Por: Dr. Francisco Suárez Hernández. Director de Asuntos Públicos y Relaciones Estratégicas FEMSA y Asuntos Corporativos Negocios Estratégicos y División Salud. Ex Presidente del Consejo del World Environment Center.
Correo electrónico: francisco.suarezh@gmail.com
Muchas veces escuchamos términos como “net zero emissions” o emisiones neta cero y ya se convierte en algo normal, sin entender realmente de fondo y más aplicado a un país, lo relevante, complicado y fundamental que se vuelve lograr este reto, para la lucha del cambio climático,
que pocos países han logrado, principalmente pequeños, aunque muchos más se han comprometido, sin embargo, requerimos más compromisos de corto y largo plazo de países grandes, para realmente avanzar en una carrera que hasta hoy vamos perdiendo y lo más retador es que ha sido provocado por el propio desarrollo humano, ocasionando el calentamiento global y los efectos que ya estamos sufriendo.
Para empezar a entender el término, las emisiones netas cero se alcanzan cuando en un tiempo determinado se absorbe de la atmósfera más dióxido de carbono del que se emite.
Alcanzar emisiones netas cero a una escala mundial es una parte fundamental de los esfuerzos para evitar que el calentamiento global supere el objetivo climático de un incremento en la temperatura promedio menor a 1.5 ºC. Según los últimos datos y publicado por el World Economic Forum, 8 países ya han alcanzado el objetivo de cero emisiones netas, estos “sumideros de carbono” absorben cada año más dióxido de carbono de la atmósfera del que emiten.
Pero los países que lo han logrado, la mayoría son pequeños, aunque pueden ser un gran ejemplo para lograr este paso importante a nivel de país, como son:
1.- Bután: la agricultura de subsistencia, la silvicultura sostenible y el turismo, constituyen el grueso de la actividad económica del país, esto sumado a una cobertura forestal en el 70% de su territorio.
2.- Comoras: este pequeño archipiélago volcánico, con una población de 800,000 personas, está situado en el océano Índico, frente a la costa oriental de África, justo al norte de Madagascar.
3.- Panamá: en la cumbre climática COP26 de Glasgow, se unió a Surinam y Bután para formar una alianza de países carbono-negativos.
4.- Guyana: país rico en árboles, situado en la costa norte de Sudamérica y rodeado de selva amazónica.
5.- Madagascar: rodeada por el océano Índico, la isla se encuentra frente a la costa oriental de África y depende de la agricultura y la pesca para su principal producción económica.
6.- Niue: la diminuta isla coralina de Niue, situada en el Pacífico Sur. Según su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), es un sumidero neto de carbono que solo contribuye en un 0.0001% a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
7.- Gabón: los bosques tropicales del Congo dominan el 88% de la superficie del país, en África central.
8.- Surinam: La pequeña nación amazónica es uno de los países más ricos en bosques del mundo.
Ya mencioné la mayoría de los ejemplos de lugares de todas partes del mundo, pero, para darle foco a países latinoamericanos que han mostrado un mayor compromiso y esfuerzo en este sentido:
1.- Chile, es el país más innovador de América Latina, según el Índice Mundial de Innovación 2021, y también el que más ha avanzado en la transición energética hacia las fuentes renovables.
2.- Costa Rica, se destaca por su preparación para las tecnologías de vanguardia; una matriz eléctrica casi 100% renovable, y se ha propuesto ser el primer país del mundo en alcanzar la descarbonización total para 2050.
3.- Uruguay, país con mejor calidad de vida en América Latina, según el Índice de Desarrollo Humano 2020, y también uno de los más comprometidos con la acción climática. El país sudamericano ha logrado reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 23% entre 1990 y 2017.
Los retos para lograr países cero emisiones son muchísimos, varían por regiones, pero algunos de los principales desafíos que se pueden identificar son los siguientes:
Transición limpia del sector energético: que significa sustituir los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables, como la solar, la eólica o la hidroeléctrica, que son las más amigables al medio ambiente. Al cierre del 2022, la nueva capacidad global, de generación de energía eléctrica fue de 83% de fuentes renovables y sólo 17% de fuentes fósiles. Vamos en el camino correcto.
Cambio en las políticas públicas y regulaciones: es clave tener un marco normativo, que incentive y apoye las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, incorporando política pública que se habilite con soluciones de mercado y modelos de negocio innovadores.
Movilizar los recursos financieros: es fundamental asegurar que los recursos financieros estén cerca y disponibles de los proyectos sólidos, probados y con metas claras.
Fortalecer la cooperación internacional: o como lo he mencionado en algunas columnas el esfuerzo multisectorial, es un desafío global que requiere una respuesta colectiva y solidaria.
Garantizar una transición justa e inclusiva: La transición hacia el cero neto implica cambios profundos en los sistemas económicos, sociales y ambientales, que pueden tener impactos positivos y negativos sobre las personas, especialmente las más vulnerables y marginadas, por lo mismo es clave el balance.
No podría cerrar la columna sin hablar de México, y sus compromisos recientes como:
Una meta compartida es lograr que para el 2030, el 50% de las ventas sean de vehículos de cero emisiones.
Así como una meta de reducir las emisiones en un 35% desde los niveles habituales hacia el año 2030.
Pero necesitamos actuar de manera inmediata y consistente para alcanzar emisiones netas cero en 2050 y evitar los impactos catastróficos del cambio climático:
¡¡¡En cada persona, sector y país debe estar su plan de reducción de huella ambiental y emisiones!!!