Ay Marcelo, Marcelo…

El frustrado candidato presidencial, Marcelo Ebrard, otro vergonzoso secretario de Relaciones Exteriores, resucitado de entre los muertos políticos, regresó como Secretario de Economía, otra vez, a querer hacer lo que corresponde a otros ministerios. O al menos eso pretende.

Tan fuera de su área de responsabilidades, como cuando compró vacunas o intentó traer una planta de Tesla a México, Ebrard intenta ahora adueñarse del control de Nacional Financiera y del Banco de Comercio Exterior, que reportan y obedecen a la Secretaría de Hacienda, cosa que NUNCA va a conseguir.

Bancomext (Banco Nacional de Comercio Exterior) y Nafin (Nacional Financiera) son instituciones financieras en México que dependen del gobierno federal, específicamente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

El objetivo principal de Bancomext es promover y financiar las exportaciones mexicanas, así como el desarrollo de empresas que buscan internacionalizarse. Y el de Nafin, otorgar financiamiento a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), promoviendo su crecimiento y desarrollo a través de diversas líneas de crédito y programas de apoyo.

Ambas instituciones juegan un papel crucial en el sistema financiero nacional al fomentar el crecimiento económico y la estabilidad de diversos sectores productivos, cosa que desconoce por completo el también ex secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México.

La carrera política de Ebrard está llena de infortunios, de descrédito y de pasos en falso… de fracasos, pues; sin embargo, por alguna razón, ha contado con la percepción pública de no ser un mal funcionario.

Para mostrar su fuerza, y que sabe cumplir con los compromisos que adquiere, nombró a Santiago Nieto al frente del Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI), quien ni tardo, ni perezoso, comenzó a ofrecer entrevistas a diestra y siniestra, como es su costumbre.

El cuestionado ex director de la Unidad de Inteligencia Financiera, quien hasta hace poco era encargado de despacho de la Procuraduría de Hidalgo, y quien buscó acomodarse en cualquier posición disponible, llegará a impulsar el IMPI, o refugiarse en él, para luego intentar colocarse de mejor manera.

Una pena, pues, que Marcelo y sus carnales nomás no puedan admitir sus derrotas, tener dignidad y dedicarse a otras cosas… algo que sí puedan hacer, por ejemplo.

Catástrofes y cambio climático

El cambio climático implica que habrá eventos meteorológicos extremos más grandes y más fuertes, desde lluvias y huracanes, hasta sequías severas. Lo vimos con la sequía de principios de año y luego con los recientes huracanes John y Helene en México, por no hablar de Milton en Florida. Sin embargo, las catástrofes naturales no existen o, más bien, no deberían de existir. Ese fue uno de los temas abordados en el Cuarto Foro del Agua 2024 con el tema “Construcción de la Seguridad Hídrica”, organizado por el Colegio de Ingenieros Civiles de México.

Mauricio Jessurun, presidente del Colegio, precisó: “Lo que llamamos catástrofes son, en realidad, situaciones que se agravan cuando no actuamos con responsabilidad ante los fenómenos de la naturaleza”, al invadir espacios naturales, alterar los ciclos del agua, carecer de infraestructura adecuada, segura y resiliente.

Dos ejemplos fueron analizados en los paneles del foro y que justifican la afirmación anterior: el huracán John en Guerrero y las colonias inundadas en Chalco.

Humberto Marengo Mogollón, subdirector General Técnico de la Conagua, explicó que el huracán John tuvo una precipitación muy alta, mayor que la de Ingrid y Manuel juntos en 2013, y cinco veces más que Otis el año pasado, todos los cuales golpearon a Guerrero, en especial a Acapulco. Las zonas inundadas por John en el puerto corresponden a áreas de regulación de aguas, por lo que no se debió construir en esos terrenos, además de que no hay obras que regulen los ríos que pasan por el puerto y se paró el proyecto de la presa de la Parota.

En el caso de las inundaciones de Chalco, Jesús Campos López, vicepresidente Técnico del Colegio, recordó que son terrenos que corresponden al Lago de Chalco, por lo que la zona seguirá sufriendo inundaciones y hundimiento del suelo.

Es decir, un fenómeno natural, por muy fuerte que sea, trátese de un huracán o un terremoto, no necesariamente se traduce en un desastre, si se cuenta con la infraestructura adecuada y resiliente, y se cuenta con un desarrollo territorial y urbano ordenado.

El T-MEC y los difíciles años por venir

Fuente de bonanza y prosperidad a lo largo de sus tres décadas de existencia, el Tratado de Libe Comercio (ahora T-MEC), firmado ente México, Estados Unidos y Canadá, también ha sido la causa de divergencias, controversias e incluso de chantajes como es el caso de las campañas presidenciales que se suceden cada cuatro años en la Unión Americana.

El T-MEC es una materia recurrente en la narrativa del candidato republicano, Donald Trump, quien disfruta alimentando los temas de odio y división entre los estadounidenses como son la migración y el empleo con las que cotidianamente nutre a un electorado conservador que ve en todo lo que viene del exterior una amenaza tangible.

Ambos candidatos saben que la Presidencia la habrán de definir los llamados estados bisagra, siete entidades que no se han definido por ninguno de los dos aspirantes, por lo que no es casual que en los últimos días hayan dirigido sus baterías a Michigan considerado el centro neurálgico de la industria automotriz en los Estados Unidos y que, por supuesto, México y su potencial exportador se haya convertido en el blanco más evidente.

Sacando a relucir su retorcido colmillo, el magnate prometió en Detroit que, de volver a ganar las elecciones, una de sus primeras medidas sería notificar a nuestro país y Canadá, su determinación de renegociar, que no revisar como establece el acuerdo que el mismo firmó, el T-MEC en 2026, para poner coto a los productos chinos y de otros países que están ingresando de manera “irregular” a su país, particularmente las autopartes. Un aplauso fácil en un estado en el que los sindicatos se encuentran en shock luego del avance chino que ya se convirtió en el principal proveedor de autos en México en donde tan sólo el año pasado sus exportaciones llegaron a los 4 mil 600 millones de dólares.

Kamala Harris no es muy distinta, e incluso para nuestro país podrían terminar peor las cosas. Ella formó parte del grupo de 10 senadores que votaron en contra de la firma del T-MEC y también se pronunció ya por una revisión muy a fondo del acuerdo.

En Palacio Nacional la flamante presidenta, Claudia Sheinbaum, no parece estar preocupada, prefiere pensar que se trata de la retórica típica de las campañas y señala que: “Estados Unidos depende ya mucho de México”, sin detenerse a analizar que la economía de nuestro país depende aún más de la de Estados Unidos, incluidas las mentadas remesas de las que tanto gusta presumir.

La propia Secretaría de Economía adelantó que la de 2026 será una revisión difícil, ya que hay un consenso respecto a un mayor proteccionismo por parte de cualquiera de los dos candidatos. Por otra parte, México se encuentra en medio del campo de batalla en la guerra comercial que enfrentan Estado Unidos y China. Sumado a esto las reformas constitucionales no abonan mucho al tema democrático y de certeza jurídica, particularmente la del Poder Judicial y la de Energía, tema en el cual nuestro país se encuentra inmerso en dos controversias una con la Unión Americana y otra con Canadá por la implementación de políticas energéticas que impactan negativamente a las empresas de sus socios comerciales y una extra que tiene que ver con el maíz genéticamente modificado para consumo humano.

Un panorama muy poco alentador para los más entendidos, optimistas o inocentes.

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