Buscan candidatura Ruiz Massieu y De la Madrid

Cualquiera pensaría que ese encabezado corresponde a los años 80, pero no, es tan contemporáneo como la eternidad, como es el PRI. Los dos punteros, según las encuestas, llamaron ayer a la militancia a una urgente reestructura y a reconocer los errores cometidos en clara alusión al propio líder nacional, aunque también le acomodaría a muchos otros.

Claudia Ruiz Massieu Salinas y Enrique de la Madrid Cordero son muy diferentes, pero tienen también muchas coincidencias. Provienen de una estirpe priista, el padre de ella fue secretario General del partido, además de gobernador de Guerrero; el de él fue presidente de la nación.

Los dos fueron secretarios de Turismo y tuvieron tal vez su mejor desempeño en un cargo público, pues fueron los mejores años del turismo en nuestro país, logrando estar entre los diez más visitados en el mundo.

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Pero más allá de su desempeño profesional, tienen ADN priista, que es el mismo, pues está demostrado que no cambia con el tiempo, que su evolución -tanto el PRD, como Morena- es involutiva y que los vicios arraigados durante tantos años, sencillamente, son imposibles de borrar o de extirpar, como probablemente ellos mismos quisieran.

No existe un nuevo PRI, ni salvación para ese partido. Fueron muchos años y oportunidades para demostrar y para encabezar una reforma. Al PRI no le resta más que morir sin dignidad y ser recordado como la organización política que ha sumergido a este país en la pobreza y que ha incrementado la brecha entre ricos y pobres cada vez más. No corresponde a ellos remediarlo.

El presupuesto y las cifras alegres para el 2023

De no ocurrir nada extraordinario, este jueves se estará votando en el pleno de la Cámara de Diputados la Ley de Ingresos 2023, una disposición calificada por la oposición como excesivamente optimista, mientras que para el partido en el poder (Morena) junto a sus satélites el Partido Verde y el Partido del Trabajo es por demás “realista”.

Hablando en números, el proyecto contempla ingresos por 8.3 billones de pesos de los cuales cerca de 4 billones y medio provendrían de la recaudación fiscal.

Uno de los puntos que mayor polémica genera es el del incremento en 1.2 billones de pesos para el financiamiento de deuda, y sorprende porque en cada oportunidad el gobierno de la Cuarta Transformación se ha encargado de propalar que no se ha hipotecado al país como ocurrió en administraciones anteriores, ¿una mentira más?

Lo que no sorprende son los actos de malabarismos aritméticos especialidad de la casa. Se estima para 2023 un crecimiento económico de 3% cuando la OCDE proyecta 1.5%, y calificadoras como Standard & Poor’s consideran que no habremos de llegar ni al 1%; la inflación se calcula que andará sobre 3.2% muy por debajo de las expectativas dadas a conocer hace poco más de una semana por BBVA, que considera que estará en 4%, claro, sin considerar los malos augurios de que Estados Unidos entrará en recesión y que nuestra economía, dependiente plenamente de los consumidores del norte, habrá de sufrir; a eso habría que sumar que millones de familias en nuestro país dependen de las remesas que les envían sus familiares lo que presagia un mayor número de pobres.

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Otro de los puntos que cuestionan los diputados de la oposición es el precio de los combustibles, pese a la defensa a capa y espada emprendida por el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Gabriel Yorio, quien estima que 68.7 dólares por barril es una cantidad justa para el precio del crudo el próximo año, una cifra que parece pobre, pero que si se mira con malicia está pensada en función de que queden excedentes, los cuales por supuesto terminarán siendo asignados a las obras faraónicas, prioritarias para la 4T. Qué decir de la plataforma petrolera prevista en un millón 872 mil barriles diarios una cifra que al día de hoy no se ha alcanzado y que no se vislumbra de dónde habrá de salir.