regresa con su formato tradicional y con un lema que refleja el clima de posguerra que de alguna manera se vive a lo largo del globo y para muestra su lema de este año es “Cooperación en un mundo fragmentado”.
China pudiera ser el catalizador que reunifique la actividad económica herencia de estos aciagos años, pero no se puede dejar toda la responsabilidad a la nación asiática, los gobiernos tendrán que poner mucho de su parte si efectivamente quieren retomar el camino del crecimiento.