El primer mensaje de la primera presidenta
El primer mensaje de Claudia Sheinbaum como presidenta de México tuvo dos principales destinatarios que son y serán sus principales bases: los lopezobradoristas y las […]
El primer mensaje de Claudia Sheinbaum como presidenta de México tuvo dos principales destinatarios que son y serán sus principales bases: los lopezobradoristas y las mujeres.
Si alguien guardaba todavía la remota esperanza de una ruptura, se quedará esperando. Sheinbaum no romperá con su predecesor por conveniencia -pues sigue siendo un líder poderoso- pero, sobre todo, por convicción: la presidenta no sólo comparte la visión de López Obrador, sino que incluso la rebasa, por su origen de izquierda desde su origen. De ahí el reconocimiento amplio en tiempo y pródigo en calificativos al tabasqueño. Es un capital político que desde el 2 de julio empezó a heredar y todavía no termina de hacerlo.
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A pesar del discurso ideologizado y las alabanzas iniciales al caudillo, después de ello, Sheinbaum pidió reflexionar sobre datos con la cabeza fría: cómo es que salieron 9.5 millones de habitantes de la pobreza, sin subir impuestos, país menos endeudado, con menos desempleo y con moneda fuerte y, como restregando a quienes se quejan: “¿Cómo es que hay más bienestar y al mismo tiempo ganaron más los empresarios y los bancos? ¿Cómo registramos el récord de inversión extranjera directa y al mismo tiempo, aumentaron los salarios?” Esto último, sin duda un error de gobiernos priistas y panistas.
Se vislumbraron las diferencias respecto a López Obrador en dos rubros: seguridad, sí, se seguirán atendiendo las causas, pero que urgen resultados, para lo cual habrá inteligencia e investigación -léase Omar García Harfuch-, fortalecimiento de la Guardia Nacional, y coordinación con municipios, estados y la Fiscalía General de la República. Ahí está una de las mayores expectativas, porque Sheinbaum asume la Presidencia coincidiendo con la violencia provocada por la ruptura dentro del Cártel de Sinaloa.
El otro tema con su toque es energía, donde el Estado se mantiene como rector pero, tanto en electricidad como en petróleo, hacer la transición hacia energías renovables. No se podría esperar menos de una doctora en ingeniería energética.
En cuanto a infraestructura, afortunadamente no sorprendió con alguna ocurrencia, aunque se está a tiempo de diferenciar ferrocarriles para carga de los de pasajeros. También quedó claro que la reforma judicial va tal cual, sin matices en leyes secundarias ni reglamentos, y que, con todo lo complicado que pueda ser, habrá elección de jueces, magistrados y ministros.
Por último y no menos importante, es un parteaguas la llegada de una mujer a la Presidencia en un país machista, donde en la política y economía predominan hombres, con altos índices de violencia familiar y de feminicidios. No se trata sólo de un referente para otras mujeres, sino también, de un enfoque de género al más alto nivel de gobierno que debe ser para bien de todas y todos.
El escenario previo al debate de los posibles vicepresidentes
A medida que el país se prepara para el esperado debate de los candidatos a la vicepresidencia, el ambiente político se carga de tensiones y expectativas. Kamala Harris y Donald Trump, dos figuras emblemáticas de la actualidad política estadounidense, han delineado sus respectivas campañas en un contexto marcado por profundas divisiones y cuestiones críticas que definirán el futuro de la nación.
Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata a la reelección, ha centrado su campaña en la defensa de los logros alcanzados durante su administración, tales como la recuperación económica tras la pandemia, la lucha contra el cambio climático y la protección de los derechos civiles. Con un enfoque en la inclusión y la equidad, Harris busca conectar con los votantes que anhelan un liderazgo que represente la diversidad y la resiliencia de la sociedad estadounidense. Su retórica se ha basado en la unidad y en la necesidad de continuar avanzando en cuestiones sociales que afectan a comunidades vulnerables.
Por otro lado, Donald Trump, ex presidente y actual candidato en su búsqueda por regresar a la Casa Blanca, ha adoptado una estrategia más confrontativa. Sus mensajes se han centrado en la crítica abierta a la administración de Harris y Biden, sosteniendo que han llevado al país a un estancamiento económico y social. Trump ha movilizado a su base en torno a temas como la inmigración, la seguridad y la economía, prometiendo un retorno a las políticas que considera efectivas durante su mandato. Su estilo provocador y directo continúa resonando con una parte significativa del electorado que siente que sus preocupaciones han sido ignoradas.
El debate entre los candidatos a la vicepresidencia, J.D.Vance por parte de los republicanos y Tim Walz, por los demócratas no será solo una confrontación de ideas, sino un encuentro entre dos visiones del país. Ambos tienen la oportunidad de impulsar a sus respectivos compañeros de fórmula. Habrá que poner particular atención en J. D. Vance; dada la avanzada edad de Donald Trump, en caso de ser necesario, pudiera incluso llegar a la presidencia por incapacidad del mandatario si fuera el caso.
A medida que se aproximan las elecciones, los debates hasta hoy realizados servirán como un termómetro del estado de la opinión pública. Los votantes estarán atentos no solo a las propuestas, sino también a la forma en que cada candidato maneje la presión y la crítica.
En este momento de fuerte polarización política, el debate se convierte en una arena crucial para que los aspirantes presenten sus proyectos de Estado y conecten con un electorado cada vez más exigente. La importancia de este ejercicio democrático radica en su capacidad para afectar no solo la elección misma, sino también el rumbo de una nación en busca de soluciones a retos complejos. La ciudadanía espera respuestas claras y una defensa apasionada de los ideales que cada candidato representa.
Sin duda, el debate marcará un hito en esta contienda electoral y se convertirá en un momento clave para que los estadounidenses contemplen qué futuro desean para su país. La elección de sus compañeros de fórmula está, pues, a prueba.