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Guerrero: los más pobres de los pobres sin esperanza

Por: Barbara García 06 Nov 2023
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Ocupado en sus proyectos faraónicos, todo parece indicar que la crisis de Guerrero ocupa el último lugar de las prioridades del Ejecutivo a la que […]

Ocupado en sus proyectos faraónicos, todo parece indicar que la crisis de Guerrero ocupa el último lugar de las prioridades del Ejecutivo a la que no es ajeno el poder Legislativo, que durante la presente administración se ha convertido en un apéndice del presidente, quien propone las iniciativas, marca los tiempos y determina la urgencia en su aprobación. El fiel de la balanza, el poder Judicial, sufre mientras los embates del desgobierno el cual, al parecer, se ha olvidado de las funciones que estableció el constituyente para mantener un equilibrio republicano.

Así en los últimos días hemos sido testigos de cómo mientras el país celebraba las fiestas de los fieles difuntos, de un “plumazo” la Secretaria de Gobernación, encabezada por Luisa María Alcalde,  eliminó a 45 municipios de la declaratoria de emergencia por las tormentas provocadas por el huracán “Otis” y ahora resulta que únicamente serán favorecidos Acapulco y Coyuca de Benítez con fondos emergentes o apoyos en la contratación de obras para la reconstrucción, como si el meteoro hubiera atravesado únicamente por esos dos puntos del estado.

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La situación se torna aún más dramática si consideramos que la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados no tomó en consideración un solo peso para los damnificados y la reconstrucción de Acapulco y las zonas afectadas en Guerrero por el paso del huracán, en cambio, Pemex tendrá una ampliación en su presupuesto por 25 mil millones de pesos y los cortes realizados a los órganos autónomos se destinaran a becas del Bienestar, para que no se nos olvide que es año electoral y que es el presidente y sus aliados en el Congreso quienes determinan a donde fluyen los recursos.

Seguro de que cumplirá con su promesa de que para la temporada navideña Acapulco estará de pie, Andrés Manuel López Obrador dedicó el fin de semana a supervisar las obras del Tren Maya, los más pobres del segundo estado con mayor pobreza en el país, siguen esperando hablar con su jefe de Estado porque, aunque se sabe que ya visitó la entidad la verdad es que nadie lo ha visto, ni siquiera en una foto. La última vez que habló públicamente en el estado fue en agosto. Durante su conferencia matutina le recordó a los guerrerenses que “amor con amor se paga”, una frase ya muy desgastada que, sin embargo, sigue siendo parte fundamental de la narrativa oficial. También les dijo que se habían “rayado” con Evelyn Salgado, la gobernadora que apareció muchas horas después del incidente. 

Las esperanzas de una pronta recuperación para Guerrero son menos que pocas, repartir agua y despensas resuelve únicamente el problema del hambre en lo inmediato. En el fondo lo que urge es que la gente recupere sus empleos y empiece a generar recursos para no depender de las dádivas que se terminarán por ofrecer a cambio de votos. 

Los 61 mil millones de pesos en los que evalúa el gobierno la reconstrucción se ven ridículos frente a las pérdidas catastróficas que la agencia calificadora Fitch evalúa en 16 mil millones de dólares o los 300 mil millones de pesos y un trabajo de dos años que las cámaras empresariales estiman sólo para la reconstrucción de Acapulco.

A pesar de Ana Guevara…

Han concluido los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, y la delegación mexicana logró 52 medallas de oro, 38 de plata y 52 de bronce, con un total de 142 medallas, y el tercer lugar en el medallero por países, detrás de Estados Unidos y Brasil; además de obtener 15 pases para las olimpiadas de París 2024. Noticias muy buenas por el trabajo individual y en equipo de los deportistas, y sobre todo para el país, donde las buenas nuevas son escasas.

Todavía no concluían los Juegos y reciente el desastre en Guerrero por el huracán Otis, y la directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Ana Gabriela Guevara, hizo pública su propuesta al presidente López Obrador, para que los estímulos económicos prometidos a quienes obtuvieran medallas, fueran destinados a los damnificados y la reconstrucción de Acapulco.

Un ofrecimiento solidario que podría ser bienvenido por los medallistas, si no fuera por la incapacidad de la Conade para resolver el problema de corrupción con las federaciones deportivas, justificándose con conflictos legales sin resolver, lo cual ha limitado los recursos a los deportistas; a lo que se suma la torpeza de la propia Ana Gabriela, al dirigir reproches a quienes se quejan y buscan opciones de financiamiento. Por cierto, el equipo de natación artística -aquél al que dijo que podían vender túpers, calzones o lo que quieran-, logró la medalla de oro y el pase a las próximas olimpiadas.

Prácticamente, la delegación mexicana logró su éxito en Santiago de Chile a pesar de, y no gracias a Ana Guevara la cual, para no quedarse atrás en ese deporte de quedar bien con el presidente, le ofrece “exentar” de los estímulos a las y los deportistas, premios que no tienen ni un monto fijado y que no pasa por la Conade, sino que sale directo de la Presidencia. 

Lo anterior, como si cada año los deportistas de alto rendimiento tuvieran oportunidad de participar en unos Panamericanos u Olímpicos para recibir un ingreso extra que les permita vivir decorosamente de una actividad deportiva; como si algunos no hubieran tenido que buscar recursos por sus propios medios para asistir a certámenes y algunos ni siquiera pudieron hacerlo. Tal vez por ello el Premio Nacional del Deporte 2023 en la categoría de Fomento, Protección e Impulso al Deporte, lo recibirá la Secretaría de la Defensa Nacional, con todos sus deportistas incorporados, y no la Conade.

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