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Confrontación o tolerancia

Por: El Consejero 13 Jun 2024
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La relación del gobierno con los grandes empresarios es tan relevante como lo es la que existe con el crimen organizado, más específicamente con los […]

La relación del gobierno con los grandes empresarios es tan relevante como lo es la que existe con el crimen organizado, más específicamente con los jefes del narcotráfico, dado que es una de las actividades económicas más importantes del país, más allá de cualquier estadística del Estado.

Durante este sexenio que está por terminar, el presidente ha incluido en su discurso cotidiano y reiterativo la crítica a los gobiernos pasados, particularmente al de Felipe Calderón, quien encabezó una guerra contra el narcotráfico y que no obtuvo los resultados esperados.

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En un país donde la tasa de asesinatos violentos se compara al de una guerra civil y en el que los cárteles imponen y disponen de los presidentes municipales y hasta de los gobernadores, cobra mayor sentido saber cuál será la estrategia para combatir o no a estos grupos.

Más allá de lo cuestionable que signifique la tolerancia de este gobierno con la delincuencia organizada, ilustrada en la frase de “abrazos, no balazos” del presidente López Obrador, lo que realmente ha sido un retroceso es dejar crecer la influencia del narco en la toma de decisiones políticas, así como en el acoso a la sociedad, incluso en entidades y comunidades tradicionalmente alejadas de ese flagelo.

Si es que existe una genuina preocupación de parte del nuevo gobierno también es indispensable conocer quién será el encargado o la encargada de fijar y comunicar esa postura.

Por más que no queramos ver los grandes retos que tenemos como país, nuestro gobierno tiene la responsabilidad de hacer guardar el orden y preservar la libertad de los mexicanos y de aquellos extranjeros que habitan en nuestro territorio.

Como nunca, el narcotráfico se ha apoderado de alguna parte del gobierno. Es urgente enfrentar esta situación antes de que no hay solución y que la inseguridad ahuyente a los inversionistas y dañe el tejido social aún más.

La despedida de Xóchitl

En un “road show” de varias entrevistas, Xóchitl Gálvez reconoce su derrota, desea que le vaya bien como presidenta a Claudia Sheinbaum, pero también señala que fue una elección inequitativa antes y durante el proceso, tanto en recursos económicos y humanos, como de la propia injerencia directa del presidente y la indolencia de las autoridades electorales.

En cuanto a la campaña propia, señala uno de las mayores deficiencias de los partidos de oposición: falta trabajo territorial, lo cual terminó evidenciándose cuando la coalición no pudo contar con representantes en todas las casillas. Hasta ahí bien el diagnóstico general.

Luego vienen cosas discutibles: que ella no eligió candidatos, era obvio que eso lo harían los partidos, a ellos prácticamente les impusieron y aceptaron a la candidata presidencial; que los partidos fueron los que manejaron el dinero, seguramente la mayor parte, pero Max Cortázar debió operar con algo y no fue con dinero de su bolsillo. Ya en algo que habla más mal de ella como tomadora de decisiones que de los dirigentes del partido, dice que no conoció datos reales de encuestas ¿En serio?

Cómo estarán las cosas en la fallida coalición, que Marko Cortés es quien se lleva nota negativa con la anécdota de gritarle a Xóchitl por haber admitido su derrota y ni una queja de Alejandro Moreno, quien hasta en esto mostró más colmillo que el dirigente panista, desde la negociación de candidaturas hasta para recoger sus fichas sin maltratar a quien las ganó por el PRI.

Este tour de medios es la despedida de Xóchitl Gálvez. Al olvido que la hidalguense asuma el papel de líder opositora y el origen de una alternativa a los partidos decadentes. La marea rosa ya disuelta, Claudio X. González regresa a sus negocios y a seguir jugando a la política sin arriesgarse.

A este paso, no extrañe que en tres años no sólo habrá mayoría calificada, sino Estado de partido único.

La Argentina de Milei, un paso hacia el futuro

Tras seis meses en el cargo el presidente de Argentina, Javier Milei, obtuvo su primer triunfo en materia legislativa luego de que consiguiera que el Senado aprobara la llamada Ley de Bases o Ley Omnibús, la columna vertebral que soporta su polémico proyecto de gobierno.

Se trata de apenas una sombra de la iniciativa original que contaba con 664 artículos (finalmente quedó en 232) pero que demostró su capacidad y apertura para negociar con otras fuerzas políticas. No hay que olvidar que Libertad Avanza, el partido del mandatario, apenas cuenta con siete bancas en el Senado, lo que hace el resultado más meritorio.

Más allá de los súper poderes que Milei reclamaba para poder sacar adelante su proyecto, lo cierto es que se apuntó un triunfo político, que tranquiliza a los mercados financieros y a los inversionistas, los cuales exigían señales claras de que el mandatario podía trabajar de la mano de un Congreso dominado por la oposición.

A partir de que la Cámara de Diputados valide la Ley Omnibús, Milei contará con competencias extraordinarios durante un año para decretar la “emergencia pública en materia administrativa, económica, financiera y energética” sin pasar por el Congreso, claro con ciertas limitantes.

Se aprueba también el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que otorga a las empresas que superen los 200 millones de dólares beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios durante 30 años, dando certeza jurídica a los inversionistas.

La ley autoriza a privatizar algunos de los bienes del Estado entre los que se incluyen Intercargo, que presta servicios a líneas aéreas y aeropuertos, y Energía Argentina S.A. (Enarsa) que se dedica a la exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos. Algunas otras empresas estarán abiertas a recibir capital privado a través de concesiones.

La Reforma Laboral es uno de los puntos más cuestionados de la ley porque resta logros conquistados por los trabajadores, quienes serían penalizados en sus honorarios en caso de llamar a huelga, además de incrementarse el periodo de prueba en empleados recién contratados.

Se anticipa que las relaciones de México con el país sudamericano no serán fáciles dadas las diferentes concepciones de gobierno. Mientras que Milei entiende al empresariado como motor de empleo al que hay que incentivar, la Cuarta Transformación parece verlo como un enemigo necesario al que hay que sacarle el mayor “provecho” posible.

Si hablamos de poderes extraordinarios, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no habrá de necesitarlos; para qué, si junto al Ejecutivo habrá de controlar al Legislativo y de cumplirse el Plan C, también al Judicial y ni qué decir de las fuerzas armadas.

En poco más de mes y medio también en nuestro país iniciará el periodo legislativo, ya se verá el impacto que tienen las discusiones en la economía nacional. Milei ya tuvo una respuesta favorable de los mercados con una importante apreciación de su moneda, vamos a ver aquí qué ocurre.

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