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Los biométricos lideraran las tecnologías de seguridad en las tarjetas físicas

por El Consejero
biométricos

Mucho se ha especulado sobre el desplazamiento de las tarjetas física y la consolidación de los pagos digitales, pero en un país donde existen casi 30 millones de tarjetas de crédito vigentes y están en circulación un poco más de 155 millones de tarjetas de débito, el cambio se visualiza titánico.

Ese fue el tema central que se analizó en el Tercer Foro Regio realizado por Prosa donde expertos en el tema coincidieron que este cambio en medios de pago no se visualiza en el corto plazo. Lo que sí estaremos observando es la integración de biométricos para realizar pagos con tan solo acercar la palma de la mano a un dispositivo sin tener que tocarlo. Estas nuevas tecnologías proveen mayor seguridad en las transacciones.

Otra de las áreas que están en constante cambio es la experiencia del cliente donde es indiferente el medio de pago que utilice, el objetivo central es la personalización, facilidad y seguridad.

La pregunta central es ¿México está listo para una transformación digital de este tipo cuando su nivel de bancarización es aún muy bajo?

Otra vez como siempre primero los pobres

Más allá del cliché utilizado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, de que al final del sexenio habremos de tener un sistema de salud superior al de Dinamarca, lo cierto es que uno de los sectores más desprotegidos durante su administración ha sido justamente ese, primero desapareciendo, por cuestiones ideológicas, el sistema de compras de medicamentos que proveían a clínicas y hospitales públicos y luego rompiendo la cadena de distribución de éstos sin tener un plan alternativo para sustituirlos.

No conforme con el desmantelamiento de un sistema de salud que, con todos sus “asegunes”, era funcional, ahora se cierne una nueva amenaza sobre los pacientes de diversas condiciones o enfermedades, luego de que el pasado 1 de junio se publicara en el Diario Oficial de la Federación, dentro del Suplemento del Programa Nacional de Infraestructura de la Calidad 2023, la eliminación de cerca de 35 Normas Oficiales Mexicanas (NOM) vinculadas a la atención de enfermedades como el cáncer de mama; el cáncer cervicouterino y la diabetes, esta última la segunda causa de muerte en nuestro país.

Hay que señalar ante todo que las NOMs no se pueden manejar con ligereza con la que lo hacen políticos sin escrúpulos, ni pseudoespecialistas al servicio del Estado, las normas estandarizan procedimientos que se han ido construyendo con el trabajo de generaciones de médicos quienes con una responsabilidad ética las han ido actualizando a través del tiempo cada vez que esto se hizo necesario, usualmente cada cinco años.

Las NOMs fijan parámetros en el tratamiento de condiciones y enfermedades los cuales no sólo marcan los criterios médicos a seguir sino incluso los medicamentos que se deben prescribir y que forman parte integral del cuadro básico dentro del sistema de salud pública, de ahí que surja la inquietud de que la Cuarta Transformación esté utilizando la actualización de las normas como un pretexto para allegarse de renovados recursos que pudieran terminar “aceitando” las tan anticipadas campañas electorales.

Sacando cuentas las secretarías de Educación y la de Salud han sido las que más han contribuido de manera subrepticia a los megaproyectos del mandatario, tan sólo esta última presentó entre enero y noviembre del año pasado un subejercicio de 610 mil millones 540 mil pesos, dinero que debió regresar a la secretaría de Hacienda para su reasignación. El dinero presupuestado para niñas y niños con cáncer, pacientes con VIH y mujeres de todas las edades, porque hay que decir que donde mayor impacto tienen estos subejercicios es en los grupos más vulnerables de la sociedad, finalmente habría terminado en la refinería que no refina; en el aeropuerto sin vuelos o en la promesa de un tren que debería estar ya encarrilado en diciembre, pero cuyo éxito resulta incierto.

Cotidianamente el presidente critica a los neoliberales, conservadores, aspiracionistas y toda la pléyade de críticos a su régimen por menospreciar al “pueblo”, mientras que es él quien le falta al respeto. Sorprendentemente, en su conferencia matutina del martes se negó a tratar el asunto por no considerarlo importante, sólo señaló: “te aseguro que la gente ni sabe, ese es un asunto de una cúpula, de gente que está metida en el comercio de los medicamentos y que no quieren que haya regulación, o que haya mucha regulación de acuerdo a lo que les conviene”.

Son justamente los más pobres de entre los pobres, quienes no tienen la posibilidad de conseguir “por fuera” los medicamentos que por ley hoy marcan las normas, quienes habrán de ser las principales víctimas de esta política. Otra vez como siempre primero los pobres.

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