Economía y Finanzas

Joe Biden: la hora de la verdad

Por: El Consejero 06 Nov 2022
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Las elecciones del próximo martes serán una prueba de fuego para un Joe Biden quien a lo largo de su mandato ha debido enfrentar múltiples problemas.

Descalificar al árbitro electoral parece estarse convirtiendo en un fenómeno que no es endémico de nuestro país, sino que se empieza a replicar en diversas partes del mundo.

Lo vimos en Brasil en donde Jair Bolsonaro se esforzó sobremanera en descalificar a los responsables de organizar el proceso que finalmente le dio el triunfo a Inacio Lula Da Silva, y lo vemos ahora en Estados Unidos en donde el martes se llevarán a cabo elecciones de medio término y en donde los seguidores de Donald Trump, han denunciado yerros en Arizona y Nevada en donde los responsables de validar los votos cuentan con varios días para emitir su veredicto final.

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Las elecciones del próximo martes serán una prueba de fuego para un Joe Biden quien a lo largo de su mandato ha debido enfrentar múltiples problemas, empezando por la pandemia de covid-19 y la renuencia de muchos sectores de la población para vacunarse; seguido de un alza indiscriminada de la inflación tras la ruptura de la cadena de suministros derivada de la invasión de Rusia a Ucrania que tiene al país al borde de una recesión, o por lo menos así lo anticipan los analistas, y la percepción de una población que de acuerdo a la cadena de televisión CNN ya alcanza el 75%.

Durante las elecciones de medio término se renueva la totalidad de asientos en la Cámara de Representantes, una tercera parte del Senado y diversas gubernaturas distribuidas a lo largo de la Unión Americana. De acuerdo a las últimas encuestas los republicanos tienen amplias posibilidades de tomar el control de ambas, lo que colocaría en un predicamento a un Biden que aspira a ser reelecto en 2024 para un nuevo periodo presidencial aún con un índice de desaprobación de 50%.

Si bien la política exterior da grandes titulares en los diarios y en los portales de noticias, está comprobado que no da votos.

Los estadounidenses, como el grueso de las personas en el mundo, buscan seguridad económica, alguien que les ayude a cuidar sus finanzas, hasta el momento, aunque con pinzas, Biden ha conseguido moderar la inflación, al tiempo que durante octubre pudo presumir la creación de 261 mil empleos y en septiembre de 315 mil, cifras nada despreciables si consideramos que el país apenas se va recuperando de la pandemia, números negros que en medio de una votación tan cerrada podrían ayudarle a inclinar la balanza un poco a su favor.

Otro tema que estará en las mentes de los votantes al momento de emitir su sufragio será el del aborto, el fallo del Tribunal Supremo, con mayoría conservadora, de anular el derecho de la mujer a la interrupción del embarazo sin restricciones había dado cierto impulso a los demócratas, quienes, sin embargo, vieron desaparecer esta ventaja en las últimas dos semanas. Otro tema que se anticipaba favorecería a los demócratas, el de la localización de documentos clasificados en la residencia de Donald Trump, también parece haberse esfumado del top of mind.

La migración indocumentada también estará presente el día de la elección. Una encuesta de la empresa Gallup realizada en marzo pasado, reveló que 4 de cada 10 estadounidenses estaban preocupados por el tema. Este nerviosismo se agudizó con el desplazamiento de miles de venezolanos que en los últimos días han tratado de ingresar a la Unión Americana y que no aplican para una visa humanitaria como ellos pretenden.

Pase lo que pase habremos de tener una votación muy dividida en un país en que se debate entre las ideas progresistas particularmente en materia ambiental, pero otras más retrogradas como son la libre compra de armas, pese a que esto ya ha segado la vida de miles de personas inocentes, muchas de ellas niñas y niños.

Gane quien gane, la relación con México no habrá de cambiar sustantivamente, baste como ejemplo que bajo el mandato de Trump se aplicó en nuestro país la iniciativa “Quédate en México” hoy, ya con un gobierno demócrata, la política sigue siendo la misma aunque sin el mismo nombre.

El lucro de las petroleras

Joe Biden acusó a las compañías de gas y petróleo de estar lucrando con el pretexto de la invasión rusa a Ucrania, y advirtió que impondaría impuestos a sus ganancias si no aumentan la producción y refinación de combustibles.

El reclamo del presidente estadounidense se debe a los altos precios de la gasolina en la Unión Americana, los cuales llegaron hasta 5 dólares por galón en julio y que, pese a haber descendido, se mantienen por lo menos un 60% más altos que cuando Biden asumió el poder hace casi dos años. A ello se suma las elecciones intermedias de este martes ya referidas previamente, con su difícil escenario para los demócratas.

Acusar de lucro en Estados Unidos, la principal referencia del capitalismo a nivel mundial, suena como a quejarse del frío en el Polo Norte. Sin embargo, las compañías petroleras han aumentado sus ganancias a niveles nunca vistos.

Como ejemplo, al tercer trimestre, Exxon mobil tuvo una ganancia neta de 19 mil 600 millones de dólares, 12.9% más que el mismo periodo de 2021; seguido por Chevron, con 11 mil 231 millones de dólares, un 83.3% más que el mismo periodo del año pasado.

El amago de Biden de imponer nuevos impuestos a la industria petrolera suena tardío para salvar la elección y más remota si, como todo indica, pierde el control de ambas cámaras del Congreso. Ya antes recurió a las emisiones récord de la Reserva Estratégica de Petróleo, la cual no ha sido suficiente. Por su parte, las petroleras se defienden con el argumento de que es el mercado el que fija los precios, y que el aumento de impuestos desalentaría las inversiones en producción.

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Ante este escenario, no se descarta que el presidente Biden restrinja las exportaciones de gasolina para destinarla al consumo interno e incentivar la producción, lo cual impactaría a México, pues empresas como Exxon mobil y Valero tienen permiso de importación de gasolinas a nuestro país.

Lo cierto es que la confrontación de la administración Biden con las petroleras lleva más de tres meses, con una guerra que se ha prolongado, y que difícilmente va a cambiar, por lo que el conflicto entre el presidente demócrata y las compañías se ve más probable que se agrave a que se resuelva.

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