El sistema de la negación

Más allá de una estrategia de respuesta, la incapacidad de López Obrador y sus funcionarios de reconocer sus fallas, errores o, peor aún, sus tonterías, es algo más parecido a un dogma o a una creencia fanática.

No hace más de dos meses en la conferencia mañanera, un periodista independiente de Chiapas alertaba sobre la situación que se vivía en la mayor parte del estado, sobre todo en lo referente a la inseguridad. El presidente fingiendo molestia, descalificó al reportero y lo acusó de obedecer al conservadurismo.

Desde entonces, la situación se ha agravado en el estado y el gobierno del lejano cártel de Sinaloa es cada vez más evidente. Así se pudo apreciar hace unos días cuando la candidata Sheinbaum fue interceptada por un retén organizado por presuntas guardias civiles con atuendo y signos propios del Cártel de Sinaloa.

Ni ella, ni el presidente tomaron en serio a los encapuchados y, de hecho, dejaron patente su sospecha de que se haya tratado de un montaje, pese a que ese retén tiene más de seis meses en el lugar y que el enfrentamiento con el Cártel Jalisco Nueva Generación ha dejado decenas de muertos en las últimas semanas.

A Latinus es a quien achacan el montaje, pues es el único medio que grabó el encuentro… también el único que viaja por separado en la cobertura de la campaña de Claudia Sheinbaum. 

Preocupa, más allá del mero hecho de que una candidata presidencial tenga esa vulnerabilidad, la falta de empatía y el descrédito por encima de cualquier otra cosa ¿Qué esperan nuestros dirigentes para empezar a escuchar a los que no piensan como ellos?

¿Será que “un hombre o mujer de verdad no habla mal de López Obrador”?, como reza el estampado de una camiseta con la figura de la Santa Muerte, que presume el director del sistema de medios públicos de México, el otrora periodista Jenaro Villamil. El fanatismo y la testarudez se han apoderado de nuestros funcionarios. 

Sistemáticamente se niega o se rechaza la realidad, pero la otra, la de los otros datos, se alienta y se pregona por todos lados. Esa narrativa confusa, maniquea y mentirosa que pretenden hacer creer a los mexicanos a unos meses de las elecciones.

A Claudia Sheinbaum le vendría muy bien comenzar a comportarse de una forma más realista, que ante la mala campaña de Xóchitl Gálvez, encontraría oídos entre los indecisos, e incluso entre los fifís, como dice el diccionario de resentimiento social lopezobradorista.

Pensiones: el partido oficial y la campaña electoral desde el Legislativo

Quien diga que no se hace campaña electoral desde Palacio Nacional o miente o no quiere abrir los ojos. La aprobación del Fondo de Pensiones para el Bienestar en la Cámara de Diputados, es una prueba más de la intrusión del jefe del Ejecutivo que, en contubernio con el poder Legislativo, sacó adelante una propuesta que, más allá de calificarla como buena o como mala, esta encauzada a provocar un impacto en los votantes.

Ciertamente aún deberá ser aprobada por el Senado, lo que tendría que estar ocurriendo en el trascurso de los próximos siete días, lo cual se da por descontado dada la determinación de Morena y sus aliados por cumplir el deseo presidencial de publicarla el primero de mayo, justamente el Día del Trabajo, ¿así o más electoral?

Una vez publicada la iniciativa será impugnada por la oposición ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pero más allá del fallo al que lleguen los ministros, la medida ya habrá obtenido el efecto deseado. Una demostración más de que el presidente no escatimará en esfuerzos para inyectar recursos, sin importar de donde provengan, en la carrera de su potencial sucesora.

No hay duda que una reforma al sistema de pensiones era necesaria dado que tras los cambios en 1997, antes de los cuales el gobierno pagaba las pensiones con sus recursos de acuerdo al monto de los últimos salarios, los trabajadores quedaron con una alta vulnerabilidad al tenerse que hacer plenos responsables de ahorrar para su jubilación, pero esta reforma se tendría que haber hecho también de una forma responsable con estudios de factibilidad, no como ahora que se esta echando mano de unos dineros que técnicamente tienen dueño, porque provienen de los ahorros no reclamados de las afores y estos sin imprescriptibles.

La cantidad que hoy contiene esta bolsa supera los 40 mil millones de pesos; sin embargo, una vez que empiecen a repartirse estos recursos se volverán improductivos hasta que terminen por agotarse, dejando en el desamparo a los últimos de la fila, quienes con todo derecho reclamarán la pensión que les corresponde, dejando un problema más a las autoridades que en ese momento gobiernen, porque es ridículo pensar que de las ganancias inexistentes de Mexicana de Aviación o del Tren Maya, como está contemplado, saldrá para financiar este millonario gasto.

Muy pocos protestaron cuando hace 27 años el sistema de pensiones fue reformado dejando en manos de los trabajadores su jubilación, un ahorro que en el mejor de los casos hoy llega al 40% de lo ganado, lo cual ahora, ya viejos, los obliga a seguir trabajando para sostener un nivel de vida “decoroso”. Parte de la ideología nacional es vivir al día, disfrutar el aquí y ahora, ya mañana Dios dirá. Tenemos que cambiar nuestra forma de enfocar las cosas, son muchos los problemas que se avecinan -agua, clima, trabajo, por mencionar sólo algunos-, y si no lo prevemos hoy quienes pagarán mañana serán las futuras generaciones. Si hace 27 años hubieran sido más quienes alzaran la voz, tal vez hoy este problema no existiría.

Derechos Humanos sin cambios

Como cada año, el Departamento de Estado dio a conocer su reporte anual de Derechos Humanos, donde analiza la situación en la materia en cada país. Sobre México no ve cambios significativos: continúan casos de homicidios, desapariciones forzadas, torturas y maltratos por fuerzas de seguridad, detenciones arbitrarias, violencia de género, corrupción gubernamental, “graves problemas con la independencia del poder judicial”; graves restricciones a la libertad de expresión y a la libertad de prensa, incluidas violencia contra periodistas, entre otros. La mayoría de estos delitos quedan impunes. Hasta aquí podría ser el mismo informe de hace dos, cinco, 10 o 15 años, con variaciones en los ejemplos y datos, pero conclusiones similares.

A diferencia de otras administraciones, hay por lo menos dos señalamientos directos a los dichos del presidente en turno: el primero se abordó en el reporte previo, respecto a que López Obrador continúa desacreditando y criticando a periodistas, acusándolos de parciales, partidistas y corruptos. El segundo es nuevo, coincidente con la llegada de Norma Piña a la presidencia de la Suprema Corte: El presidente López Obrador y otros actores del gobierno atacaron verbalmente al poder judicial, particularmente la Suprema Corte, al criticar a los jueces que fallaron en contra la administración en numerosas ocasiones.

Hace un año, el presidente López Obrador descalificó al reporte al considerarlo “bodrio”, carente de sustento, parte de una política anacrónica estadounidense de meterse en la vida pública de otros países, sin ameritar siquiera una respuesta puntual al contenido del informe.

Es grave que continúen las violaciones a los derechos humanos, más lo es aún que sea el propio presidente de la República el señalado, con pruebas tan contundentes como sus conferencias matutinas; ante lo cual la mejor defensa que encuentra es acusar intervencionismo de otro país a las “soberanas” violaciones que se comenten en el nuestro.