La Ciudad de México fue escenario del Primer Congreso de Ciencia Psicodélica en México, un evento celebrado los días 29 y 30 de noviembre que reunió a destacados investigadores, profesionales de la salud mental, activistas y líderes de opinión. Este congreso abrió un espacio único para dialogar sobre los usos terapéuticos y científicos de las sustancias psicodélicas, marcando un momento clave en la búsqueda de alternativas efectivas y humanistas para los problemas de salud mental.
Con el objetivo de desmitificar las terapias psicodélicas y demostrar su eficacia en el tratamiento de trastornos como la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el evento contó con la participación de expertos internacionales, testimonios de pacientes y análisis legislativos.
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Un panorama urgente para la salud mental en México
El evento partió de una premisa preocupante: uno de cada cuatro mexicanos entre 18 y 65 años enfrenta problemas de salud mental, pero solo el 3% busca atención médica profesional. Este congreso destacó cómo las sustancias enteógenas, como la psilocibina y el MDMA, pueden ofrecer soluciones innovadoras y menos invasivas que los tratamientos tradicionales basados únicamente en medicamentos alopáticos.
Paul McCormack, reconocido investigador en psicodélicos, enfatizó los resultados prometedores en el uso de estas sustancias para tratar padecimientos mentales severos. “Las terapias psicodélicas no solo buscan aliviar los síntomas, sino transformar profundamente la experiencia del paciente, conectándolo con nuevas perspectivas de sanación”, aseguró McCormack.
El Dr. Brad Jacobs, psiquiatra e investigador clínico, compartió avances sobre la efectividad de estas sustancias en trastornos de ansiedad y depresión. Además, subrayó la importancia de establecer protocolos éticos y científicos para garantizar un uso seguro y responsable en contextos médicos.
El vínculo entre tradición y ciencia
Una de las aportaciones más destacadas del congreso fue el reconocimiento del valor de las prácticas ancestrales indígenas en el uso de sustancias enteógenas, como los hongos psilocibios y el peyote. Paola Ambrosi, psicóloga y fundadora de Qualia, enfatizó la necesidad de integrar estos saberes tradicionales con los avances científicos modernos.
“La medicina psicodélica no es algo nuevo; durante siglos, nuestros pueblos originarios han utilizado estas sustancias con respeto y sabiduría. Hoy tenemos la oportunidad de combinar ese conocimiento con la ciencia para desarrollar terapias que aborden tanto la mente como el espíritu”, comentó Ambrosi.
Además, destacó la importancia de garantizar un marco legislativo que respete las comunidades indígenas y sus prácticas mientras se fomenta la investigación y aplicación médica. “No podemos ignorar el legado cultural que estas sustancias representan. Al contrario, debemos honrarlo y aprender de él para construir un futuro más equilibrado en la atención a la salud mental”, añadió.
El Congreso de Ciencia Psicodélica incluyó testimonios de pacientes que han encontrado en las terapias psicodélicas una alternativa transformadora para trastornos crónicos. Las historias compartidas no solo resaltaron la efectividad de estos tratamientos, sino también la necesidad de una regulación clara que permita su acceso bajo supervisión profesional.
Ana Claudia Cenamo, activista en salud mental, subrayó que estas terapias representan un cambio necesario en el paradigma médico. “Es crucial superar los estigmas asociados a los psicodélicos y entenderlos como herramientas legítimas para el bienestar humano”, afirmó.
Un camino hacia la innovación y la colaboración
El evento también abordó la necesidad de fomentar la colaboración entre distintos sectores, desde la comunidad científica hasta los legisladores, para crear un marco sólido que promueva el uso ético y accesible de los psicodélicos. En palabras de la doctora Sara Gottfried, experta en salud integrativa, “el futuro de la salud mental depende de nuestra capacidad para innovar y adoptar enfoques que combinen lo mejor de la medicina tradicional y las terapias alternativas”.
El Primer Congreso de Ciencia Psicodélica no solo representó un foro para la discusión académica, sino una oportunidad para transformar la percepción pública de estas sustancias y sus aplicaciones. Los organizadores destacaron que este es apenas el inicio de una conversación más amplia sobre el potencial de los psicodélicos para abordar la crisis de salud mental global.
Con un enfoque en la investigación científica, el respeto a las tradiciones indígenas y la búsqueda de un marco legislativo adecuado, México se posiciona como un país clave para liderar esta revolución terapéutica.
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