Trenes de pasajero, la última necedad del presidente
La nueva idea del presidente López Obrador respecto a dotar a nuestro país de una nueva red ferroviaria; mejor dicho, de la reactivación de la […]
La nueva idea del presidente López Obrador respecto a dotar a nuestro país de una nueva red ferroviaria; mejor dicho, de la reactivación de la misma en siete rutas que conectarían distintas regiones del país es un sinsentido, a decir de cualquier estudiante de ingeniería… o de cualquier otra carrera universitaria; mucho más drástica sería la respuesta de un grupo de especialistas.
Para poner en contexto, actualmente el tren más rápido es el Maglev de Japón, que corre hasta 603 km/h; la creación presidencial del Tren Maya podría alcanzar los 160 km/h; y los trenes de carga de Grupo México, que hoy transportan mercancías y materias primas, van a 30 km/h.
Los protocolos de construcción, tanto de las vías, como de los trenes, sería absolutamente diferente, tanto como el propósito de los mismos, por lo que poner una vía antigua de carga a cumplir funciones de transporte de pasajeros podría resultar en un desastroso accidente.
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Si el objetivo es involucrarse o entrometerse en el mandato de la próxima administración deberíamos entender estos anuncios como un alarido electoral que ilusione y que no tenga otra intención que seguir prometiendo cosas; pero, ¿y si de verdad está pensando comprar trenes en lo que queda de la administración?
Si los recursos para la reconstrucción de Acapulco se han dado a cuentagotas y bajo la sospecha de su destinatario, pues no han sido etiquetados para ese propósito, ¿cómo deberíamos entender esta “valiente” y nueva amenaza de gasto de campaña de nuestro líder nacional?
Milei y el salto de fe de los argentinos
Tras la resaca que dejó el proceso electoral del domingo pasado en Argentina, en donde Javier Milei triunfo con facilidad sobre su rival peronista Sergio Massa, el mandatario electo se enfrenta ahora, ya de lleno, a la cruda realidad: una inflación galopante que casi alcanza el 150%, un millón de pobres más tan sólo el año pasado, una moneda que tras su triunfo se encuentra más frágil que nunca pero, sobre todo, las expectativas que despertó en millones de argentinos quienes estarán vigilantes de que las promesas se cumplan.
No está claro cómo Milei habrá de materializar sus propuestas simplemente porque nunca lo dijo. El mayor crítico del papa Francisco tuvo la osadía de pedirle al electorado un salto de fe y, sin voltear a mirar el vacío, los argentinos lo dieron.
De entrada ya anunció que privatizará todo lo privatizable, empezando por la petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), para seguir con la Televisión Pública, la Radio Nacional, y la agencia oficial de noticias Telám.
El ultraderechista anunció que habrá un fuerte recorte del gasto público, por lo que se prevé un alto número de despidos. Persiste un cierto temor de que Milei terminé por convertirse en un émulo de Donald Trump, quien se apresuró a felicitarlo, o Jair Bolsonaro, el expresidente brasileño a quienes les hizo llegar un mensaje más que sugestivo: “Que estos buenos vientos lleguen a Estados Unidos y a Brasil para que la honestidad, el progreso y la libertad vuelvan a todos nosotros”.
Aún no está claro como llevara a cabo el proceso de dolarización que había prometido, ya habrá tiempo para ello, mientras tanto, planea antes de tomar posesión realizar un viaje espiritual que lo habrá de conducir a Israel.