La participación de la selección nacional de natación artística en el Serial 2023 de Egipto se volvió tema de la agenda nacional no sólo por sus buenos resultados, sino porque todo mundo se enteró que para el viaje no contaron con el apoyo de la Comisión Nacional del Deporte, a cargo de Ana Gabriela Guevara, y que venderían trajes de baño para recolectar recursos. Finalmente, junto con sus triunfos en el certamen, nos enteramos que fue la Fundación Telmex la que patrocinó al equipo.
Siguiendo el consejo de los embusteros, “si te cachan, niégalo todo”, el presidente López Obrador rechazó que no se les hubiera apoyado, argumentando que seis de las nadadoras son integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional, sin admitir que el gobierno no erogó un solo peso para el viaje del equipo al país africano, lo cual sí confirmó Nuria Diosdado, quien cobra en Sedena con grado de sargento, con lo que queda descartado que las reciban en Palacio Nacional, por lo menos no con presencia de medios.
Al parecer la admiración por Cuba se queda sólo en la trova y su régimen dictatorial y no en el deporte, pues el presupuesto de la Conade ha disminuido con la 4T. En 2019, se le destinó 3 mil 131 millones de pesos, último año en que tuvo un presupuesto arriba de los 3 mil mdp, y apenas este 2023 recibió 2 mil 524 mdp, el mayor monto en este sexenio, considerando que el Presupuesto 2019 todavía fue elaborado por la anterior administración.
Por el contrario, en lo que va de este gobierno, se han destinado 2 mil 66 millones de pesos a remodelar estadios, academias y la promoción del béisbol, casi lo mismo del presupuesto de un año de la Conade, sin considerar que en los recursos de la Comisión van incluidos los del deporte favorito de AMLO.
En la historia de México, nunca se había visto que la afición de un presidente determinara una política de gobierno para impulsar un deporte sólo por ser del gusto del mandatario, al grado de crear cinco bachilleratos deportivos donde se forman como beisbolistas.
Nada en contra del béisbol, un deporte con gran arraigo en México, sobre todo en el noroeste y sur del país, y que sus jugadores y selección nos han dado más alegrías que el Tri. Lo lamentable es que el favoritismo del presidente determine, hoy más que nunca, a qué deporte se le da todo el apoyo y cuáles quedan dependiendo del altruismo y del sacrificio personal.
Los gobernadores y las “corcholatas”… ¡Hagan sus apuestas!
El responsable del desorden que hoy impera entre los aspirantes a la candidatura presidencial por parte de Morena tiene nombre y apellido, se trata del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en su afán de demostrar que él hacía las cosas de manera diferente, envió a sus mejores cartas a una competencia fratricida en donde el golpeteo que inició con pataditas por debajo de la mesa ha ido subiendo de tono, frente a la complacencia del mandatario.
En un acto insólito, el presidente dio el banderazo de salida para su relevo el 12 de julio de 2021 ¡tres años antes de las elecciones generales del 24!, en una de sus tradicionales conferencias matutinas; ese día se autodenominó “el destapador” y bautizó a sus posibles sucesores como las “corcholatas”; si, como aquel mote que inmortalizara también a Carmen Salinas en la conocida película de los años 70 “Bellas de Noche”.
Marcelo Ebrard fue el primero en levantar la mano, no habían pasado unas horas del anuncio del mandatario cuando ya decía sentirse muy honrado de ser considerado para el cargo; Claudia Sheinbaum también empezó a trabajar en las sombras con el mismo propósito, sin embargo, no fue hasta noviembre del año pasado, durante una entrevista con Martha Debayle, que aseguró públicamente por primera vez que sí, que quería ser presidenta. Sin hacerse de manera tan abierta el presidente le dio “alas” a Adán Augusto López durante una reunión con diputados de Morena y partidos satélite, ante quienes presumió su labor de liderazgo en abril del año pasado. A Ricardo Monreal lo destapó Armando Guadiana a finales de mayo de 2021, aunque la realidad es que nunca ha sido tomado en serio.
Ya alborotado el corral, empezaron las apuestas y los gobernadores no quieren quedarse al margen por lo que en las últimas semanas han ido decantándose por quien será la “fichita” a la que habrán de apoyar una vez que se abra esa hipotética encuesta a partir de la cual habrá de surgir la representación de Morena con vistas a refrendar la presidencia de la República. Por la propia naturaleza de sus cargos, tanto Claudia Sheinbaum como Adán López han ido hilando fino con los mandatarios estatales, quienes estarán vendiendo su amor a precio de oro.
Se sabe que con Claudia Sheinbaum están Layda Sansores, gobernadora de Campeche; Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz; Indira Vizcaíno, gobernadora de Colima y Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de Michoacán. A Adán López lo respaldan Ricardo Rocha Moya, gobernador de Sinaloa; Manuel Castro, gobernador de Baja California Sur, además de los evidentes, Carlos Merino, gobernador interino de Tabasco, a quien de forma descarada le heredó el cargo para venirse a despachar a Bucareli; y Rutilio Escandón, quien además de ser gobernador de Chiapas es su cuñado.
En ese sentido Ebrard y Monreal están como los “huerfanitos” de ahí que este último denunciara que los gobernadores de la Cuarta Transformación estuvieran apoyando descaradamente a los aspirantes a la Presidencia de la República. AMLO no se inmutó y haciendo caso omiso de lo que dictan las leyes electorales lo validó, nada más le faltó levantar el pulgar hacia arriba, siempre y cuando no se use presupuesto público.
Por su parte, Ebrard se ve cada vez más como una voz que clama en el desierto, pronto deberá tomar una decisión drástica sobre su futuro frente a una encuesta que se ve cada vez más lejana. Todo parece indicar que Mario Delgado ya recibió la orden de trabajar en una “candidatura de unidad” sobre la cual el dedo ya está puesto.
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