Este 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En un país donde diariamente mueren 12 mujeres por feminicidio, el número de desaparecidas sigue aumentando y, de acuerdo con el INEGI, en 2021 el 41.8% de las mujeres de 15 años y más manifestó haber vivido alguna situación de violencia en su infancia (antes de cumplir 15 años).
Hablar de “empoderamiento” no soluciona el problema; el logro principal sería poder mantenerlas sanas, pero sobre todo, vivas.
El caso de Melanie es uno más de violencia de género. Su novio, estudiante de medicina en Tamaulipas, la golpeó el pasado Halloween hasta dejarla en el hospital, y solo se salvó gracias a que una amiga se enfrentó a él en un intento desesperado para evitar que le hiciera más daño.
Ese caso en particular ha llegado a más de 15 millones de personas, pero lo más relevante no es que sea uno más de intento de feminicidio, sino que se demostró que Melanie no estaba sola.
Lo primero es entender que el riesgo de violencia de género y de feminicidio desde etapas tempranas, es decir, en el noviazgo de adolescentes y jóvenes, es real y no distingue clase social.
Señales de alarma
Así, la muerte de mi hija Ana María Serrano Céspedes, de 18 años, presuntamente a manos de su exnovio, nos mostró que muchas mujeres han pasado por una situación similar y que existen cinco señales claras de este tipo de violencia en el noviazgo:
- Necesidad de control.
- Celos eexcesivos.
- Presión, a pesar de la negativa en una decisión, o menosprecio hacia lo que ddice su pareja.
- Cambios dde humor y de temperamento sin razón aparente.
- Intento de aislar a la pareja de la familia o amistades.
Esto se convierte en un ciclo de violencia que empeora semana tras semana: comienza con tensión (enojo e irritación), sigue con una fase de explosión que puede empezar en un grito o humillación y llegar hasta los golpes, y termina con una “luna de miel” en la que el agresor pide perdón y promete cambiar.
Hay que ser empáticos
Sin embargo, a pesar del alto índice de violencia de género, tenemos que saber que no estamos solas. Por lo tanto, si conoces a alguien en una situación similar:
- Escúchala sin juzgar y, sobre todo, créele.
- Respeta sus tiempos. Muchas veces, quienes están viviendo una situación así se demoran en reconocer que están en un infierno, e insistir puede hacer que se aíslen más.
- Trata de mantener el contacto y la presencia en la vida de esa persona, sin importar lo difícil que pueda ser su situación.
- Pide ayuda y da la alerta tú también. Si ves que la situación está escalando o que la persona corre peligro, no esperes.
Finalmente, aunque los recursos, sobre todo en algunos lugares, son escasos, siempre puedes buscar ayuda psicológica, jurídica y, especialmente, un refugio; el mayor peligro ocurre dentro de los tres meses siguientes a que una niña, joven o mujer corta con el agresor.
Violencia de género en los espacios de trabajo sigue siendo un reto