El Discurso Mágico de Google: Por qué cada vez somos más ignorantes

La plataforma publicitaria de Google nos hizo creer que la era de la instantaneidad era una realidad que llegaba para quedarse y para sustituir aspectos centrales en las estrategias de marketing de las empresas.

Google nos hizo creer que la publicidad y el marketing eran lo mismo, y que “comprando palabras claves” podíamos prescindir de la estrategia y la experiencia que deben estar presentes detrás de una campaña publicitaria (entre otras cosas).

La publicidad a través de Google se convirtió en un factor preponderante, un supuesto complejo vitamínico que nos empoderaría para ingresar a la nueva modernidad. Pero no resultaron vitaminas para una nueva juventud. Peor que eso, Google se convirtió en la vacuna que impediría el acceso al conocimiento.

La brecha digital creció y nos hemos vuelto “Google adictos”.

No contento con haber creado “la vacuna de la ignorancia” Google promovió y financió un “exitoso” sistema de salud (su red de agencias publicitarias) para inyectarnos esta vacuna y dejar, luego de más de 15 años, un mercado destruido y atrapado en su mágico y adictivo paradigma. 

Un paradigma que hizo de Google lo que es, un gigante, pero que ha impedido achicar la brecha digital en América Latina y recuperar la competitividad que nuestros países necesitan para crecer.

El reclutamiento de talentos digitales, un problema sin solución.

Ya hace 10 años veíamos cómo cada vez había más innovación, pero cada vez había menos profesionales para gestionar la innovación. Por ello la brecha entre oferta y demanda de talentos digitales en lugar de achicarse crecía exponencialmente. 

Incluso, 10 años atrás ya podíamos observar como la Universidad había quedado afuera del paradigma digital y había dejado de ser un proveedor natural de recursos humanos calificados en estos temas.

Con este panorama era lógico pensar que la educación online iba a ayudar a que profesionales de toda la región pudieran reinventarse y recuperar la competitividad laboral que habían empezado a perder de la mano de las nuevas tecnologías del marketing y la comunicación digital.

Pero hoy nos dimos cuenta, 10 años después, que esto no sucedió. La brecha digital sigue creciendo y retrasa nuestro desarrollo económico en relación con otras regiones del mundo.

Tres factores que no nos dejan crecer en el ámbito del Marketing Digital

En mi última conferencia mencioné tres factores por los cuales la brecha digital no se achicó:

1. Cambió la economía de la atención de las nuevas generaciones. Es decir se generó un gap entre las experiencias de aprendizaje en línea y estos nuevos cerebros que solo destinan segundos a múltiples pantallas en un contexto de intoxicación informacional. La educación online no logró promover modelos que nos ayuden a acompañar la velocidad de los cambios.
2. La innovación siguió creciendo. Hace 10 años cuando hablábamos de marketing digital nos referíamos a Google o Facebook, pero hoy hay cientos de nuevas tecnologías que nos permiten potenciar nuestras estrategias digitales, pero están todas sub utilizadas por la dramática brecha de conocimiento digital que existe en los equipos de Marketing de las empresas Latinoamericanas. Es decir, 10 años después, seguimos hablando de Google y Facebook (Meta). En https://martechmap.com/ podemos ver el mapa actual del escenario tecnológico del Marketing Digital que nos muestra más de diez mil plataformas que nadie usa ni conoce.
3. Las empresas de la región prefieren buscar agencias externas para conseguir resultados inmediatos en lugar de invertir en formar a sus equipos de marketing, ventas y comunicación. Esto ha generado un gran fracaso en la última década, ya que las agencias se aprovechan de la ignorancia de sus clientes ofreciendo resultados mediocres que no pueden entender ni medir.

Hoy en día, las agencias son percibidas como un modelo oscuro y poco transparente. Según un informe del Wall Street Journal, más del 20 % de los ingresos publicitarios en la red van a parar a manos de estos operadores fraudulentos.

• Los CMOs se convirtieron en coordinadores de agencias, y como tales perdieron el tren de la innovación lo que hará que más temprano que tarde pierdan sus trabajos dejando paso a nuevas generaciones de talentos digitales con una comprensión profunda del nuevo escenario de innovación que se debe gestionar.
• El 48 % de los directores de marketing de los mayores retailers estadounidenses fueron reemplazados en los últimos 12 meses
• El 30 % de los CEOs piensa en despedir sus CMOs el próximo año por “no tener la capacidad de liderar una transformación digital”.

Que quieren las nuevas generaciones nómadas

Lo primero que podemos decir es que lo que ya no quieren estas nuevas generaciones es trabajar para los sueños de otros. Lo que estas nuevas generaciones no quieren es trabajar en un “box” y ser maltratados, ignorados, y mal pagos. Advierten que la relación entre la rentabilidad de las empresas que los contratan y sus salarios y beneficios es muy obscena a favor de sus empleadores.

Hoy las nuevas generaciones digitales y nómadas quieren trabajar en un Starbucks o en Wework. Se han dado cuenta que como emprendedores con uno o dos clientes ya pueden generan más ingresos que lo que una empresa la ofrece pagar por 10 o 12 horas de trabajo diarias.

Los CMOs del futuro

Según el profesor catalán Gregorio Luri la atención es el nuevo coeficiente intelectual.

Aquellos líderes digitales cuya capacidad atencional les permita entender la compleja Matrix del nuevo escenario digital serán quienes estén en condiciones de liderar a sus empresas a una verdadera transformación digital. Hay pocos generalistas y muchos especialistas que nadie sabe cómo ensamblar.

El Futuro es emprendedor

Para achicar la brecha digital y escapar del discurso mágico de Google las empresas deberán aprender a trabajar con emprendedores digitales, globales y distribuidos, establecer un nuevo paradigma laboral donde la vieja relación empleado – empleador quede atrás y se establezca un nuevo vínculo que le dé acceso a las empresas a nuevos talentos, con una comprensión profunda del nuevo escenario de innovación y que ofrezcan soluciones concretas, inmediatas e innovadoras.

De esta manera a través de una nueva relación emprendedor/empresa podremos tomar un atajo que nos permita recuperar el tiempo perdido, y encontrar definitivamente un nuevo estado de bienestar que nos dé la competitividad global que soñamos.

No hay magia que nos salve.