Marcelo, candidato de unidad
Más claramente, ¿está dispuesto Marcelo Ebrard a no ser candidato presidencial, a dejar pasar su mejor momento para ser jefe del Ejecutivo federal?
De todos los personajes políticos que se presentarían como posibles candidatos de la Alianza por México en contra de Morena no hay uno solo que pueda competir, es decir, vencer a Adán Augusto López, Marcelo Ebrard o Claudia Sheinbaum, así que podríamos dar por descontado que ganará el candidato del presidente, pero no, no es así, pues la pregunta más bien es otra.
Una vez despejada la duda respecto a la Alianza, es claro que cualquier candidato que elija AMLO será nuestro próximo presidente, la incógnita está ahora en qué pasaría si el candidato o la candidata del presidente no se disciplina.
Más claramente, ¿está dispuesto Marcelo Ebrard a no ser candidato presidencial, a dejar pasar su mejor momento para ser jefe del Ejecutivo federal? Porque si López Obrador ve que Delfina Gómez, una pésima candidata, gana en el Estado de México, qué le haría pensar que Claudia Sheinbaum no lo haría en las presidenciales.
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La realidad es que los únicos precandidatos que podrían dividir al electorado se encuentran en Morena. Sheinbaum y Ebrard es el mayor capital político con que cuenta el presidente, pero hay algo que los hace diferentes.
La jefa de gobierno es un soldado irredente de AMLO, obediente, devota y sumisa a él. Cortada con la misma tijera, por así decirlo, aunque con un perfil ajeno, de origen, pero que con el paso del tiempo se ha hecho una copia mala.
El Canciller, más conciliador, sobre todo en las clases media y alta, donde se percibe como el mal menor de la 4T; además de su consabida relación con funcionarios del gobierno estadounidense.
Ante la duda, Ebrard tiene la opción de correr en otros equipos. De ser el candidato vs AMLO. Una versión de centro, o equilibrada de la 4T, si eso pudiera existir. Pero si Marcelo no se mueve, se disciplina y se espera, podemos contar con el hecho de que Claudia Sheinbaum será la primera presidenta de México.
Seguridad nacional a la medida del Estado
A poco menos de año y medio para que finalice la actual administración, todo parece indicar que la transparencia será la gran ausente del sexenio.
A la defensa de distintos funcionarios que podrían estar implicados en presuntos actos de corrupción y los afanes del presidente, Andrés Manuel López Obrador, por desarticular al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), se sumó este martes la determinación del mandatario para ocultar la información que involucré a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) bajo la etiqueta de “Seguridad Nacional”.
En una conferencia trompicada, el presidente se vio acorralado por los reporteros que asistieron a la conferencia matutina quienes lo cuestionaron sobre el presunto espionaje realizado por el Ejército Mexicano en contra de un centro pro-derechos humanos y la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que determinó que se requiere una orden judicial para realizar este tipo de intervenciones, algo que eufemísticamente el presidente denomina “inteligencia” pero que en los hechos no es otra cosa que espionaje de Estado, muy similar al que realizaron sus predecesores.
Fuera de balance, el presidente pasó de denigrar al poder Judicial a, sin exhibir pruebas fehacientes, denunciar un complot orquestado por autoridades estadounidenses encabezadas por el Pentágono y la DEA a quienes acusó de filtrar información a los medios de comunicación a quienes también atacó acusándolos de prensa vendida o alquilada.
No acababa de anunciar la censura que desde ya aplicará Sedena en materia informativa, cuando López Obrador ya hablaba de no tener problemas con la transparencia porque a su entender no tiene problemas de conciencia, no es represor y no viola los derechos humanos.
Llama la atención la particular forma de interpretar la ley por parte del presidente quien al referirse a dos activistas de derechos humanos quienes también fueron víctimas de espionaje los vinculó con actividades ilícitas y cuando se le preguntó si tenía pruebas se decantó “por no convertir en mártir a espías o a empleados” de lo que llamó agencias extranjeras.
Una de las banderas que manejó López Obrador desde su ascenso al poder fue la de la comunicación y la transparencia. No hay día en que el presidente no se congratule de que nadie había informado al pueblo como lo hace él, de que no hay nada en lo “oscurito” y de lo que él ha dado en llamar un “diálogo circular”, un diálogo que, como hemos atestiguado en las últimas semanas, no es de ida y vuelta como nos quiere hacer creer. Frente a preguntas incómodas, el mandatario reacciona con descalificaciones para periodistas y medios argumentando su derecho de réplica como si él mismo lo concediera a sus críticos.
Vienen tiempos complicados, la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberá tomar decisiones capitales para el futuro del país, decisiones que muy probablemente habrán de irritar a López Obrador, quien ya empieza a ver en riesgo su triste “legado”.
¿Un nuevo récord de venta de un equipo deportivo?
Es probable de que antes de que inicie la temporada en septiembre se concrete la venta del equipo de fútbol americano de los Washington Commanders. La National Football League (NFL) se encuentra revisando el principio de acuerdo por el que Dan Snyder, actual propietario de los antiguos Redskins, vendería el equipo a un grupo encabezado por Josh Harris y Mitchell Rales, que incluye a la estrella del basquetbol de los 90s, Earving, “Magic”, Johnson. Se habla de una cifra de más de 6 mil millones de dólares.
Faltan varias etapas, entre ellas la votación de los dueños y que tres cuartas partes de ellos estén a favor para que la venta sea oficial, pero de confirmarse, sería un nuevo récord no sólo para una franquicia de la NFL sino para un equipo deportivo a nivel mundial, superior a la impuesta en agosto de 2022, cuando los inversionistas encabezados por Rob Walton, heredero de Walmart, compraron los Denver Broncos por 4 mil 650 millones de dólares.
Josh Harris y Mitchell Rales son dueños de los Philadelphia 76ers de la NBA, y del equipo de hockey los New Jersey Devils. Por su parte, sería la primera inversión en un equipo fuera de Los Ángeles del “Magic” Johnson, quien ha puesto su dinero en Los Angeles Dodgers, Los Angeles Sparks (basquetbol femenil) y en el LAFC de la MLS.
Aún con la mercadotecnia y otros negocios sumados, sorprende que la oferta sea de récord para un equipo sotanero, aunque de la capital estadounidense, considerando los antecedentes: desde que Snyder adquirió el equipo en 1999, éste sólo avanzó seis veces a playoffs y ganó dos encuentros de postemporada; el cambio de nombre del equipo de Redskins por “connotaciones racistas”; las acusaciones de acoso sexual contra la directiva del equipo, incluido Snyder, quien se peleó con los otros dueños de la NFL; versiones de que Jeff Bezos estaba interesado en adquirir el equipo y por eso lo “golpeaba” a través del Washington Post, y que este año termina el contrato de arrendamiento del estadio FedEx.