El primer sábado de diciembre, Marcelo Ebrard reunió en un foro a modo en WTC de la Ciudad de México a más de 10 mil promotores de los 300 distritos electorales. El canciller ha sido enfático en que se quedará hasta el final del proceso interno para elegir candidato presidencial de Morena, aunque insistiendo en que la encuesta sea independiente y con reglas claras.
Por su parte, Ricardo Monreal cerró el año reiterando estar acostumbrado a la adversidad, sus credenciales de fundador del Movimiento, que no se va de Morena, pero sin descartar la oferta de la alianza Va por México.
Tanto el secretario de Relaciones Exteriores como el presidente de la Jucopo del Senado, han sido objeto de la animadversión de correligionarios simpatizantes de otra aspirante, de lo cual no hay pruebas pero tampoco dudas. Extraño, siendo que varias encuestas la ponen como la mejor calificada, más conocida y todas las virtudes habidas.
A veces cualidad, muchas veces defecto, el presidente es obcecado. Las señales de favoritismo hacia Claudia Sheinbaum han sido claras y constantes. Las muestras de lealtad y alineación al discurso presidencial por parte de la jefa de Gobierno han sido puntuales. Hasta ahora, nada hace pensar que López Obrador haya cambiado de parecer respecto a quién es su plan A.
Con una oposición carente de cuadros, donde ninguno de los gobernadores panistas realmente aspira a ser candidato presidencial y Santiago Creel cree que sólo aliados con un PRI en extinción pueden ganar, o donde el mayor mérito de uno de los punteros de las encuestas es llevar el mismo nombre de su padre y hasta Samuel García alza la mano, el mejor escenario para la alianza y los mexicanos es que los arrope una de las corcholatas morenistas. Así de patética está la oposición hoy en día.
Lo cierto es que el próximo 2023, Ebrard y Monreal, políticos con colmillo y operadores electorales experimentados, habrán de tomar decisiones de acuerdo a sus respectivas circunstancias, tiempos y oportunidades. Porque, quién sabe, podrían perfilarse para hacer mancuerna por la Presidencia y por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México por Morena, o por la alianza, o hasta por Movimiento Ciudadano.
