La semana pasada, el proceso para conformar la terna de aspirantes a titular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) quedó pendiente por tiempo indefinido. El Consejo Judicial Ciudadano (CJC) no logró acordar los nombres por mayoría calificada o, más bien, no pudo incluir en la terna a Bertha María Alcalde Luján, por lo que el proceso quedó entrampado.
Resulta que Bertha Alcalde no alcanzó el mínimo de 7 votos de la mayoría de los consejeros para ser incluida en la terna, a pesar de que se repitió la votación tres veces; que el presidente del CJC, Jorge Nader Kuri, intentó darle pase automático y que, por último, cada consejero propusiera una terna, lo cual tampoco avanzó, porque no hubo consenso en torno a Alcalde, lo cual sí había respecto a Anaid Elena Valero Manzano y Ulrich Richter Morales.
Han trascendido las objeciones a Alcalde, como que su título de maestría en la Universidad de Nueva York no está homologado en México y aún así firma como maestra, hasta versiones de que no pasó los exámenes de confianza aplicados por la Guardia Nacional, la cual incluso pidió una prórroga para entregar los resultados de los aspirantes, por lo que no se tuvo la terna el 2 de diciembre como estaba contemplado.
A lo anterior se suma el desaseo con el que se condujo la sesión del Consejo, con intercambios de mensajes por celular entre consejeros para cambios de opinión de voto de último momento y hasta el intento de Nader Kuri de meter a Alcalde en la terna junto con Anaid Valero.
Hay dos escenarios: uno, que en nueva reunión, el Consejo finalmente logré la mayoría calificada para Bertha Alcalde -es sólo un voto-, o, reponer el proceso, lo cual se ve complicado mas no imposible. Y es que al parecer el Consejo Judicial tiene lo de Ciudadano muy marginado, pues hace casi un año propuso la ratificación de Ernestina Godoy, la cual fue rechazada en el Congreso, y ahora, trata y no puede meter ni con calzador a la que se identificaba como favorita, perdiendo total imparcialidad.
Un problema que se presentó de origen en la convocatoria es que se registraron sólo siete contendientes (conocidos Richter y Alcalde, ésta por razones obvias), y varios nombres fuertes desistieron de participar en el proceso, no se sabe si porque cedieron a cambio de algo, simplemente vieron la balanza claramente inclinada a una candidata y no quisieron prestarse al juego, o las dos cosas dependiendo del personaje. De ahí que de los siete se quedaran con dos claros candidatos -Valero y Richter-, y Alcalde Luján, que nada más no.
En la última votación pasada, dos consejeros retiraron su voto a Richter para pasarlo a Alcalde: Edmundo Cuenca y Alejandra Romero. Bárbara Yllán, quien evidenció el tema de la maestría de Bertha Alcalde, seguramente no cambiará su voto. Quedan tres de entre quienes puede salir el séptimo voto: Sandra Margarita Rivas, Emiliano Gómez y José Francisco Sánchez.
Por cierto, y para abonar más a las dudas sobre el desempeño del Consejo Judicial Ciudadano, su presidente, Jorge Nader Kuri, es aspirante a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, registrado por parte del Poder Ejecutivo.
*_Tren Maya: un año de fracasos_*
Si hubiera que ponerle una calificación a las obras faraóniocas emprendidas por la anterior administración seguramente sería reprobatoria. Ni el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), ni la refinería Olmeca (o de Dos Bocas como se prefiera) y mucho menos el ultra prometido Tren Maya han cumplido con las espectativas de desarrollo prometidas por su artifíce quien hoy descansa a escasos kilómetros de donde pasa el ferrocarril de la esperanza.
Ayer esta obra monumental cumplió un año de ser inaugurada, que no terminada porque en los hechos aún se encuentra en construcción. Inconclusos siguen los tramos 6 y 7 que van de Tulum a Escárcega y estaciones tan importantes como la de Cancún no solo están retrasadas, ni siquiera está programada la fecha para su conclusión.
El sueño de López Obrador de llevar prosperidad al sureste del país con la llegada de 5 millones de turistas al año quedó muy lejos de lo que su mente concibió debido a la mala planeación, la falta de oficio de sus constructores y una red de infraestructura que soportara la llegada de tal cantidad de utópicos visitantes. Todavía la administración de Claudia Sheinbaum deberá invertir muchas decenas de millones de pesos, sino centenas, en hoteles y servicios que le den valor a la zona, más allá de sus ruinas arqueológicas.
Desde el inicio de su construcción el Tren Maya se convirtió en el centro de la polémica por el daño ambiental que ya se adelantaba y que terminó consumándose con la tala de más de siete millones de árboles, un alto porcentaje de ellos de maderas preciosas que se ignora a donde fueron a terminar.
Pero el impacto no terminó ahí, sin ningún cuidado 121 cenotes fueron perforados dañando una estructura, que a la naturaleza le llevó millones de años construir, con pilotes que hoy contaminan sus aguas debido a su oxidación, decenas de cuevas corrieron la misma suerte.
Recientemente se reveló que Sedena junto a Tren Maya S.A. de C. V. contrataron los servicios de una empresa especializada en el manejo de fauna nociva propiciando el alejamiento, captura e incluso eliminación de especies endémicas.
Ha sido un vano sacrificio, hoy el Tren Maya trabaja a la quinta parte de su capacidad y ofrece desesperados paquetes (todo incuído) buscando atraer un turismo que se resiste a aceptar los tan cacareados nuevos destinos.
El Tren Maya que inicialmente se presupuesto en 150 mil millones de pesos terminó costando más del triple; 550 mil millones de pesos, equivalente a lo invertido en todo el sexenio en infraestructura de comunicaciones y transportes, energía y medio ambiente, como en su momento señalo Luis Méndez, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción.
Un año de fracasos en el que hay poco para celebrar.
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