El mercado de pagos digitales ha tenido un crecimiento importante en la región de América Latina, impulsado principalmente por el e-commerce, así como por el incremento en la penetración de Terminales Punto de Venta (TPV) y el número de tarjetas en circulación.
Según datos de la Condusef, durante el primer semestre de 2024, en el país se realizaron aproximadamente 619 millones de pagos en línea utilizando tarjetas de crédito y débito, lo que representó el 24.2% del total de las operaciones efectuadas con estos medios de pago.
De estas transacciones, el uso de tarjetas de débito predominó con un 69.6% equivalente a 431 millones de pesos, en tanto que los pagos realizados con tarjetas de crédito representaron el 30.4%.
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Sin duda, esto representa una oportunidad para los negocios que reciben pagos digitales, ya que cada vez ofrecen diversos métodos para realizar sus transacciones.
Desafortunadamente, con este crecimiento de los pagos digitales también aumenta el fraude electrónico. En LATAM, esto se ha convertido en un problema latente que afecta a los usuarios y comercios.
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Riesgos de fraude en pagos digitales
En México, las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) enfrentan desafíos crecientes, debido a su limitada infraestructura tecnológica y falta de capacitación en ciberseguridad.
En 2024, las pérdidas económicas derivadas de fraudes electrónicos en México superaron los 293 mil millones de pesos, según el informe de la Global Anti-Scam Alliance.
Este monto incluye tanto pérdidas directas como costos asociados, como litigios y recuperación operativa. Además, cada peso perdido por fraude le cuesta a las empresas mexicanas un promedio de 4.08 veces más, considerando gastos adicionales como investigación, procesos legales y reposición de mercancías.
En este sentido, las empresas que ofrecen pagos digitales deben implementar medidas de seguridad de última generación para proteger los datos personales y financieros de sus clientes y sus transacciones.
Pagos digitales: una vía hacia la sostenibilidad en México
Medidas de seguridad para evitar fraudes
Niveles de seguridad para proteger la información de los usuarios y transacciones digitales en los negocios
1. Certificación PROSA 3D Secure
PROSA es una de las cámaras de compensación más grandes de América Latina y a su vez está certificada por el Banco de México.
Esta certificación de seguridad bancaria llamada 3D Secure brinda un estándar robusto de validación y es utilizado en las transacciones, respalda tanto a las empresas como al cliente para asegurar que hay un doble factor de autenticación.
2. Certificación PCI Nivel 1
Es un estándar de seguridad que utilizan las aplicaciones que manejan tarjetas de crédito. Al contar con esta, los clientes y usuarios tienen el respaldo de que todos los datos que ingresen en la aplicación pasan por la certificación, evitando violaciones de información de sus tarjetas de crédito.
En combinación con las otras herramientas, se generan capas de blindaje adicionales sin obstruir la experiencia del usuario.
3. Tokenización de datos y bóveda virtual
Todos los datos de las tarjetas de los clientes se reemplazan con un código único llamado token, generado por alguno de los principales emisores de tarjeta de crédito.
Este token a su vez se almacena en una bóveda virtual que está en la nube y se utiliza cada vez que se realiza un pago. La tokenización de la información del cliente y sus tarjetas implica que todos los datos están encriptados.
4. Software especializado para prevenir fraudes
Dentro de los procesos de prevención de fraude, se utiliza software especializado para la verificación de identidad, background check y cumplimiento de Prevención de Lavado de Dinero (PLD).
Dependiendo del tipo y nivel de usuario, se requieren procesos adicionales que permiten asegurar la transacción y los pagos digitales.