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¿Lograrán ratificar a Ernestina Godoy?

by El Consejero
Suprema Corte

El proyecto, mejor conocido como “Plan C”, mediante el cual el Ejecutivo planea colonizar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), podría enfrentar mayores dificultades de las que inicialmente pensó. 

El “Plan C” surgió de una reyerta, luego de que la SCJN rechazara la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y validada por Morena. Encolerizado, el mandatario lanzó una contrapropuesta: reformar al Poder Judicial para que los ministros fueran electos mediante el voto popular al igual que ocurre en el Ejecutivo y el Legislativo. Hizo un llamado para que durante 2024 los electores votarán masivamente por el partido oficial y así alcanzar las dos terceras partes de las bancadas en ambas Cámaras, suficientes para modificar la Constitución.

La estrategia ofende de tan elemental: alinear a los tres poderes con la Cuarta Transformación para así hacer y deshacer a su antojo con lo que va quedando del país, con la ayuda de los ministros que había propuesto (Juan Luis González Alcántara; Margarita Ríos-Farjat; Yazmín Esquivel y Loretta Ortiz) y la renovación de los restantes.

Si bien ya había manifestado su decepción porque los designados optaron por plegarse a lo que dicta la Constitución y no a sus iniciativas, el presidente volvió a sufrir un nuevo desencanto cuando en la feria del libro de Guadalajara una de sus presuntas leales, Loretta Ortiz, y la renegada Margarita Ríos Farjat, junto con Alberto Pérez Dayán, unieron sus voces para señalar la inviabilidad de la propuesta, dado el grado de especialización que requiere un ministro de la Corte, mismo que por obvias razones no se puede alcanzar en las urnas.

Loretta Ortiz se refirió a una experiencia vivida en un encuentro de jueces en Texas, en donde uno de los asistentes señaló con toda claridad que condenó a muerte a un mexicano (sin haber pruebas contundentes del delito por el que se le acusaba) porque eso le dio popularidad y la oportunidad de ascender en su carrera judicial.

Ríos Fajart señaló que si los jueces fueran electos a través las urnas estarían supeditados a la popularidad, lo que podría condicionar sus decisiones. Pérez Dayán dijo enfático que de aprobarse este proyecto se pondría en riesgo la seguridad jurídica ya que el compromiso de los ministros es con las leyes y no con los votantes.

Desde su conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador juzgó a los juzgadores. Señaló que entonces tampoco se podría elegir al presidente porque se requeriría un perfil especial y en eso tiene razón, en México cualquiera puede ser presidente solo con el poder de la palabra, con la promesa de beneficios monetarios a los más pobres, quienes terminan otorgando su voto al mejor postor. Hay quien confunde la democracia (poder del pueblo) con la oclocracia (gobierno de la muchedumbre) y no, no es lo mismo, para que haya una verdadera democracia se requiere el voto en consciencia, nunca supeditado a la necesidad, nunca al de esos políticos que van “a la segura” como “un asunto de estrategia política”.

Samuel García, el candidato fallido

Para arrancar su precampaña dentro de Movimiento Ciudadano, Samuel García se quiso curar en salud, adelantando los ataques de que sería objeto: que hay quienes dicen que es “un meme”, un “whitexican”, “el del sueldito de 50 mil pesos”. La lista de autocríticas pudo seguir, pero las dejó en las que le convenían más.

Vino el post misógino de Vicente Fox, el rechazo unánime y la respuesta contundente de Mariana Rodríguez. Por un momento, Samuel García vio la oportunidad para verse entre iguales, en una elección de tercios. Sin embargo, unas horas después, se retomaron en redes sociales -incluidas las del expresidente-, un audio de Samuel insultando a una mujer con la que al parecer termina una relación, además de aquellos videos en los que el emecista le dice a su esposa que está “enseñando mucha pierna” o la insulta burlonamente por los siete días que duraron de novios, recordándose que no sólo es clasista, sino también misógino.

Así como en la campaña para gobernador de 2021, vendrán disculpas de macho arrepentido y el aval de su esposa. Lo cierto es que la de Samuel García es una candidatura fallida, que llegó por descarte, luego de que Enrique Alfaro y Luis Donaldo Colosio se bajaran. Marcelo Ebrard era el plan A de Dante Delgado para tener un candidato que le restara votos tanto a Morena como a la alianza opositora, pero el excanciller prefirió quedarse en Morena con tiempo escaso de arrancar formalmente precampañas y Samuel García ya decidido, más alentado por el presidente López Obrador que por su partido. 

No es secreto que Samuel García y MC están para restarle votos a Xóchitl Gálvez y a la Coalición Fuerza y Corazón, particularmente en el norte de México y en Jalisco, estados con padrones electorales donde López Obrador y Morena no gozan de mucha simpatía e, importante, un electorado volátil que puede ser la diferencia. Y si esa diferencia no es para Morena, no quieren que sea para la alianza. 

Sin embargo, en medio de los ataques hacia la campaña de Xóchitl Gálvez, y la condescendencia hacia Claudia Sheinbaum y su campaña de encuestas con preferencias inexplicables e incluso superiores a las de AMLO en 2018, la verdadera campaña que no se ve por dónde encuentre lugar, es la de Movimiento Ciudadano y Samuel García, él único que les quedaba para prestarse al juego.

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