La herencia del Cuauh en Morelos

El primero de mayo hubo tres personas asesinadas en la zona de Tres Marías de la carretera federal México-Cuernavaca. Un día antes, un grupo armado ingresó a un hospital privado de Cuernavaca y ejecutó a un hombre hospitalizado, precisamente a raíz de un ataque de que había sido objeto. El lunes fue localizado golpeado y drogado el Obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel, quien había sido privado de la libertad desde el sábado en el municipio de Emiliano Zapata. El viernes pasado fue localizado en Huitzilac el cuerpo de un periodista que había sido secuestrado y por quien su familia pago rescate. Y eso sólo los casos de alto impacto mediático.

Morelos siempre ha sido un estado complicado en materia de seguridad, pero en lo que va del gobierno de Cuauhtémoc Blanco la situación se ha agravado sin precedentes: Morelos es la segunda entidad con la segunda tasa más alta de homicidios dolosos, con 20.45 víctimas por cada 100 mil habitantes; la tasa de secuestro se duplicó de 2022 a 2023; sólo en Cuautla, la extorsión se incrementó 229% de 2022 a 2023. Basta ver el problema del secuestro exprés y robo en la autopista México-Cuernavaca y en la carretera libre, particularmente en Tres Marías, municipio de Huitzilac. Las dos ciudades principales del estado, Cuernavaca y Cuautla, se han vuelto focos rojos en delitos de alto impacto.

A pesar de este escenario, además de los grupos criminales, al único que parece irle bien es al gobernador con licencia. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmó la candidatura de Cuauhtémoc Blanco a una diputación federal por la vía de la representación proporcional por Morena. Sin embargo, la gestión del futbolista retirado es una carga indefendible para Margarita González Saravia, candidata a gobernadora por Morena-PT-PVEM, a los que se suma Nueva Alianza y Encuentro Social, este último partido por el que originalmente llegó el “Cuauh” a la gubernatura.

Por si fuera poco, en la oposición PAN-PRD-PRI y Redes Sociales Progresistas Morelos, se encuentra Lucy Meza, exsenadora de Morena, quien renunció al partido al no permitírsele participar en la contienda interna, y adversaria de Cuauhtémoc desde que era morenista.

Las encuestas muestran una competencia cerrada, si no es que en realidad en Morelos vaya por su cuarta alternancia y gane la coalición opositora. Sin embargo, la situación de inseguridad y violencia en el estado no puede esperar hasta el 1º de octubre para un cambio de gobierno. Urgen acciones contra la delincuencia que está desatada en el estado.  

Conahcyt: Los científicos y la hoguera

No es nada nuevo que durante la presente administración se haya utilizado la justicia con fines fácticos, persecuciones criminales con aroma político que hacen añicos reputaciones y vidas pero que también, de paso, dejan a un lado a molestos adversarios, y si no que le pregunten a Rosario Robles, quien estuvo tres años en prisión por la “Estafa maestra”, un caso por el que seguramente nadie metería las manos a la lumbre por su inocencia pero en el que la fiscalía jamás fue capaz de demostrar su culpabilidad.

Durante 2021, y como en los tiempos de la revolución cultural china, la Cuarta Transformación encabezó, bajo el mismo modus operandi, la persecución de un grupo de científicos “fifís”, neoliberales, burgueses y aspiracionistas. Su pecado: no responder a los intereses del movimiento obradorista, pese a que muchos de ellos apoyaron con su voto la llegada del mandatario al poder ejecutivo.

La acusación entonces fue más que risible, supuestos actos de delincuencia organizada, corrupción y lavado de dinero, cargos reservados a narcotraficantes y a delincuentes de alta peligrosidad. Así, por primera vez en la historia de nuestro país, 31 científicos se encontraron en el banquillo de los acusados puestos a modo por María Elena Álvarez-Buylla, la pseudocientífica con estudios académicos que hoy dirige el nuevo Conahcyt (así con “h” porque ya es más humano).

Los académicos pertenecientes al Foro Constitutivo Científico y Tecnológico del Conacyt se mostraban inconformes por la inexplicable suspensión de su presupuesto, la especialidad de la casa durante este sexenio, demandaron y, como por arte de magia, en cuestión de semanas los acusados eran ellos.

Ni Torquemada fue tan efectivo para encandecer a sus acusados como lo hizo la Fiscalía General de la República a una señal del ejecutivo. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo la osadía de justificar la persecución “¿Qué habían hecho? Nada: congresos, coloquios, viajes al extranjero, viáticos”, se le escuchó decir.

Hace poco más de un año un juez dictó el sobreseimiento del proceso penal a favor de 5 de los 31 científicos acusados, hace unos días un tribunal colegiado de apelación confirmó la absolución de los que restaban ahora, ¿quién les devolverá los años de tranquilidad perdidos?, ¿el daño a su reputación?, ¿la confianza en una institución a la que sirvieron con lealtad? Son tiempos de cambio, momentos de decisión, tiempo de decidir el rumbo que habremos de tomar.