Contra reloj inicia el Frente su carrera por la Presidencia
Inicia una semana crucial para el Frente Amplio por México, la agrupación en la que representantes de la sociedad civil y los tres partidos que integran la Alianza va por México (PAN, PRI y PRD).
Inicia una semana crucial para el Frente Amplio por México, la agrupación en la que representantes de la sociedad civil y los tres partidos que integran la Alianza va por México (PAN, PRI y PRD) se integraron buscando coincidencias políticas y sociales. Se trata de un movimiento cuesta arriba que buscará posicionarse como una opción competitiva en los comicios generales de 2024, contra un partido oficial que no ha dudado en utilizar, desde hace meses, todas las estratagemas a su alcance para hacer campaña desafiando a las leyes electorales y que cuenta con el respaldo absoluto del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien desde Palacio Nacional impulsa a su posible sucesor.
Por lo pronto el jueves quedó conformado el comité organizador, un híbrido en el que participan seis representantes de los tres partidos políticos que integran a la agrupación y siete ex consejeros electorales surgidos del Instituto Nacional Electoral (INE) o de su predecesor el Instituto Federal Electoral (IFE). Su función, a partir de ya, es establecer las reglas para elegir a quien terminará siendo su candidato presidencial.
El Frente busca mantenerse dentro de las reglas marcadas por el árbitro electoral, pero sin dejar espacio para que Morena siga sacando ventaja de la debilidad mostrada hasta ahora por actual INE, algo que se antoja difícil, de ahí que se haya recurrido a la experiencia de quienes durante décadas se dedicaron a fortalecer la democracia en nuestro país y que pondrán todo su empeño para evitar el regreso a esos tiempos en que se realizaban elecciones de Estado.
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Ya existe un cronograma aunque aun restan muchas fechas por definir, lo que si está claro es que mañana dará inicio el registro de ciudadanos que deseen participar previa validación, de 150 mil firmas de respaldo, el cover que deberán pagar quienes quieran entrar a la fiesta, un costo demasiado alto para muchos de los aspirantes iniciales quienes finalmente decidieron hacerse a un lado, como el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, y las senadoras, Lily Téllez y Claudia Ruiz Massieu, así como el senador Germán Martínez.
A diferencia de los aspirantes de Morena, quienes no sólo recibirán cinco millones de pesos de su partido para hacer campaña, sino que cuentan con otras fuentes de financiamiento, como se puede cuantificar haciendo un seguimiento del número de pintas en bardas y en espectaculares para su promoción, hasta donde se sabe, los postulantes del Frente habrán de costearse sus propios gastos.
Una cosa está clara, quienes pasen a la segunda etapa deberán gastar las suelas de sus zapatos, ya que se además de sus recorridos, deberán participar en un Foro sobre las Visiones de México en paralelo con un primer estudio de opinión pública tras el cual deberán quedar únicamente los tres mejores perfiles. El partido oficial miente cuando señala que su método de selección fue copiado; los aspirantes del Frente sí habrán de debatir y mucho, mientras que las llamadas “corcholatas”, siguiendo el ejemplo de su líder, ávido de los soliloquios pero siempre medroso ante la confrontación, se mantendrán en el confort que les da el control de la agenda desde el pulpito presidencial.
Y como lo malo también se copia, el 3 de septiembre tras una encuesta así como una consulta final, se dará el nombre de la persona que será el responsable de la construcción del Frente Amplio por México, ergo su candidato a la Presidencia de la República. Total, en México se puede todo y ni quien diga nada.
Los desafíos de la transición energética
Hasta hace un par de años, había un optimismo generalizado respecto a una transición hacia energías limpias, dando por hecho que el cambio sería más fácil para unos países que para otros, pero que terminaría con la problemática geopolítica del viejo orden energético. El periodo de la pandemia llevó a la disminución de inversiones en gas y petróleo, sumado a los bajos rendimientos de dichos combustibles en 2019 y 2020.
Sin embargo, entre la reactivación económica postpandemia y la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, hicieron evidente la dependencia de las economías por ambos energéticos. El año pasado, las 11 mayores comercializadoras de energía a nivel mundial tuvieron beneficios récord de 77 mil millones de dólares, más del doble de las ganancias de 2021, que también fueron altas.
Al mismo tiempo, tanto Estados Unidos como Europa aceleraron las medidas para alejarse del uso de energías fósiles y reforzar los proyectos hacia las renovables. Pero ahí también encuentran dificultades: los expertos advierten de que no hay los suficientes minerales y metales críticos en el mundo para cubrir la demanda de las energías renovables (eólica, fotovoltaica, o simplemente, los autos eléctricos); la minería requiere mucha energía, es una de las principales actividades emisoras de gases de efecto invernadero y necesariamente implica una intervención directa y fuerte al ecosistema y, no menos, China ha acaparado la producción, compra y reservas de tierra raras.
En el largo plazo y a cómo van las cosas, para la meta de alcanzar emisiones de carbón cero en el 2050, la transición energética llevará a la diversificación de fuentes y proveedores de combustibles, pero manteniéndose alta la demanda de petróleo y gas, concentrándose la producción en los países que puedan hacerlo a bajo costo y con bajas emisiones, la mayoría de los cuales se encuentran actualmente en el Golfo Pérsico. A su vez, en la producción de minerales críticos es mayor la concentración: Australia tiene el 50% de la producción mundial de litio; Congo y China el 70% del cobalto y tierras raras respectivamente. Es decir, el nuevo orden mundial energético, con la concentración de productores, puede ser tanto o más complicado que el que todavía no desaparece.